Cristina Kirchner había dejado de disparar contra Alberto Fernández. Desde el final del año pasado, pasó de vapulearlo públicamente en cada alocución, a admitir que su gestión debió enfrentar una guerra y una pandemia, y que su manejo fue mejor del que hubiera podido ejercer Mauricio Macri. También el Presidente había bajado las armas (defensivas), y ayer, una vez terminadas con un acuerdo las negociaciones sobre el reglamento de la alianza electoral, le envió una señal conciliatoria. “Cristina y yo tenemos el mismo objetivo y por eso fundamos Unión por la Patria”, deslizó. Sin embargo, por la tarde, la vicepresidenta no sólo no le devolvió el gesto, sino que volvió a la carga con las críticas.
En un acto confirmado apenas la noche previa, desde Santa Cruz, Cristina Kirchner le pasó factura ayer a su delfín por las amenazas de judicialización que habían lanzado contra La Cámpora los aliados del jefe de Estado, en la previa de la presentación ante la Justicia Electoral de Unión por la Patria. En particular, al ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, el apoderado del Partido por el Trabajo y la Equidad (ParTE) con el que compite Daniel Scioli, a quien le endilgó, también, una falta de compromiso para impulsar la investigación del intento de asesinarla. Ahora, con la cancha marcada, la accionista mayoritaria de la coalición se recluirá en Santa Cruz, por tiempo incierto, para terminar de definir a sus candidatos para la PASO.
La Vicepresidenta permanecerá durante el fin de semana en la provincia donde vivió durante más de dos décadas junto a Néstor Kirchner, acompañada por su hijo, Máximo. No está claro cuándo regresarán a Buenos Aires, pero durante los últimos días hubo rumores sobre un acto el martes 20 en Buenos Aires para terminar con la agonía de los ansiosos aspirantes presidenciales y proclamar a los elegidos para competir por el ala dura del oficialismo. En las cercanías de la ex presidenta rehúsan adelantar sus planes para los agitados días previos al cierre de listas.
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Hay tiempo hasta el sábado 24 de junio y la danza de nombres y trascendidos está más efervescente que nunca. La figura de Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior, que ayer aceleró su campaña en el conurbano, se alza como favorita. En su entorno, después de la serie de guiños de la vice, crece la expectativa a medida que pasan las horas, e inclusive, en los casos de algunos funcionarios hay certeza de que será el elegido. Otros actores del kirchnerismo, en su versión más dura son más cautos, y advierten que aún cotiza la eventual designación del ministro de Economía, Sergio Massa, cuyas acciones bajaron desde que perdió su batalla contra las PASO; y del gobernador Axel Kicillof, que trabaja por la reelección pero está sujeto a las aún inciertas directivas de su líder.
Ayer, en su -quizá, último- discurso previo al cierre de listas, Cristina Kirchner no mencionó al tigrense, como en sus anteriores discursos, y le subió el precio a su ex ministro de Economía, devenido en mandatario provincial en 2019. “Cuando se discutía en la Cámara de Diputados el pago a los fondos buitre, fue Axel Kicillof el que advirtió que si se hacía eso íbamos a terminar de nuevo en el Fondo”, dijo sobre el cierre de su alocución. Sus frases en referencia a personajes puntuales no suelen ser en vano, aunque el elogioso pasaje no sirvió para despejar dudas, sino para acrecentarlas.
Si Axel Kicillof fuera enviado a competir por la Nación, la nómina bonaerense quedaría vacante. Y en esa línea se leyó la decisión de la ex mandataria de sentar a su lado, en la mesa de la gobernación desde la que habló en Río Gallegos, al ministro de Obra Pública, Gabriel Katopodis. La presencia de “Gabriel”, como lo llamó Cristina Kirchner, amistosamente, en varias ocasiones, generó suspicacias sobre el rol que podría ocupar el ex intendente de San Martín en el diseño electoral nacional. Desde los movimientos sociales oficialistas advierten desde hace meses que tendrá un sitio preponderante. E incluso Alberto Fernández lo mencionó, tiempo atrás, como posible candidato para la gobernación. No está claro a dónde podría ir, y en su entorno son muy estrictos con la reserva. “Va a estar donde tenga que estar”, repiten incansablemente los colaboradores de “Kato”.
Además de las dudas sobre la cabeza de la lista, una vez sellada la unidad del frente, anteanoche, las especulaciones empezaron a girar también sobre un tema que antes se consideraba secundario en los despachos del oficialismo pero que siempre estuvo sobre la mesa: la conformación de la fórmula electoral. Los nombres de los postulantes a vice tienen anclaje, principalmente, en las gobernaciones.
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Aparecen en la carta los mandatarios de Tucumán, Juan Manzur, que viene de ganar la elección a través de Osvaldo Jaldo; de Santiago del Esterio, Gerardo Zamora, que también podría impulsar para ese rol a su esposa, la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala, cercana a CFK en el Congreso; y el de Chaco, Jorge Capitanich, aunque está cada vez más complicado por la interna provincial y por el crimen de Cecilia Strzyzowksi, cuyo principal acusado forma parte del entorno del cacique kirchnerista.
El nombre de Alicia Kirchner también sobrevuela las charlas en los despachos de funcionarios que dialogan con el poder central. La cuñada de la vice, gobernadora de Santa Cruz, fue anfitriona ayer, pero viene teniendo participación en todas las reuniones junto a sus pares del PJ por temas nacionales. Y la semana pasada fue una de las cuatro invitadas del interior, por el propio Katopodis, a un foro ministerial, aunque de claro corte proselitista, en el Salón de la Ballena Azul del CCK, para discutir “la Argentina del futuro”. En ambas ocasiones, la hermana de Néstor Kirchner centró sus mensajes en un pedido de “coraje”, previo repaso de los hitos de su gestión provincial y en el Ministerio de Desarrollo Social.
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