Este año político está marcado por los desdoblamientos de las elecciones provinciales. Apenas cuatro provincias unificaron el calendario electoral con las presidenciales. En tanto que 18 gobernadores ya decidieron separar su suerte del comicio nacional. El super domingo electoral de anoche, en Tucumán, San Luis, Mendoza y Corrientes, fue un reflejo de esa lógica, que espeja el desacople de la disputa por la Casa Rosada respecto a la situación doméstica de cada territorio. Hasta el momento, hubo elecciones en 11 provincias. Los números indican que en la mayoría ganaron los oficialismos. Sólo en dos distritos hubo batacazo de la oposición.
De todos modos, tanto el Frente de Todos (FdT) como Juntos por el Cambio (Jxc) buscaron anoche la foto para capitalizar los triunfos en las provincias afines. El oficialismo, con “Wado” De Pedro como representante, hizo pie en Tucumán, mientras que la oposición dio el presente en los festejos de Mendoza, San Luis y en las legislativas de Corrientes.
En lo que va del año, el caso de JxC está signado por la fuerte interna presidencial que protagonizan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. Ambos referentes del PRO dividen aguas y generan escisiones y realineamientos en el resto de los socios de la coalición. Tanto la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica (CC) como el Peronismo Republicano de Miguel Ángel Pichetto se mueven políticamente al ritmo de la puja entre el jefe de Gobierno y la ex ministra de Seguridad. Si bien el partido centenario no quiere ser “furgón de cola”, los sacudones del partido amarillo también salpican y fragmentan al radicalismo.
Esa tensión interna en JxC se vio reflejada en los cierres de listas provinciales. Larreta, Bullrich, el radicalismo y la Coalición Cívica tuvieron fuertes cortocircuitos por las candidaturas y los lugares de poder en cada distrito. El larretismo y el bullrichismo (apañado por Mauricio Macri y sus adláteres) trasladó su interna nacional a cada provincia que pisó.
En el caso del Frente de Todos, las tensiones a nivel provincial se dieron entre La Cámpora, los dirigentes provinciales que responden a Cristina Kirchner y los sectores del peronismo que son disidentes al kirchnerismo o que mantuvieron cercanía con el presidente, Alberto Fernández. Por su parte, Sergio Massa pujó especialmente en las provincias que el Frente Renovador tiene mayor gravitación, como Salta.
El Gobierno y JxC apuestan a nacionalizar las elecciones provinciales
Sin embargo, los gobernadores peronistas intentan concentrarse y moverse con una lógica propia, para disputar espacios de poder y presencia federal en la elección nacional. Una muestra de ello fue el comunicado que rubricaron la semana pasada en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), donde exigieron una candidatura presidencial de unidad y que haya un representante del interior en la fórmula.
Otro aspecto que se corroboró en el cuarto domingo electoral del año es que Javier Milei no tiene gravitación propia en los armados subnacionales. Su partido no compitió en la mayoría de las provincias. Y en las que lo hizo, la cosecha fue magra. Respaldó candidatos a gobernador Neuquén, Río Negro, La Rioja y Tucumán. En ningún caso sus dirigentes alcanzaron el 10% de los votos. Anoche, por ejemplo, el tucumano Ricardo Bussi, que contaba con el apoyo del libertario, obtuvo un 4% de los sufragios.
Esa situación no implica que la candidatura presidencial de Milei pierda fuerza a nivel nacional. De hecho, en todas las encuestas aparece como el candidato con mayor intención de voto a nivel individual. En un escenario de tercios, el líder de La Libertad Avanza puede lograr una performance competitiva que, incluso, lo coloque en la segunda vuelta electoral de noviembre.
La jornada electoral de anoche arrojó tres victorias en provincias alineadas con JxC. La oposición lo festejó con una señal de “cambio” en la arena nacional. Bullrich aprovechó su sintonía con el radicalismo mendocino y viajó a la tierra del vino para mostrarse con el gobernador, Rody Suárez, y el candidato a sucederlo, el senador radical Alfredo Cornejo.
Por su parte, Larreta pasó por Corrientes a festejar con Gustavo Valdés, voló a San Luis para sumarse a la algarabía de Claudio Poggi, quien destronó al peronismo del poder puntano, y por la madrugada hizo escala en Tucumán. El jefe de gobierno sumó a su comitiva a Gerardo Morales, Martín Lousteau, Maximiliano Ferraro, Margarita Stolbizer y José Luis Espert. Fue una foto sugestiva con la que el jefe de Gobierno y esa facción buscó insistir con la idea de “ampliar la coalición”. Se trata de la discusión que se abrió en la oposición con la propuesta de incorporar a Juan Schiaretti.
El peronismo, en tanto, se aferró al triunfo holgado que logró Osvaldo Jaldo en Tucumán. Juan Manzur, actual mandatario local, se mostró como el garante del resultado y usó la elección provincial como vidriera para resaltar su proyección nacional. Esa postal sirvió como escenario presidencial para el ministro del Interior de la Nación, lanzado a la carrera por Balcarce 50. De Pedro se esperanza con ser ungido por la vicepresidenta, aunque a 12 días del cierre de listas, en el Frente de Todos aún persiste la incertidumbre.
Los oficialismos ganaron en la mayoría de las provincias
De las 11 provincias donde hubo elecciones hasta el momento, en ocho ganaron los oficialismos y en dos la oposición. La restante es San Juan, que por el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sólo eligió cargos legislativos y votará para gobernador el 2 de julio. En las que se impuso el oficialismo, hubo reelección en cuatro (La Pampa, La Rioja, Salta y Tierra del Fuego) y en cuatro continuidad del oficialismo con un nuevo gobernador electo (Tucumán, Misiones, Jujuy y Mendoza).
Este esquema exhibe que pese al desfile de figuras nacionales por las provincias, en un año donde predominan los desdoblamientos electorales, se refleja que los distritos tienen una política de partidos autónoma, que no siempre se nacionaliza. Cada territorio discute su propia agenda, desmarcada del debate macro. Si bien la situación de la economía es crítica, los gobernadores no tienen facultades para hacer política económica. Es algo que depende del Gobierno Nacional. Cada mandatario, con el control de las cajas locales y las estructuras partidarias provinciales, inclina la cancha para retener el poder.
De las ocho provincias donde ganaron los oficialismos, seis son peronistas. De esos distritos, los gobernadores Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Gustavo Sáenz (Salta), Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Juan Manzur (Tucumán) tienen sintonía con el Frente de Todos. Mientras que Oscar Herrera Ahuad (Misiones) tiene diálogo con la Casa Rosada, aunque responde a un partido provincial cuyo jefe político es Carlos Rovira, caudillo del peronismo misionero.
Si bien Sáenz es amigo y socio político de Massa, al igual que Herrera Ahuad, intenta que la política salteña no se impregne con las tensiones nacionales del Frente de Todos. Son dos provincias que integran un grupo de territorios gobernados por partidos de fuerte arraigo provincial, escindidos de la arena nacional. Las otras dos son Neuquén, donde este año Rolo Figueroa cortó con la hegemonía del MPN, y Río Negro, provincia gobernada por Arabela Carreras. Alberto Weretilneck, senador nacional que fue electo en abril para volver al poder de rionegrino, comanda una coalición donde hay dirigentes de La Cámpora, el peronismo y el radicalismo.
Por su parte, JxC festejó los triunfos radicales en Jujuy y en Mendoza. A nivel nacional, el gobernador jujeño, Gerardo Morales, es aliado del proyecto de poder de Rodríguez Larreta. El radical sostiene su candidatura presidencial, aunque suena como compañero de fórmula nacional del jefe de Gobierno. En cambio, Suárez y Cornejo, jefes políticos mendocinos, antagonizan con Morales. Es una disputa de años entre el senador radical y el mandatario jujeño, por disonancias en la conducción de la UCR. A nivel nacional, los mendocinos tienen cercanía política con Bullrich.
Corrientes es la tercera provincia que gobierna el radicalismo. Este año los correntinos tienen elecciones legislativas y elegirán gobernador en 2025. Valdes, mandatario local, busca hacer equilibrio entre Larreta y Bullrich -dentro de la puja en el PRO-, así como entre Morales y Cornejo -en la tensión dentro de la UCR-. El correntino mantiene diálogo tanto con el jefe de Gobierno como con la ex ministra de Seguridad y aún no definió su futuro político para este año.
Neuquén y San Luis son las dos provincias donde perdió el oficialismo. En ambos casos se cortó con la hegemonía del MPN, en la provincia petrolera, y del peronismo de los Rodríguez Saá en tierra puntana. Sin embargo, Figueroa es un ex MPN, que este año rompió y armó lista propia. Algo similar sucede en San Luis: Poggi, respaldado por JxC, tiene origen en el peronismo de su provincia, especialmente bajo el ala de Adolfo Rodríguez Saá. De hecho, el ex presidente lo respaldó en estas elecciones.
El centro del país, clave para la elección nacional
Un interrogante central dentro de este año electoral es la elección en las cuatro provincias más grandes y populosas del país: Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y CABA. Serán distritos claves en la disputa presidencial, que marcarán una tendencia en la relación de fuerzas para la elección presidencial. JxC apuesta a dar un batacazo en Santa Fe, hacer una elección competitiva en Córdoba, retener CABA y arrebatarle a Axel Kicillof la madre de todas las batallas.
CABA es terreno seguro para el JxC, centralmente para el PRO. En cambio, en Santa Fe la moneda está en el aire. Córdoba ha sido históricamente amable al PRO en lo nacional, pero leal a Schiaretti en lo provincial. Esta elección ganará especial centralidad por la tensión en la oposición tras la propuesta de coaligar con el gobernador cordobes. El schiarettismo confía en que Martín Llaryora logrará retener el poder. El futuro político de la provincia de Buenos Aires, que carece de agenda local propia, está atado a lo nacional. Es por eso que Kicillof no descarta desdoblar la elección general.
El impacto de las elecciones provinciales en la conformación del Congreso
En general, el clivaje peronismo y radicalismo sigue preponderando en el interior del país. En ese sentido, el PRO aparece como el socio mayoritario de JxC, que pone las figuras nacionales más competitivas, pero no logra hacer anclaje provincial. El partido fundado por Macri aún no tiene una estructura federal sólida y depende de la arquitectura política de la UCR.
En este escenario, uno de los principales interrogantes de cara a la elección presidencial es qué sucederá en el Congreso Nacional. Por la dispersión del mapa electoral y al calor de las elecciones provinciales, todo indica que ningún presidente tendrá mayoría propia a partir del 10 de diciembre. Especialmente en el Senado, la cámara que representa a las provincias, donde se eligen 24 senadores. JxC pone en juego 11 bancas este año, mientras que el FdT deberá renovar ocho escaño. El resto pertenecen a fuerzas subnacionales.
Seguir leyendo: