Anoche, pasadas las 21.30, mientras Gerardo Zamora sobrevolaba Córdoba en el Learjet 40 del gobierno santiagueño, de vuelta a su provincia y después de tratar de forzar en Buenos Aires el último intento presencial por la unidad en compañía de Rául Jalil, Juan Manzur todavía no se había hecho eco en sus redes del video con el que Eduardo “Wado” de Pedro se lanzó a través de su cuenta de Twitter a la Presidencia en una fórmula, según trascendió, junto al gobernador tucumano. Cristina Kirchner, que avaló el spot del ministro del Interior, tampoco se había pronunciado. Mucho menos Sergio Massa, también en silencio, sobre el que al final de este jueves circulaban todo tipo de versiones: la posibilidad de encabezar la boleta de senadores nacionales por la Provincia aún no había sido confirmada oficialmente. Hasta ayer, el último posteo en las redes de Unión por la Patria, el flamante frente electoral del oficialismo, tenía a Manuel Belgrano como protagonista.
Hacía rato que De Pedro -uno de los máximos exponentes de La Cámpora y el principal delegado de Cristina Kirchner en Casa Rosada- tenía vía libre en el kirchnerismo para instalarse como posible precandidato presidencial como el exponente de la “generación diezmada” que la ex Presidenta empoderó en sus últimas apariciones públicas mientras en la cúspide del gobierno se sucedían negociaciones que, hasta este jueves, no habían conformado a todos los sectores de la coalición. El anuncio de su postulación, que se demoró durante buena parte del día y cuya espera fue matizada por el ministro con cierta elegancia en la entrada de la UIA, después de entrevistarse con la cúpula de la organización empresaria, estuvo atravesado por una andanada de trascendidos que, entrada la noche, no habían sido despejados aún de la mesa negociaciones que en estas 48 horas todavía seguían abiertas, con Cristina Kirchner en el centro del comando de operaciones.
El kirchnerismo, y en particular la ex Presidenta, malacostumbró al periodismo y al círculo rojo político, empresario y judicial a mantener bajo siete llaves cualquiera de las decisiones más trascendentales que Cristina Kirchner ideó e impulsó en estos años. El anuncio de este jueves fue, en ese contexto, una excepción para la que La Cámpora preparó el terreno en estas últimas semanas, y cuya ejecución desconcertó a buena parte del peronismo.
A la mañana, la media docena de intendentes bonaerenses que acompañó a Axel Kicillof en el egreso de cadetes de la Policía provincial en San Fernando, en la primera sección electoral, se miraron extrañados cuando en sus teléfonos sonó la alerta periodística con el lanzamiento extraoficial de la fórmula De Pedro-Manzur. A media mañana, el spot que ya se había ideado hace más de una semana entró en etapa de edición. En principio, sería oficializado al mediodía. A esa hora, el ministro y el gobernador Tucumán recién confluyeron en el complejo C de Colegiales para sacarse las fotos de rigor. La filtración, según trascendió, figuraba en la hoja de ruta del kirchnerismo, pero desde el cristinismo atribuyeron cierto apuro al dispositivo tucumano que rodea a Manzur: el primero en felicitar virtualmente a la fórmula fue Osvaldo Jaldo. “Wado” De Pedro recién subió a sus redes el spot oficial a las 18.23, veinte minutos después de resaltar, en la puerta de la UIA -antes de salir, se encerró solo en un pequeño salón a responder llamados telefónicos-, que aspiraba a ser “candidato siempre priorizando el acuerdo”. “Todavía no está confirmado”, les deslizó antes en la reunión a los ejecutivos.
En ese instante, las negociaciones todavía se sucedían a contrarreloj: faltaba la aprobación final.
“Hay que hablar hasta último momento”, le había dicho a Infobae en la noche del miércoles un gobernador de los más interesados en la búsqueda de una lista de unidad, un mandato de parte de las provincias que Jalil y Zamora le llevaron este jueves a Alberto Fernández mientras se esperaba el video de De Pedro y el massismo todavía desconocía a De Pedro y Manzur como compañeros de una fórmula que, hasta anoche, aún no había sido oficializada. Un rato más tarde, el catamarqueño y el santiagueño visitaron a la ex Presidenta en el Senado: todos los actores involucrados reconocieron en sus entornos que no percibieron un clima hostil y que la postulación de Daniel Scioli era una aventura que, hasta este jueves, nadie estaba en condiciones de desactivar.
“Captura la imagen del teléfono: ni en pedo estamos negociando”, desafío a este medio un impulsor de la precandidatura de Scioli que a última hora de este jueves lanzó oficialmente su postulación junto a Victoria Tolosa Paz en el Teatro ND Ateneo del publicista Enrique “Pepe” Albistur.
Cerca de la medianoche, en el kirchnerismo aún no se animaban a dar por buenas las cartas de una partida que en las próximas 48 horas podría llegar a cambiar el juego. No particularmente por De Pedro, un dirigente camporista con roces con el establishment empresario, mediático y judicial que no mueve ninguna ficha sin el aval de Cristina Kirchner y que en ese sentido se interesó en los últimos años por ese círculo de poder que le provocó algunos dolores de cabeza con la militancia menos proclive a esos roces, que prefiere hacer oídos sordos al pragmatismo de la vicepresidenta y de buena parte de la cúpula de La Cámpora. Si no un sector del paquete accionario de Unión por la Patria.
¿Qué hará Massa? Anoche, sus colaboradores estaban furiosos. Alguno de ellos, incluso, amagó con dejar el gabinete económico. Voceros del massismo confiaron además que recibieron consultas sobre una hipotética salida del ministro del gobierno. “¿Sergio va a ir a negociar con el Fondo Monetario en medio de una PASO entre ‘Wado’ y Scioli?”, se preguntaban en el gobierno a última hora. “Se va a terminar ordenando”, pronosticaban, optimistas, desde el kirchnerismo.
Lo cierto es que la carta de Manzur todavía figuraba anoche en la mesa de negociaciones del oficialismo como una posible prenda de unidad con el sector de Scioli, que, sin embargo, no había exhibido ninguna señal de desactivación de su candidatura. Más bien lo contrario: la tozudez del embajador, alentado por la Casa Rosada, despertaba el desconcierto absoluto de parte del peronismo. A menos que, como promocionaban algunos malpensados, contara por lo bajo con el estímulo confidencial de aquellos que anhelan desde hace rato el fin del kirchnerismo.
Este jueves, la danza de potenciales postulantes a vices del ex motonauta era de lo más variada. A Sergio Berni, dicen, el ex gobernador le ofreció “de ahí para abajo” lo que quisiera. Se había confirmado, en principio, a Hugo Moyano como primer precandidato a diputado sciolista en la Provincia, en el mismo momento en que De Pedro se fotografiaba con su hijo Pablo.
El factor Manzur agregaba ayer en la cúpula de la coalición algunos desbarajustes internos: no solo por el pragmatismo de Cristina Kirchner, al que aludió en C5N cuando se refirió a los enconos que caducan ”a los seis meses“ -el gobernador había sido el primero, en plena primavera macrista, en pronosticar el retiro político de la Vice-, si no porque el tucumano y Massa no se aprecian. El gobernador está convencido que el líder del Frente Renovador intentó correrlo de la Jefatura de ministros antes de hacerse cargo del gabinete económico. En el sciolismo dejaron trascender, incluso, que el ex jefe de Gabinete había negociado con el embajador acompañarlo en la fórmula.
Manzur, según la lógica K, le aportaría los votos de Tucumán -el sexto distrito en incidencia electoral del país-, el respaldo de un sector de los gobernadores del norte y contactos con parte del establishment político, financiero y empresario. Una pesadilla doble para Massa, que aún aspiraba, al cierre de esta nota, a posicionarse en mejores condiciones en el sprint final de estas últimas 48 horas.
El caso de De Pedro terminaba por confirmar, en tanto, una de las advertencias que Máximo Kirchner, el jefe de La Cámpora, lanzó meses atrás en el corazón del Gran Buenos Aires: “Ya probamos con Daniel y con Alberto, ahora vamos con alguien propio”. Ese aviso incluyó a Axel Kicillof, que este sábado se rubricará oficialmente en la Justicia electoral la búsqueda de su reelección bonaerense. La postulación del ministro del Interior le presenta en ese sentido a La Cámpora su primer gran test electoral: nunca antes la agrupación había ofrecido a uno de sus máximos cuadros a la principal competencia ejecutiva, en el contexto de un gobierno frustrado que la organización buscó desconocer desde hace rato. Para algunos, es pura ganancia. Para otros, un desafío con un resultado impredecible.
En el documento con los 16 “argumentos” de “por qué ‘Wado’ es buen candidato”, distribuido por el kirchnerismo en estas semanas, los estrategas del ministro incluyeron entre las razones que es “el candidato con mejor imagen y margen para el crecimiento” y que “absorbe el electorado de Massa” hasta que es el que “despierta mayor entusiasmo entre los peronistas”. Será cuestión de tiempo.
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