A pocos días del cierre de listas y en medio de fuertes tensiones en el oficialismo por la impugnación del reglamento electoral que presentó Daniel Scioli en la provincia de Buenos Aires, la vicepresidenta Cristina Kirchner recibió en su despacho del Senado al gobernador de Tucumán, Juan Manzur.
El ex jefe de Gabinete había dejado trascender sus intenciones de competir por la presidencia aunque con el correr de las semanas los rumores lo ubicaban como posible candidato a vicepresidente. Curiosamente, las inmediaciones del Congreso amanecieron hoy empapeladas con afiches de su candidatura presidencial.
A la salida del encuentro, el gobernador evitó hacer comentarios ante la consulta de Infobae. Se metió rápido en su auto y se alejó por la calle Hipólito Yrigoyen. Su encuentro con la Vicepresidenta tiene relevancia política porque se da en un momento clave de la definición de las candidaturas del oficialismo.
El gobernador tucumano lanzó su campaña presidencial a través de afiches. La Ciudad de Buenos Aires amaneció con su imagen pegada en las paredes y los carteles, y debajo la leyenda: “Manzur presidente. Con la fuerza del interior”. Si embargo, no explicitó ese lanzamiento a través de las palabras. No dijo nada.
Manzur hace tiempo que venían dejando saber que quería ser candidato a presidente, pero la elección en Tucumán y la decisión de la Corte Suprema de impedir que vuelva a ser candidato en tu provincia postergó su aventura nacional. El ex Jefe de Gabinete se presenta como un dirigente fuerte del interior del país que puede federalizar la fórmula que ponga en la cancha el kirchnerismo.
Lo cierto es que el gobernador, uno de los más influyentes del peronismo, quiere tener su lugar en la mesa nacional donde se va a definir, en las próximas horas, la fórmula sostenida por el pacto entre Cristina Kirchner y Sergio Massa. Consciente de que sus pares reclaman una candidatura de unidad, Manzur cree que puede aportar los votos del norte grande a una a la fórmula.
El tucumano es un jugador político de experiencia y entiende que si su candidatura presidencial no tiene el sustento suficiente, puede ser candidato a vicepresidente. Se imagina, según retratan algunos dirigentes que lo conocen, como compañero de fórmula de Sergio Massa o Eduardo “Wado” de Pedro, los dos nombres que están en danza desde hace largas semanas.
Faltan tres días para que se cierren las listas y el kirchnerismo no tiene una fórmula para enfrentar a Daniel Scioli, que este miércoles se presentó en la justicia electoral para impugnar el reglamento de la alianza Unión por la Patria en la provincia de Buenos Aires. El conglomerado peronista atraviesa una fuerte interna mientras se ultiman los detalles del armado electoral.
Desde que arribó a la Jefatura de Gabinete, Manzur tuvo voluntad de competir en el ámbito nacional. Sin embargo, el desgaste abrumador de una gestión atravesada por una crisis política interna, fue limitando su accionar para construir una candidatura fuerte apoyado en su escritorio de la Casa Rosada.
A la decisión de dejar su cargo para competir como candidato a vicegobernador de Osvaldo Jaldo en Tucumán, le siguió la resolución de la Corte Suprema que le impidió volver a competir por considerar que estaba incumpliendo la Constitución provincial. Manzur protestó y se corrió de escena. Designó a un funcionario de su gobierno como compañero de fórmula de Jaldo.
A partir de ese momento desde el norte dejaron correr que se había reflotado su idea de ser candidato a presidente. A los afiches públicos se le sumó la reunión con Cristina Kirchner, que comanda el diseño de la nueva estrategia electoral del kirchnerismo. Ahora resta saber si tendrá un lugar o no en la fórmula que toma forma en el mundo K.
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