Eduardo “Wado” de Pedro siempre fue el más pragmático de los dirigentes de primera línea que fundaron La Cámpora. En el momento en que la agrupación saltó a la escena pública con una fuerza política inusitada, el actual ministro estaba sentado en la mesa chica de las decisiones junto a Máximo Kirchner, Mayra Mendoza, Andrés “Cuervo” Larroque, Mariano Recalde, Juan Cabandié y José Ottavis.
Su cintura política quedó a la vista durante este fallido proceso de un gobierno de coalición. Primero fue el equilibrista que jugaba un rol de intermediario entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Luego, con su renuncia después de la derrota en las elecciones legislativas, ejecutó su jugada más riesgosa para responder sin cuestionamientos a la Vicepresidenta.
Finalmente, tejió un estrecho vínculo con la mayoría de los gobernadores y se convirtió en un kirchnerista duro con buenos modales para sentarse en las mesas del círculo rojo. Así llegó hasta esta instancia donde se transformó en un candidato sin etiqueta. Al mismo tiempo es y no es. Mientras pasan los días y se acerca el cierre de listas, De Pedro construye su precandidatura presidencial a un ritmo cada vez más veloz. Le falta tiempo y conocimiento. Por eso hay que pisar el acelerador.
Una de las etapas de ese proceso es matizar el impacto negativo que tiene sobre su espalda el sello de La Cámpora. “Wado” revindica la agrupación de la que forma parte, pero también tiene en claro que la mirada extremadamente orgánica, cerrada y sectorial que ha tenido la organización desde sus inicios, no es un gran atractivo para una porción importante del electorado.
El sello de La Cámpora genera rechazo en una buena parte de la sociedad argentina. Al menos, así lo retratan un puñado de consultores con un largo recorrido en el mundo político. La construcción de la candidatura de De Pedro, que empezó hace largos meses, lo llevó a colocarse en el rol de dialoguista. El que puede hablar con todos y negociar con márgenes más amplios que los del camporismo duro y puro. Ahí está el truco.
En el incipiente armado electoral del ministro del Interior aceptan que existe un proceso de descamporización. “Hay que ampliarse e ir más allá de los límites de la propia organización. Hay que construir una base política más amplia”, reflexionan. Para ser competitivos hay que pescar en otras peceras. De eso se trata. Y mostrarse abiertos a cerrar acuerdos con sectores que están al margen del kirchnerismo duro.
Un retrato de esa jugada son las fotos políticas que De Pedro protagonizó en los últimos días con el titular de SMATA, Ricardo Pignanelli, y el gobernador electo de Río Negro, Alberto Weretilneck. Dos figuras que no están en micromundo K y que le suman respaldo político con su sola imagen.
El jueves, “Wado” se reunió con el líder del sindicato de los mecánicos; el segundo del gremio, “Paco” Manrique, que es parte de la mesa del sindicalismo K; y el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez. Pignanelli es un dirigente sindical que no suele aparecer en demasiados actos, ni fotos. No está entre los sindicalistas más afines al kirchnerismo. Por eso la imagen expande los límites y le sirve a De Pedro para equilibrar la balanza entre los propios y los que están unos pasos alejados.
Ese mismo día el funcionario camporista recibió en su despacho de la Casa Rosada a Weretilneck, que en Río Negro ganó con una coalición integrada por La Cámpora. Se posicionó como un aliado estratégico sin identificación K pura. La foto con el ministro se dio en un contexto institucional, marco que “Wado” utiliza para correr los márgenes de su imagen política formada a lo largo de los años sobre “la orga”, como le llaman vulgarmente a la agrupación que conduce Máximo Kirchner.
“Wado no construyó su candidatura en base a La Cámpora. Más bien lo contrario. Fue junto a los gobernadores e intendentes. Todo este proceso fue en paralelo a la agrupación”, aseguraron cerca del ministro del Interior. Además, sostienen que la agrupación ultra K “jugó primero con CFK y después con Massa”. Es decir, que el ministro del Interior nunca fue la primera opción.
Al día de hoy De Pedro está parado sobre un armado electoral que sostienen un grupo de intendentes del conurbano bonaerense, unos pocos gobernadores y un grupo importante de sindicalistas. Es una estructura en formación que tiene el aval de Cristina Kirchner y que está siendo construida con el fin de enfrentar en unas PASO a Daniel Scioli.
Fue el propio “Wado” quien en la semana dijo que “lo más probable” era que las candidaturas se diriman en las elecciones primarias. En el kirchnerismo tienen en claro que si existe un rival interno a vencer, ese es Scioli. Y si en algún momento hay que negociar con algún candidato para que se baje, ese también es el ex gobernador. Por eso quienes conocen el submundo K dicen que los que tienen la lapicera se guardarán una carta debajo de la manga para negociar un lugar importante en el armado de las listas.
En el círculo político de De Pedro reconocen que su candidatura está en pleno proceso y que las adhesiones se van logrando semana a semana. Una de las últimas señales positivas la logró dar el jueves por la tarde, cuando se reunió con representantes de más de 40 gremios en la sede de los obreros de Maestranza (SOMRA). Muchos de ellos son aliados a Luis Barrionuevo, el titular del gremio de los gastronómicos, uno de los principales impulsores de la candidatura del ministro.
“Tenemos que defender el movimiento obrero, las organizaciones sociales, laburar. Dentro del peronismo, tenemos a alguien joven, que conoce el país, sabe la riqueza que tiene, caminó y está caminando. Tiene todas las cualidades y condiciones para serlo. La realidad es una sola, el candidato ya está, el candidato nuestro es Wado”, dijo Barrionuevo en el encuentro sindical.
En esa reunión hubo presencia de gremios con peso específico como Omar Maturano (conductores de trenes) y Víctor Santa María (Encargados de edificios). Además, apareció en escena uno de los secretarios generales de la CGT. Carlos Acuña, muy cercano a Sergio Massa, acompañó la movida política para respaldar la candidatura nacional de De Pedro.
El ministro del Interior y Barrionuevo se conocieron durante la pandemia, cuando el sindicalista le planteó que el sector que representa estaba muy castigado por las restricciones sanitarias impuestas por el gobierno nacional. De Pedro hizo de puente con las cámaras hoteleras, el sector del turismo y el Gobierno para coordinar medidas que sirvieran como paliativos.
A partir de ese momento empezaron a construir un vínculo estrecho que se fue consolidando durante el pasado. Barrionuevo, que en las últimas elecciones apoyó la candidatura presidencial de Roberto Lavagna, fue el primero en levantarle la mano a De Pedro e hizo su apoyo público. Luego, también a cielo abierto, se sumó el respaldo del titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, que está armando actividades con el sindicato en el interior del país para mover la candidatura del ministro.
Otro que está muy cerca del armado de “Wado” es el titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán. De buena relación con Cristina y Máximo Kirchner, el sindicalista que reemplazó a Antonio Caló al frente de uno de los sindicatos más grandes del país acompaña la candidatura, pero sin hacerlo público. En el entorno de De Pedro repiten una verdad anticipada: “Todos los que apoyaban a CFK presidenta, terminarán apoyando a “Wado””. Por transición, De Pedro capturará todas esas adhesiones.
Ayer al mediodía logró otra foto con impacto político. Se reunió a almorzar con representantes de 35 sindicatos de la Corriente Federal de los Trabajadores (CFT). La plataforma donde se concentra el sindicalismo K. Estuvo junto a Vanesa Siley (Judiciales), Sergio Palazzo (La Bancaria) y Abel Furlán.
Entre los movimientos sociales el apoyo más concreto es el que brindó Juan Grabois, titular del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). En sus reiteradas apariciones públicas fue claro. Si De Pedro es candidato, él bajará su candidatura presidencial y lo apoyará. Una señal más difusa fue la que brindó el titular del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, que en un encuentro que compartió con “Wado” habló de la necesidad del recambio generacional que planteó CFK, pero aún no explicitó su voluntad de acompañamiento.
Quienes más están motorizando la candidatura nacional son los intendentes del conurbano bonaerense que responden al liderazgo del Jefe de Gabinete la provincia, Martín Insaurralde, socio político de Máximo Kirchner , otro de los impulsores del plan “Wado” para afrontar una elección que, saben de antemano, sería muy difícil para el oficialismo.
En esas latitudes están inmersos los intendentes Federico Achával (Pilar), Nicolás Mantegazza (San Vicente) y Gustavo “Tano” Menéndez (Merlo). También el actual ministro de Infraestructura bonaerense, Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) y el diputado provincial Mariano Cascallares (Almirante Brown). Además trabaja en esa sintonía, a cargo del armado en el territorio, el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense y dirigente de extrema confianza de Insaurralde, Federico Otermin.
Los intendentes habilitaron sus distritos para que aparezcan pintadas y afiches de “Wado 2023″. El pedido que les llegó desde la cúpula K es que ayuden a De Pedro a instalarse en el conurbano porque ese es el lugar donde tiene más bajo conocimiento. Ahí radica el mayor problema de su candidatura. El ministro del Interior es poco conocido en el distrito electoral más importante del país, donde se concentra el 37% de los electores de la Argentina.
Por eso en las últimas semanas “Wado” intensificó sus actividades en los municipios más poblados de la provincia. Estuvo en Merlo, Florencio Varela, Lomas de Zamora, Berazategui, Malvinas Argentinas y Quilmes. La intensión de sus operadores de campaña es que sume adhesiones con un ritmo frecuente y solidifique la estructura política de su plan electoral. En las próximas semanas tendrá actividades en la cuarta y la sexta sección. También se está negociando una visita a la segunda sección. Quiere poner un pie en el interior de la provincia.
El proyecto electoral de “Wado” de Pedro tiene mayor sustento entre los gobernadores del norte grande. Ricardo Quintela (La Rioja) y Raúl Jalil (Catamarca) son los dos que apoyan su candidatura. A ellos se suma Axel Kicillof (Buenos Aires). Cerca se mueve también Gerardo Zamora (Santiago del Estero), aunque aún sin un pronunciamiento claro.
En Interior esperan sumar respaldos aunque saben las limitaciones que existen. Hay gobernadores que no lo abrazarán hasta el final o que no lo harán nunca. Un claro ejemplo de eso lo interpretan Gustavo Sáenz (Salta) y Mariano Arcioni (Chubut), que responden a la jefatura política de Sergio Massa. No harán ninguna expresión hasta que el rol electoral del ministro de Economía quede definido.
De Pedro avanza a paso firme en la construcción de su candidatura presidencial. Si no llegara a concretarse y el destino fuera la gobernación de Buenos Aires, el ejercicio también le serviría para consolidar su figura pública. Sin embargo, en el peronismo ya son cada vez menos los que piensa que Kicillof puede dar el salto al escenario nacional. Por eso los esfuerzos están puestos en hacer crecer a “Wado”.
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