Por primera vez en 20 años la fórmula presidencial que respalda Cristina Kirchner no llevará candidatos propios

El desenlace de las negociaciones por la fórmula dejó desconcertado al pleno de la dirigencia K un día antes del cierre de listas. Sin embargo, la vicepresidenta mantuvo a Kicillof por la reelección en la Provincia; y ubicó a De Pedro y a Máximo Kirchner al tope de las boletas de senadores y diputados

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Cristina y Máximo Kirchner, sin
Cristina y Máximo Kirchner, sin candidato propio en la fórmula presidencial (Franco Fafasuli)

Una combinación en partes iguales de abatimiento y desconcierto invadía el espíritu de cada uno de los dirigentes del kirchnerismo puro anoche, después de que Unión por la Patria anunciara oficialmente que no habría integrantes del espacio en la fórmula presidencial. Sergio Massa, líder del Frente Renovador, y Agustín Rossi, que cultivó un perfil independiente durante los últimos años, terminaron siendo los elegidos para conformar el único binomio del oficialismo que competirá en las PASO. Y, en consecuencia, quedaron anulados en la carrera por el podio el funcionario camporista Eduardo de Pedro, que se había lanzado con bombos y platillos y la promesa de que tenía el apoyo de Cristina Kirchner; y Daniel Scioli, que aseguraba a quien fuera que se lo preguntara que no había dudas de que jugaría la interna.

La ausencia de un referente K en el binomio contradice todas las expectativas de los últimos cuatro años de gobierno del Frente de Todos sobre la sucesión de Alberto Fernández. Nadie esperaba que Cristina Kirchner cediera ambos lugares, y será la primera vez en la historia del kirchnerismo que la apuesta para competir por la Casa Rosada no lleve a un Kirchner o a uno de los dirigentes de su entorno más íntimo. En 2015, Carlos Zannini, el secretario de Legal y Técnica y hombre de extrema confianza de CFK había secundado a Daniel Scioli. Y en las dos competencias previas habían encabezado Néstor Kirchner y ella misma.

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Prácticamente ningún funcionario del ala dura del Gobierno esperaba este desenlace para su espacio, que se dio a conocer anoche a través de un hilo de tuits de UP que dejó a todos boquiabiertos. Ni en los despachos cercanos al de Cristina Kirchner en el Senado; ni en el Ministerio del Interior que conduce el -ahora- ex precandidato De Pedro; ni en las intendencias K, ni en las oficinas de Diputados. Todos estaban al tanto de que Massa seguía presionando, desde el miércoles, cuando empezó a rumorearse la fórmula Wado-Manzur, para ser el único candidato. Pero estaban convencidos de que la vicepresidenta se mantendría firme, sobre todo después de que “Wado” se lanzara, el día previo, con un spot. No fue así.

Sergio Massa y Agustín Rossi,
Sergio Massa y Agustín Rossi, el binomio presidencial de Unión por la Patria

Bien entrada la noche, cuando analizaban los eventos de las horas recientes, en el propio Senado llegaban a la conclusión de que, contra todo pronóstico, había primado la estrecha relación entre Máximo Kirchner y Sergio Massa, gestada en 2018 durante el armado del Frente de Todos, que se fortaleció durante la convivencia como legisladores en la Cámara de Diputados, a pesar de los vaivenes internos entre la Casa Rosada y el Senado.

De todas formas, había algunas suspicacias. Sobre todo porque la vicepresidenta no había dado un aval explícito, en primera persona, a la candidatura de De Pedro, y porque la cuenta de Twitter de UP no la había oficializado. Sí había recibido las felicitaciones de prácticamente todos los referentes propios más importantes por distintos medios.

Es temprano para determinar qué ocurrió realmente. Cristina Kirchner y sus alfiles aún no salieron a dar explicaciones. Y en el massismo esgrimen otra teoría: aseguran que la Vicepresidenta utilizó la fórmula De Pedro-Manzur para negociar con mayor fuerza contra Massa las posiciones en las listas, a sabiendas de que finalmente él sería el único candidato.

Desde las altas esferas del contrariado kirchnerismo, en declaraciones en reserva, aducían lo contrario a esa teoría conspirativa: decían que la fórmula presidencial es el fruto, lisa y llanamente, de una “extorsión” de parte del ministro, que amenazaba con renunciar el mismo lunes si no le daban lo que pedía en reconocimiento, decía, a su gestión en Hacienda durante lo peor de la crisis y a sus esfuerzos políticos para sostener la unidad.

En la misma línea se manifestaban los mismos actores del entorno de la vice más temprano, antes de que se conociera la resolución del conflicto por las candidaturas, cuando las negociaciones en el Senado entre Cristina Kirchner, Máximo Kirchner, Wado de Pedro, Sergio Massa y Juan Manuel Olmos, representante de Alberto Fernández, estaban en plena ebullición tras la caída del sol en el centro porteño. “Massa está pidiendo todo y más con la amenaza de una renuncia el lunes. No está cumpliendo con el trato que se había firmado”, decían. Poco después se conoció que Massa había logrado ser coronado y que Alberto Fernández había bajado a Scioli para poner en relevancia a su jefe de Gabinete, Rossi, como su compañero de fórmula. En los entornos de ambos anoche se mostraban rebozantes de satisfacción.

Wado de Pedro, el candidato
Wado de Pedro, el candidato que no fue

En las cercanías del ministro de Hacienda la lectura oficial es que “primó la unidad”. “Sergio no pedía ser el candidato, sino que se garantizara la unidad y la posibilidad de triunfo. Decía que sólo sería candidato si se lo pedían. Y así fue”, dijeron. En el complejo escenario intervinieron, desde hace semanas, los poderosos gobernadores del PJ, que ayer volvieron a embestir para que haya un único candidato. Un enfoque que, aclaraban, no significaba un apoyo explícito a Massa.

“El hecho de que pidamos una lista única no significa que estemos pidiendo que sea él”, decían desde una de las provincias. Sin embargo, por lo bajo, algunos manifestaban inclinación hacia el tigrense. Una mirada que el riojano Ricardo Quintela lo hizo pública esta mañana, cuando contó que Alberto Fernández hasta se había “ofrecido” para contribuir a que hubiera consenso, en detrimento de Scioli.

Los términos de la relación entre Cristina Kirchner y Massa de ahora en adelante, y sobre todo, durante la campaña, revisten la principal incógnita hoy. No sólo por la tensión bajo la cual se terminaron decidiendo las candidaturas, sino por las profundas diferencias sobre el programa económico y la relación con el Fondo Monetario Internacional. Por lo pronto, la militancia aparece decepcionada por el revés de “Wado” de Pedro, una señal interpretada en todo el arco político como una muestra de debilidad del kirchnerismo, que siempre se autoreivindicó como el espacio político más importante del oficialismo. Ahora se parará en la trinchera de la pelea por el Congreso y la provincia de Buenos Aires. “La convivencia en la campaña va a ser difícil”, decían en el sector duro del Gobierno, aunque adelantaban que La Cámpora, bajo el liderazgo de Máximo Kirchner, que negoció este final, saldría a acompañar la fórmula vehementemente.

Por la noche, cuando los negociadores de la cúpula traspasaban la línea del Senado para encontrarse una vez más con Massa en Diputados, se terminaba de confirmar que De Pedro encabezará la lista para el Senado y que Máximo Kirchner hará lo propio en el caso de la nómina por la Cámara baja. Y hay quienes volvían a retomar la teoría de que Cristina Kirchner, en realidad, buscaba resguardar su poder en la Provincia de Buenos Aires. No sólo con las postulaciones de su protegido político y de su hijo, que tienen prácticamente asegurado el ingreso al Congreso. Sino, también, al sostener en la pelea por la reelección a Axel Kicillof, el candidato que mejor mide en las encuestas bonaerenses, y que se analizaba como posible contendiente nacional. Esa opción también quedó descartada anoche, y funcionaba como suerte de antídoto para la pesadumbre que oscurecía las filas k.

Planteado el escenario definitivo, si Unión por la Patria pierde las elecciones generales en la Nación contra Juntos por el Cambio pero conserva la provincia, Cristina Kirchner tendrá asegurada la mayor preponderancia en el distrito más poblado durante los siguientes cuatro años, y se asegurará posiciones de peso en el ámbito legislativo nacional. Sin perder la voluntad de ganar la Presidencia, en sus filas se aferraban a la idea de retener, como mínimo, el territorio bonaerense.

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