En una ceremonia celebrada en la Basílica de San Pedro, el papa Francisco bendijo y entregó el palio al nuevo arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva. El ornamento, que usan el Sumo Pontífice y los responsables de arquidiócesis durante las misas, también lo recibieron otros 28 arzobispos metropolitanos designados en el último año.
Francisco, además, aprovechó la ocasión para animar a los responsables de arquidiócesis de todo el mundo a trabajar “en los barrios, en la sociedad civil, en la Iglesia y en la política”. “Es hermoso si crecemos como Iglesia del seguimiento, como Iglesia humilde que nunca da por sentado la búsqueda del Señor”, dijo. Y amplió: “Es hermoso si nos convertimos en una Iglesia en salida, que no encuentra su alegría en las cosas del mundo, sino en anunciar el Evangelio al mundo, para sembrar la pregunta sobre Dios en el corazón de las personas”.
El Papa alentó a trabajar “con humildad y alegría: en nuestra ciudad de Roma, en nuestras familias, en las relaciones y en los barrios, en la sociedad civil, en la Iglesia, en la política, en el mundo entero, especialmente allí donde anidan la pobreza, la degradación y la marginación”. En ese marco, convocó a los nuevos arzobispos a construir “una Iglesia que desea ser discípula del Señor y humilde servidora del Evangelio”. “Sólo así podrá dialogar con todos y convertirse en lugar de acompañamiento, cercanía y esperanza para las mujeres y los hombres de nuestro tiempo”, añadió.
García Cuerva, de 55 años, asumirá su nuevo cargo el 15 de julio. Es considerado un obispo de gran saber académico además de contar con una profunda inserción pastoral, especialmente en el ámbito carcelario, y con una importante trayectoria social en los barrios populares del conurbano bonaerense.
Nacido en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, el 12 de abril de 1968, estudió Filosofía y Teología en el seminario de la diócesis de San Isidro y recibió su ordenación sacerdotal el 24 de octubre de 1997 de manos de Monseñor Jorge Cassareto.
Es licenciado en Derecho Canónico y en Teología con especialización en Historia de la Iglesia por la Universidad Católica Argentina, donde escribió una interesante tesis sobre la actuación de la Iglesia durante la epidemia de fiebre amarilla.
Además, fue vicario parroquial de Nuestra Señora de la Cava (1997-2005); párroco de Santa Clara de Asís (2005-2014) y párroco de Nuestra Señora de la Cava en Beccar.
García Cuerva también se desempeñó como vicepresidente de Cáritas diocesana de San Isidro, asesor regional de la Pastoral Carcelaria, secretario de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria de la Conferencia Episcopal Argentina y capellán de varios centros penitenciarios de la provincia de Buenos Aires. Lo que lo llevó, en consecuencia, a estudiar abogacía en la Universidad Católica de Salta.
El 20 de noviembre de 2017 el papa Francisco lo nombró obispo titular de Lacubaza y auxiliar de Lomas de Zamora. Recibió la consagración episcopal el 3 de marzo de 2018. Al año siguiente, el 3 de enero, el Santo padre Francisco lo nombró obispo de Río Gallegos.
El 20 de julio de 2021 el Santo Padre lo nombró, en el Vaticano, miembro del Dicasterio para los Obispos. García Cuerva participa a distancia de las reuniones del Dicasterio para los Obispos y dos veces al año viaja a Roma para participar de manera presencial.
El arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández, fue uno de los que acompañó al arzobispo de Buenos Aires en la celebración de hoy y, a través de su cuenta de Twitter, remarcó: “Me sorprendió ver a Francisco tan bien, físicamente mejor que antes. Se nota en signos como el tono de su voz, su claridad para reflexionar y responder, su forma de caminar. Gracias a Dios”.
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