El nuevo avión presidencial llegó el jueves por la tarde a la Argentina y generó enorme revuelo por una maniobra arriesgada que realizó el piloto antes de aterrizar. ¿Era necesaria la acción si no había nada coordinado? Desde el punto de vista de los expertos, lo que sucedió es bastante ilógico. Ese punto de vista quedó confirmado en el diálogo que mantuvo el piloto del avión con las torres de control de Ezeiza y de Aeroparque.
En las comunicaciones se puede escuchar como el comandante del Boeing 757-200, Leonardo Barone, hace caso omiso a las indicaciones de los controladores aéreos, poniendo en peligro al resto de los aviones comerciales que se encontraban en la zona a punto de descender en el Aeroparque Jorge Newbery.
Incluso, en el audio al que tuvo acceso Infobae, se puede escuchar como el piloto de otra aeronave le solicita al controlador cambiar el nivel de altitud debido a las turbulencias y a las inclementes condiciones climáticas que se registraban en ese momento sobre la Ciudad de Buenos Aires.
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Aunque el avión presidencial siempre tiene prioridad, este caso es particular porque la aeronave no trasladaba a Alberto Fernández, quien ya se encontraba de descanso en Chapadmalal. Sin embargo, el piloto insistió en pedir autorización a los controladores para realizar la maniobra, lo que le valió la advertencia de los controladores al menos en tres oportunidades.
En el comienzo del audio, Barone avisa que tenía autorización previa para descender en un sector al que denomina 13. Pero un controlador le indica que no lo haga porque había otros vuelos con prioridad: “No, usted está ahora en Baires (Torre de control de Ezeiza) y tiene cuatro tránsitos que lo preceden y (fueron) desviados por meteorología. Mantenga nivel de vuelo 100″.
En otro momento, el controlador le solicita al piloto del avión presidencial que se mantenga a 3.000 pies y que aguarde unos minutos para que se libere el espacio aéreo sobre el Aeropuerto de San Fernando para autorizar el pedido. El diálogo se volvió confuso:
Controlador: “Mantenga a 3.000. Deme dos minutos que liberemos el ATZ de SANFER y le doy el libre descenso”.
Barone: “Ah, entendí que era libre descenso. Lo vamos manteniendo… 2300 pies”.
Controlador: ”Yo nunca le dí libre descenso”.
Barone: “Perdón. Estamos a 3.000 pies. Liberado 3.000 pies”.
Como se puede advertir en la comunicación, la maniobra interfirió con la normal operatoria de los aviones comerciales que tiene que aterrizar y despegar, sumado a un clima riguroso y tormentoso.
En las imágenes que circulan desde ayer se observa al nuevo avión presidencial, ploteado de celeste y blanco, inclinarse pronunciadamente sobre su lado izquierdo. Algunos creen que la puntera del ala estuvo a 10 o 15 metros del suelo. A esta imprudencia hay que sumarle que ayer, por las condiciones del viento, los aterrizajes se realizaban por la cabecera “sur-norte”, y la maniobra que realizó el avión presidencial fue en sentido “norte-sur”.
El comunicado oficial de los pilotos
A través de un mensaje difundido en las últimas horas, los comandantes Juan Pablo Pinto y Leonardo Barone, a cargo del vuelo que trajo a la Argentina el nuevo avión presidencial, informaron: “En vuelo de Traslado de la Aeronave Matrícula ARG-01 desde EEUU a la República Argentina, previo al aterrizaje se solicita Permiso al Control de Aeroparque Torre, el sobrevuelo por el Eje de Pista como recepción de la Aeronave Incorporada a la Flota Aérea”. En ese sentido, agregaron: “Tal pasaje fue autorizado por el control siendo esto uso y costumbre toda vez que se incorpora una Aeronave o cuando se Retira un Comandante. Estos pasajes son autorizados realizándose por el eje de pista, sin sobrevolar obstáculos”.
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Tras la llegada de la aeronave, el Gobierno nacional comenzará el proceso final para que el nuevo ARG01 reemplace al ya fuera de servicio Tango 01, la aeronave que fue adquirida por el ex presidente Carlos Menem durante su gestión en los 90 y que no vuela desde hace varios años.
La nueva aeronave insignia de la flota presidencial es un Boeing 757-2000 que demandó una inversión cercana a los USD 25 millones y tiene capacidad para transportar 39 pasajeros. Cuenta con una suite principal con todas las comodidades, y otros dos dormitorios de visitas que se pueden adaptar como salas de reuniones.
El avión fue fabricado en el año 2000 e inicialmente perteneció a la empresa Iberia. En 2005 fue adquirido por Funair Corporation y finalmente el 13 de abril pasó oficialmente a ser propiedad del gobierno argentino, que debió invertir USD 21.730.000, a lo que se suma la entrega del Tango 01, valuado en unos USD 3 millones.
El flamante ARG 01 puede volar sin escalas a destinos como Europa o Estados Unidos, a diferencia del Tango 01, que no estaba técnicamente preparado para viajes de esa distancia. No obstante, el Boeing 757 aún tendría pendiente una certificación para poder cruzar el océano Atlántico, por lo que no podría ser utilizado para las misiones a Europa por el momento. Una vez que se terminen las pruebas podrá hacer un vuelo cruzando el océano Atlántico.
Cabe recordar que el Tango 01 voló por última vez en 2015 y su reparación se volvió inviable, tanto por el costo como por las dificultades para acceder a los repuestos. El gobierno de Mauricio Macri lanzó la primera licitación ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), pero la operación no progresó. Fue recién en la gestión de Alberto Fernández cuando se barajó la posibilidad de reparar el viejo avión presidencial, pero finalmente se resolvió la compra de la aeronave que aterrizará en Aeroparque en los próximos días.
El avión tiene nombre nuevo: ARG 01. El antiguo, Tango 01, proviene de la época en la que los aviones oficiales eran manejados por la Fuerza Aérea. Aprovechando el cambio de aeronave, se decidió rebautizar toda la flota.
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