A once días del límite para la presentación de las alianzas electorales, los partidos que integran Juntos por el Cambio analizarán la posibilidad de sumar fuerzas con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. La iniciativa impulsada políticamente por el precandidato presidencial Horacio Rodríguez Larreta se inscribe en su estrategia de ampliar la coalición opositora hacia el centro, incluso hacia los sectores del peronismo no K.
Con esta propuesta “anti grieta” -que también cuenta con el apoyo del presidente de la UCR, Gerardo Morales, y del precandidato Facundo Manes-, el jefe de Gobierno porteño busca acercarse al “consenso del 70%” que considera necesario para garantizar la gobernabilidad tras una eventual victoria electoral. En esa línea, ya declaró en más de una oportunidad que se necesita de un acuerdo político muy amplio para encarar ciertas reformas estructurales clave y para que estas se sostengan en el tiempo.
El jefe de gobierno porteño parece decidido a replicar en algún punto el acuerdo político que cerró en la Ciudad de Buenos Aires con Martín Lousteau. Su espacio político, Evolución, no solo se sumó a la coalición gobernante sino que obtuvo garantías para competir en igualdad de condiciones con el candidato del PRO en las PASO de JxC. La decisión de desdoblar las elecciones de manera concurrente (votar el mismo día los cargos nacionales con boleta de papel y los locales con boleta electrónica) y anular el “efecto arrastre” fue muy criticada por los sectores más duros referenciados en Patricia Bullrich y Mauricio Macri.
Justamente, los “halcones” del PRO ya anunciaron que también rechazarán la incorporación de Schiaretti, dado que no se condice con su estrategia de polarización y además esto significaría un perjuicio para la candidatura de Luis Juez, que el próximo 25 de junio intentará vencer al oficialista Martín Llaryora, luego de 24 años en los que el gobierno provincial estuvo en manos del peronismo.
El proyecto presidencial de Rodríguez Larreta se concentra en el armado nacional más que en las competencias aisladas de cada provincia. Por eso, está dispuesto a ceder espacios de poder a sus aliados en pos de consolidar un proyecto nacional con amplio consenso.
Frente al avance del libertario Javier Milei, el objetivo es abandonar la polarización para reforzar otros sectores del electorado, como el peronismo no K, que según las encuestas que se analizan en el búnker larretista podría representar entre un 7 y un 8 por ciento. Votos que en una elección dividida en tercios, tal como analizó Cristina Kirchner, podría significar un diferencial clave para ganar.
En 2019, Juan Schiaretti asumió su segundo mandato consecutivo como gobernador de Córdoba, y por ende, este año cumplirá el periodo máximo establecido por la Constitución local. Con un discurso también basado en la conformación de un espacio “antigrieta”, el mandatario cordobés expresó en varias oportunidades su voluntad de competir como precandidato a presidente en las PASO. Sin embargo, con el correr de los meses, viró hacia la idea de un acuerdo electoral con Juntos por el Cambio.
Dentro de su dispositivo político también están el ex ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo; el ex titular de ANSES Diego Bossio; la diputada Graciela Camaño; el ex ministro de Economía Roberto Lavagna; el diputado Alejandro “Topo” Rodríguez; el gobernador de San Luis, Alberto Rodriguez Saá; y parte del socialismo santafesino.
“Hay que hacer un frente de frentes para ir a las elecciones y luego un gobierno de coalición para que permita a nuestra patria encaminarse como corresponde”, había adelantado antes frente a los empresarios de la UIA el 11 de mayo.
Schiaretti culminará su segundo mandato al frente de la gobernación con imagen positiva y una gestión que se caracterizó por las obras e inversiones en infraestructura. Es por eso que, en términos electorales, podría garantizar un importante caudal de votos para la candidatura de Rodríguez Larreta en una provincia de claro perfil antikirchnerista.
Por su parte, el ex candidato a presidente y actual diputado nacional, tuiteó que “con Juan Schiaretti venimos trabajando para que todos y todas los que estemos convencidos de que la Argentina debe abandonar la grieta”. Y sostuvo que “participemos de una gran PASO”.
El ex ministro de Transporte bregó por la unión y confluencia de ideas. “El país necesita de radicales, peronistas, socialistas, liberales, hombres y mujeres del Pro y de todos los partidos con compromiso para trabajar en serio en cambiar esta dolorosa realidad”.
Si bien en la sede de Uspallata evitan adelantarse, evalúan que el actual gobernador de Córdoba pueda ocupar un lugar destacado en un eventual equipo de gobierno integrado por figuras de peso político, ya sea como jefe de Gabinete o como Canciller. También, se barajan nombres de otros peronistas como Emili Monzó (Ministerio del Interior), Diego Bossio y Florencio Randazzo (Transporte), que se sumarían a otros referentes que ya tienen vínculos estrechos con el larretismo como María Eugenia Vidal, Martín Redrado y Hernán Lacunza.
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El futuro de un “Frente de Frentes”, que incluya al peronismo no K y a liberales como José Luis Espert, comenzará a definirse esta semana. Con pocos días para negociar antes de la fecha límite para presentar las alianzas, el objetivo de sus impulsores no es sumar algunos nombres más a la estructura de Juntos por el Cambio, sino crear algo nuevo. Incluso, con otro nombre.
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