El tamaño de las estructuras -escenario, pantallas, carpas- que viene montando el kirchnerismo desde el lunes para sustentar el acto que protagonizará este jueves Cristina Kirchner en la Plaza de Mayo es elocuente. Y en la Casa Rosada, antes de que hable la Vicepresidenta, dicen que ya recibieron el mensaje. Los soldados de Alberto Fernández asumen el incremento en la presión K para que el Presidente y sus aliados cedan en la cruzada para que las candidaturas se definan en las PASO, y miden con la misma vara las señales inequívocas del ministro de Economía, Sergio Massa. Sin embargo, aseguran que no darán el brazo a torcer, y que las intenciones de competir del embajador en Brasil, Daniel Scioli, y del jefe de Gabinete, Agustín Rossi, seguirán intactas.
“No va a dar ninguna definición de candidatos, probablemente vaya en la línea de lo que viene diciendo hasta ahora, que tiene que haber un gobierno que interprete la situación económica. Y seguramente vuelva a marcar distancia con el Fondo”, se adelantó un funcionario de confianza del primer mandatario, que también recordó, sugestivamente, el segmento de la entrevista con C5N donde la ex presidenta, hace una semana, “reconoció que este gobierno fue mucho mejor porque no fue de Macri”.
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En el entorno del jefe de Estado inclusive avizoran un entendimiento. “La inscripción del Frente tiene que conllevar un pacto explícito. Necesitamos que Cristina y Alberto se pongan de acuerdo en cómo y de qué manera se va a plantear la estrategia”, insistió un ministro del círculo de Olivos.
Otras voces menos optimistas de Balcarce 50 creen que el discurso de Cristina Kirchner será un movimiento más de la seguidilla que apuró la vice a partir del Congreso del PJ -que se celebró el martes pasado- para torcerle el brazo al Presidente y bloquear su estrategia a un mes del cierre de listas.
La primera movida fue la exclusión de Alberto Fernández de la negociación de la alianza, a través del nombramiento del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, aliado del kirchnerismo, como único apoderado del justicialismo para conformar el frente con el resto de los partidos. Un factor no menor, dicen los duros, que ayudará a las fuerzas anti PASO a empujar una distribución de poder desfavorable para la minoría que acompaña al jefe de Estado antes de la inscripción de la alianza, el 14 de junio.
La segunda jugada fue la advertencia de Máximo Kirchner durante un encuentro con intendentes peronistas, el lunes, de que no estarían dispuestos a compartir a candidatos en la provincia de Buenos Aires. Lo cual obligaría a Scioli y/o a Rossi a emprender la dificultosa tarea armar una nómina competitiva, por separado de la fuerza mayoritaria, en el distrito más determinante para las elecciones nacionales.
En Gobierno no sólo relativizan el próximo discurso de Cristina Kirchner, sino también la efectividad de las maniobras que planean, en tándem, el massismo y La Cámpora para desalentar lo que Alberto Fernández llama “democratización del peronismo”. Según analizaron, la inscripción del frente es un tema “formal” y “menor”. “Lo que importa es el 24 (de junio, cuando se presentan los candidatos). El resto es humo”, sostuvo un soldado albertista.
”Nos desafían con que armemos una lista en la provincia de Buenos Aires, pero ya lo estamos haciendo”, agregaron cerca de Scioli, que ya instruyó a sus colaboradores, entre ellos el ex jefe de gabinete, Alberto Pérez, para que empiece a reunir voluntades en el distrito bonaerense. Y agregaron: “Daniel está decidido y es muy poco probable que se baje”.
Hay quienes, incluso, no descartan un quiebre: “Hay un sector que quiere PASO y, si no las permiten, el Frente se va a romper. El Presidente viene diciendo que hay PASO y tiene candidato, que es Daniel Scioli. Con lo cual, el sector que viene reticente a dar PASO es el que, se supone, va a terminar cediendo para evitar la ruptura del Frente”, dijo un alto funcionario. Esa posibilidad, en principio, quedaría pendiente, porque el peronismo, desde el punto de vista técnico, hoy está manejado por Insfrán, que quiere evitar una fractura.
Por lo pronto, Alberto Fernández dio por tierra con las especulaciones sobre su participación en el acto. En su entorno confirmaron que sólo participará del Tedeum en la Catedral, por la mañana, junto a sus ministros, y que pasado el mediodía partirá rumbo Chapadmalal para pasar el fin de semana largo. El ex motonauta, mientras tanto, homenajeará la fecha patria muy lejos de la Plaza de Mayo, en un acto con autoridades locales y representantes diplomáticos, en Brasil.
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Aliado con el kirchnerismo, el tercer fundador del Frente de Todos, Sergio Massa, también busca influir, con cada vez más ímpetu, en la estrategia para las PASO. A diferencia de Cristina Kirchner, que reserva su opinión, el ministro de Hacienda ya se posicionó abiertamente en contra del sistema que impulsa Alberto Fernández, y busca alzarse como único aspirante. Los dos discursos que hiló el viernes pasado, y el comunicado que le dirigió el Frente Renovador al Presidente pidiendo “generosidad” y que se eviten las “peleas de enanos” fueron claros en ese sentido.
“Sergio está pensando en dos cosas: que evitemos pegarnos un tiro en el pié con una discusión que nos deje terceros o cuartos en la PASO (contra Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y Javier Milei) y en sostener la estabilidad económica el día de la elección”, resumió el posicionamiento un funcionario de Economía que lo frecuenta.
Sin embargo, en una importante oficina nacional que responde al liderazgo de la Vicepresidenta aseguraron que en las actuales condiciones de la economía, Massa no recibiría la bendición máxima. “Este es un frente a largo plazo. Sergio es joven, puede esperar a 2027″, sostuvieron.
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En el Frente Renovador evalúan cómo actuar frente a una eventual negativa de CFK a darle la centralidad en la carrera proselitista nacional. Algunos massistas consideran que es posible que su jefe acepte resignarse, por ejemplo, a liderar la lista de senadores y obtener varios lugares preponderantes en las listas. Otros no descartan que decida embarrar la cancha y proponer como candidato a presidente a su aliado, el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, si no le dan lo que pide.
“Acá somos los únicos que ya nos la jugamos. Saben que tenemos el coraje para hacerlo”, dijo recordando la experiencia de 2013 un dirigente bonaerense del massismo que participa en todos los encuentros políticos del espacio. El más reciente fue en el comienzo de la semana, llamativamente, con Máximo Kirchner, donde estuvieron algunos de los referentes más relevantes del FR, pero sin Massa. “Fue una muestra de que hay voluntad de darle el espacio que se merece por lo que hizo y está haciendo”, interpretó un funcionario de la órbita camporista.
La imagen del jueves repetirá el 25 de Mayo del año pasado. El Presidente recorrerá la Plaza de Mayo rumbo a la Catedral por la mañana, y por la tarde, durante la manifestación del kirchnerismo, se correrá de la escena.
Mientras tanto, la vice, que ya no se habla con Alberto Fernández, le enviará un mensaje a todo el espacio, incluyendo a su delfín en 2019. En el círculo cristinista coinciden con el Ejecutivo en desalentar las expectativas de que Cristina Kirchner use la esmerada puesta en escena de esta tarde para definir a su delfín presidencial, en medio de la multiplicación de rumores en el mundillo K.
La versión más difundida en los últimos días es que le pediría a Axel Kicillof que abandone la aventura de la reelección y se ponga al frente de la campaña nacional, en contra de los deseos del mandatario bonaerense. En ese escenario, dicen que lo reemplazaría en la carrera por la gobernación el ministro del Interior y hombre de confianza de CFK, Eduardo “Wado” de Pedro, que hasta hace días aparecía como favorito para la carrera por el sillón de Rivadavia pero, advierten en las cercanías de CFK, protagonizaría un enroque con el gobernador.
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