La permanencia de Eduardo “Wado” de Pedro en el gabinete desde que el vínculo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner se quebró por primera vez y para siempre tuvo al menos tres momentos de zozobra. El primero fue tras la derrota electoral de las elecciones de medio término, en septiembre del 2021, cuando el ministro del Interior inauguró, por orden de la Vicepresidenta, la ola de renuncias masivas de dirigentes K al gobierno. Después de horas de deliberación con su entorno, el Presidente resolvió conservar a todos los funcionarios referenciados en la ex mandataria.
Meses después, De Pedro volvió a ser objeto de trascendidos: los colaboradores de Fernández todavía esperaban del jefe de Estado un gesto de autoridad que nunca llegó y que tuvo durante el verano otro amague por parte del mandatario, el último, de nuevo con el ministro de La Cámpora como eje de la disputa. A sus más íntimos, a fines de enero pasado y tras una serie de entredichos públicos, el Presidente les confirmó que echaría al funcionario y que en su lugar ya había previsto designar a Cristina Álvarez Rodríguez. Incluso convocó a sus principales asesores a Olivos a ultimar detalles del cambio de gabinete. La reunión nunca se hizo, Fernández nunca más habló del tema y el ministro político del gabinete sigue en su puesto.
Volcado de lleno a una precandidatura presidencial que se terminará de definir, por sí o por no en las próximas dos semanas, De Pedro, dicen sus colaboradores, todavía no decidió con su jefatura política si seguirá o no en el cargo si finalmente se confirma la postulación, pero sí hay unanimidad puertas adentro para imitar el modelo en el que Florencio Randazzo -completamente alejado del kirchnerismo y abocado a las negociaciones relacionadas con el “peronismo de centro”- incursionó para darle curso a su candidatura -luego fallida- en el 2015: desprenderse de la Dirección Nacional Electoral (DINE), el organismo técnico que depende del ministro del Interior y que ejecuta “la política nacional electoral”. Es decir, el control de las elecciones.
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La DINE está a cargo de Marcos Schiavi, un funcionario K de confianza de De Pedro, con amplio conocimiento del círculo rojo y pragmático como su jefe: Schiavi sabe que si la postulación del ministro termina por confirmarse, su sillón pasará a depender, como en el 2015, del paraguas del ministro de Justicia. Fue lo que se resolvió en aquel momento tras una conversación entre la entonces presidenta y Randazzo.
Lo de la dirección electoral es, sin embargo, casi una obviedad técnica no escrita en ninguna ley. Lo que aún no está resuelto es, en ese caso, si el funcionario seguirá o no al frente del ministerio. “Todavía no se analiza”, explicaron a Infobae fuentes cercanas a De Pedro, con la inquietud de un equipo de colaboradores que espera el resultado de las negociaciones internas que en estos días tienen alta intensidad en el Senado, la provincia de Buenos Aires y la República Popular China.
Es que las próximas semanas del ministro del Interior dependen de la discusión político-electoral y de cómo concluyan las conversaciones entre el kirchnerismo y el ministro de Economía, Sergio Massa, el otro postulante de la coalición de gobierno. Las opciones son uno, el otro, o los dos.
En ese último caso, la pregunta que se abre en el seno del Frente de Todos es si ambos funcionarios, de mucho peso político en el gabinete, deberían renunciar o no a sus cargos. Por ahora, nadie tiene la respuesta.
Lo cierto es que, mientras espera, De Pedro sigue adelante con su campaña. Las oficinas de su fundación -inscripta en los registros oficiales a principio de año-, “Gobernar”, sobre la calle Estados Unidos, en San Telmo -un barrio muy familiar para el ministro-, tienen cada vez más movimiento: este lunes, por caso, el funcionario pasó buena parte del día en ese lugar.
Sus colaboradores están entusiasmados: los seguidores de la red Tik Tok crecieron considerablemente en las últimas semanas y el spot lanzado tras el acto del jueves pasado de la ex presidenta en Plaza de Mayo -se editó una semana antes- tuvo, según sus voceros, 3 millones de visualizaciones a las pocas horas de su oficialización. Las encuestas no acompañan, por ahora, el crecimiento digital.
De pedro, en tanto, sigue con su raid: este martes tiene previsto visitar San Vicente, Berazategui y Malvinas Argentinas, y el miércoles Chaco. En usinas K aseguran que el ministro tiene al apoyo de algunos gobernadores del PJ, de un sector grande de los intendentes del Gran Buenos Aires, de parte del sindicalismo y de algunas cámaras empresarias. “Wado” cultiva un pragmatismo que, según dicen, tiene el aval absoluto de la Vicepresidenta. El gastronómico Luis Barrionuevo, que avaló su postulación, es solo un ejemplo.
En ese contexto, en el Frente de Todos se esperan por los resultados políticos del viaje de Massa y Máximo Kirchner a China, por las negociaciones entre el massismo y el kirchnerismo y por las señales que todavía debe dar CFK antes del cierre de listas.
Para esta altura del calendario, en el 2019, Cristina Kirchner ya había lanzado a Fernández como el candidato presidencial del Frente de Todos que, como tal, ya no existe. El resto de los precandidatos bajaron automáticamente sus postulaciones. Uno de ellos era Agustín Rossi, que este lunes lanzó su precandidatura. Ahora espera además Daniel Scioli, apadrinado con la estructura del Estado por el Presidente. Sea De Pedro o sea Massa, en el entorno del embajador en Brasil ratifican que, por ahora, no tiene ninguna intención de bajarse.
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