¿Se viene un acuerdo político entre Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal? ¿O entre Patricia Bullrich y Vidal? Las dos respuestas son negativas, aunque quizá no tanto: Federico Salvai y Cristian Ritondo, dos de los principales dirigentes alineados con la ex gobernadora, podrían terminar enfrentados si prosperan las negociaciones para sumarse a los equipos de los dos presidenciables.
El caso más novedoso es el de Salvai, mano derecha de Vidal en la gestión bonaerense (fue su ministro de Gobierno y luego jefe de Gabinete), a quien Rodríguez Larreta busca incorporarlo a su mesa política como jefe de campaña. El larretismo considera que ya es un hecho, aunque en las filas de Vidal son más prudentes: “Es lo más probable, pero todavía hay mucho que conversar”, afirman.
Salvai volverá en las próximas horas de un viaje a los Estados Unidos y en su entorno admiten que la semana que viene podrían realizarse negociaciones intensas: primero se reunirían Larreta y Vidal, y luego, si hay acuerdo, se concretará una reunión del propio Salvai con el jefe de Gobierno porteño.
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Para los operadores larretistas, la posible designación de Salvai le daría más experiencia y volumen político al equipo proselitista del candidato presidencial: ya se puso al frente de la campaña de Vidal en 2015, cuando le ganó las elecciones a Aníbal Fernández, y en 2019, cuando perdió ante Axel Kicillof.
Si se concreta, la jugada tendrá una interpretación política obvia: se trata de la forma en que Vidal apoyará la postulación presidencial de su amigo Rodríguez Larreta al cederle a uno de sus dirigentes de confianza. Pero allegados a la ex gobernadora lo desmienten enfáticamente: “No hay nada cerrado. Y si así fuera, no implicará ninguna definición por parte de María Eugenia en favor de Horacio”.
Las mismas fuentes advierten que Salvai tiene “autonomía” para decidir con quién jugará en el tablero presidencial del PRO, de la misma forma que Cristian Ritondo, quien todavía negocia un acuerdo con Bullrich y con Néstor Grindetti, su precandidato a gobernador, para sumarse a su proyecto.
El fin de semana pasado, cerca de Ritondo y de Grindetti daban como casi cerrado un entendimiento político: amigos personales desde hace muchos años, además de líderes de la agrupación que conduce el club Independiente, los dos compartieron el 25 de mayo pasado un asado con referentes de ambos sectores y el precandidato a gobernador bullrichista publicó luego en las redes: “Gran asado del 25 de Mayo con amigos, con @cristianritondo nos une una amistad de más de 20 años, compartimos la pasión por el Rojo y estamos en el mismo proyecto de provincia y país”.
En las charlas hubo compromisos de Grindetti de que habrá sitios en el futuro esquema de poder para el centenar de referentes vidalistas-ritondistas en la provincia de Buenos Aires, incluso un puesto clave: el primer lugar de la lista de candidatos a diputado nacional por el distrito bonaerense. Así, Ritondo podrá renovar su banca y ser presidente de la Cámara Baja si Bullrich llega a la Casa Rosada.
Sin embargo, las tratativas se empantanaron porque a Bullrich y Grindetti les cuesta conformar a todos los sectores que los apoyan en la provincia: hay que repartir bancas nacionales y provinciales y cargos en la estructura bonaerense entre ex precandidatos bullrichistas como Javier Iguacel y Joaquín de la Torre, radicales y dirigentes de Emilio Monzó, el operador “antigrieta” que ya tiene en las filas de la candidata presidencial a referentes como Sebastián García de Luca y Nicolás Massot.
Ante esa dificultad, el que trata de aprovechar es Rodríguez Larreta: junto con Diego Santilli, su precandidato a gobernador, insisten ante Ritondo en sellar un acuerdo político con menos vueltas y más garantías de que el vidalismo tendrá espacios asegurados para sus dirigentes bonaerenses en las listas y el andamiaje provincial. “Horacio se puso más rápido y eficiente”, reconocen los ritondistas.
Vidal, según advierten sus allegados, no se definirá “por ahora” en la interna entre Larreta y Bullrich, aunque sigue manteniendo un diálogo casi cotidiano con el jefe de Gobierno. Con la jefa del PRO en uso de licencia, en cambio, hay una relación congelada luego de que ella no eligió a Ritondo como su precandidato a gobernador bonaerense y prefirió a Grindetti.
Incluso Bullrich tuvo una áspera charla con Ritondo cuando le anunció su decisión sobre quién sería el postulante provincial. El jefe del bloque de diputados del PRO le reprochó haberle dado claras señales de que iba a ser el elegido, mientras que la candidata presidencial le recriminó que Vidal no hubiera apoyado su proyecto político y que, apenas se bajó de la pelea por la Casa Rosada, se reunió primero con ella, pero al día siguiente se sacó una foto con Rodríguez Larreta.
Faltan días de intensas tratativas de Larreta y Bullrich para cerrar los acuerdos. El jefe de Gobierno se encamina a tener al vidalista Salvai al frente de su campaña y la ex ministra de Seguridad hace esfuerzos para convencer al vidalista Ritondo y evitar que se pase a las filas “enemigas”. Mientras, Vidal sigue haciendo equilibrio. Puede tener un referente en cada sector. O a los dos en uno solo.
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