Marcha a contrarreloj y sabe que se juega todo en estas cuatro semanas, hasta el sábado 24 de junio. Es el deadline que tienen las coaliciones para anotar las candidaturas y un límite frío, impostergable, que él tiene por delante. Sergio Massa es consciente de que no depende de sí mismo: su futuro está en manos de circunstancias que están a merced de otros y, también, del azar caprichoso. O del destino.
La premeditada ubicación que le dio ayer Cristina Kirchner en el escenario montado en la Plaza de Mayo -cerca de ella y al lado de Eduardo “Wado” De Pedro, otro eventual “presidenciable”- le reconoció su condición de posible candidato, un traje que el ministro de Economía prefiere no ponerse. Al menos en público.
Pero apura el paso. Si el ministro del Interior anoche, después del acto multitudinario que convocó la Vicepresidenta, estrenó video y pegatinas en clave de campaña, Massa apuesta a mostrarse más activo y acelerar la gestión para exponerse como una opción de centro y pragmática para conquistar un electorado fatigado por años de privaciones y malaria: pandemia, guerra de Rusia a Ucrania y sequía histórica, maldiciones de las que habla Alberto Fernández, que ayer viajó a Chapadmalal con su guitarra.
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El líder del Frente Renovador y accionista de la coalición de gobierno tiene por delante cuatro objetivos decisivos: cerrar acuerdos con China y el FMI para contar con dólares o yuanes que fortalezcan las reservas exangües del Banco Central, poner en marcha el gasoducto Néstor Kirchner, y capitalizar al máximo las noticias económicas que confirmen el aumento en el nivel de actividad, mejoras en los ingresos y repuntes en la producción, el consumo y el empleo.
Encarará esos desafíos fortalecido en la interna después del reconocimiento que la vicepresidenta hizo cuando en C5N lo elogió porque “agarró una papa caliente” después de la tumultuosa salida de Martín Guzmán del Ministerio de Economía, que algunos temieron que podía terminar en helicóptero. A ese envión se le sumó ayer el “destaque” que le dio en el acto por los 20 años de la llegada a la Casa Rosada de Néstor Kirchner.
Para el ministro de Economía, la movilización a Plaza de Mayo confirmó las señales de unidad, imprescindibles para desactivar las internas salvajes que vienen agitando al Frente de Todos y que terminan impactando, según su mirada, en la cotización del dólar o en el frenesí remarcador de las góndolas. “El orden político es una condición para el orden económico. De a poco se va logrando”, trascendía en su entorno.
Para el líder del Frente Renovador desactivar las PASO se inscribe en ese marco de distensión para, al mismo tiempo, que la coalición de gobierno mantenga una competitividad electoral suficiente para enfrentar el primer turno electoral y -donde se juega el todo por el todo- en las generales de octubre.
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Al mal paso darle prisa
De todas maneras, Massa tiene por delante el miércoles 14 de junio, cuando a las 4 de la tarde se informe el último dato de inflación correspondiente a mayo y que muchas consultoras privadas lo ubican cerca de los dos dígitos. ¿Qué impacto puede tener en términos políticos ese número? Nadie en el entorno del tigrense se arriesga a dar una respuesta.
Dos gobernadores cercanos al ministro, cuyas identidades Infobae mantiene en reserva, revelaron días atrás que en sus provincias la oposición de Juntos por el Cambio había hecho campaña con la cuestión de los precios y la inestabilidad de la economía. “No entraron esos discursos y perdieron”, contaron. ¿Será porque al gobernador no le endilgan la inflación que sí la achacan a la Casa Rosada? No saben ni contestan.
Así como el índice de costo de vida del INDEC es una contingencia de dimensión incierta, la posibilidad de cerrar acuerdos con el FMI y China para fortalecer las reservas y que se anuncie antes del cierre de listas puede dotar al ministro de Economía de un valioso insumo para fortalecer su potencialidad electoral. Es una compleja trifecta que exige que dos burocracias impredecibles -la de Beijing y la de Washington- acepten darle al peronismo una ficha más. En el Ministerio de Economía hay optimismo, pero moderado.
Sin gobernadores ni CGT
¿Por qué es importante la mención de los gobernadores y Massa? Es que en el escenario montado en la mitad de la Plaza de Mayo, si faltaba un gobernador más no cabía. Cristina Kirchner sólo se mostró, en los hechos, con uno. El riojano Ricardo Quintela, dueño de un resonante triunfo en las últimas elecciones, fue el único que dio el presente con relativa libertad. Es que cerca del 90 por ciento de los cheques que firma son, en los hechos, endosos de lo que gira Nación. Alicia Kirchner, la santacruceña, es su cuñada. Y Axel Kicillof, que refleja como la Luna una luz prestada por Cristina.
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¿Puede ser Massa un puente con el resto de los gobernadores? ¿Y con la CGT? Los dispositivos más poderosos que tiene el PJ, brillaron por su ausencia. Sólo tuvieron asistencia casi perfecta los intendentes del Conurbano bonaerense, piqueteros dependientes del flujo constante de gasto público -como el Movimiento Evita, de Emilio Pérsico- y La Cámpora. Pablo Moyano fue un feligrés solitario, un general al que le faltó su veterano ejército de robustos camioneros.
El influyente Carlos Zannini explicó el sentido del acto: “Acá está el músculo político”, dijo, mientras desconcentraba eufórica la misma militancia que gritó “Presidenta, Cristina Presidenta”, “Una más y no jodemos más” más allá de la indulgente indiferencia de CFK. Sirvió de poco pedirles “comprensión de texto” de sus constantes negativas a volver a presentarse a elecciones.
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Lo cierto es que ante la ausencia de los “fierros” que el PJ suelen poner para la definición de candidaturas -con presencia personal, simbólica y material-, Cristina Kirchner ensayó una sugestiva autocelebración de los éxitos económicos de su mandato, cuando casualmente el ministro de Economía era Axel Kicillof, que se asentía y aplaudía con fervor.
¿Está definitivamente desactivada la hipótesis de llevarlo a disputar, en vez de la gobernación, una impredecible candidatura a presidente de la Nación? Nada indica que haya una decisión tomada. Ni siquiera si habrá una elección o habrá un desdoblamiento en la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas.
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