Cuando restan algunas pocas horas para que se venza el plazo para presentar las alianzas electorales, la vicepresidenta, Cristina Kirchner; el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro; y el ministro de Economía, Sergio Massa, se reunieron en el Senado.
“Fue un encuentro corto”, graficó un dirigente peronista que le confirmó la reunión a Infobae. Los tres hablan en forma frecuente pero la reunión presencial fue sugestiva, teniendo en cuenta que faltan poco más de 24 horas para que se inscriba el frente electoral que aglutine a todo el peronismo.
Massa y De Pedro son los dos precandidatos virtuales del oficialismo que tienen, a esta altura del proceso electoral, más posibilidades de transformarse en los candidatos concretos. Ninguno confirmó que competirá, como si lo han hecho Daniel Scioli y Juan Grabois, pero ambos están corriendo la misma carrera.
El último sábado el ministro de Economía se mostró como candidato en el congreso del Frente Renovador que encabezó en Malvinas Argentinas. Allí pidió que el peronismo tenga un candidato y una lista de unidad, pero aclaró que si hay PASO, su espacio competirá. Es decir, que competirá él mismo. Fue una forma de marcar la cancha en un momento clave de la negociación electoral.
En paralelo, De Pedro trabaja día a día para construir su perfil presidenciable y volverse un político con mayor grado de conocimiento. Esa es, a esta altura, su falencia más importante. En las últimas dos semanas “Wado” logró un voluminoso respaldo sindical a su candidatura presidencial. Va creciendo de a poco, aunque en el mundo K algunos digan que le cuesta despegar.
El bloque que conforman el kirchnerismo y el massismo se está moviendo en tándem. Las negociaciones cruzadas donde está impresa la tensión son con el sciolismo y el albertismo. La discusión interna está elevando la temperatura porque no hay acuerdo sobre las reglas del juego que se van a implementar. Todos están tironeando de la soga con la idea de que no se va a romper. Al menos, eso piensan.
Lo que está en discusión por estas horas es el reglamento de la alianza y si, finalmente, le pondrán un nombre nuevo. Es decir, si el Frente de Todos dejará de existir como tal y pasará a tener otro sello. Todo está dado para que así sea, pero aún no está confirmado. Las negociaciones y los acuerdos son extremadamente dinámicos y flexibles.
La composición del frente electoral está avanzada. Es decir, los partidos que integran la alianza y el nombre que llevará. Pero aún hay dudas sobre si el Partido del Trabajo y la Equidad, que conduce el legislador porteño Claudio Ferreño, íntimo amigo de Alberto Fernández, estará adentro del esquema o no.
Del lado del albertismo aseguran que el partido estará presente en frente electoral y que no los van a excluir. “Vamos a firmar el frente a nivel nacional, en la provincia de Buenos Aires y en CABA. Y vamos a ir a unas PASO”, sentenciaron. La puja interna está en estado de ebullición.
Cerca del esquema que lidera el embajador en Brasil redoblan la apuesta. “Vamos a ir a las PASO con Scioli como candidato a presidente y Tolosa Paz como candidata a gobernadora. No se van a bajar. Van a competir”, explicaron. En el armado donde confluyen el kirchnerismo y el massismo creen que, más temprano que tarde, el ex motonauta dejará sin efecto su candidatura.
El principal punto de conflicto no son las PASO, sino el sistema de integración de candidatos. Todo está encaminado para que se aplique el sistema D’hondt pero la discusión es por el piso electoral. La Cámpora quiere que sea del 40% y que el primer diputado de la minoría se integre a partir del puesto 11. Mientras que el sciolismo pide que el piso sea del 20 o 25% y que la integración se haga desde el principio de la lista.
El peronismo vive horas de extrema tensión donde los niveles de incertidumbre aumentan, a la par que aparecen señales políticas que evidencian las alianzas tácticas. La negociación por el reglamento está generando roces internos. Máximo Kirchner intenta imponer su mirada y Daniel Scioli resiste. Mientras tanto Cristina Kirchner juega con la lapicera en el vértice de su escritorio.
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