“Lo que quedó claro es que ella será la que ordene el peronismo y que no tiene demasiado sentido competir en una PASO. Está claro donde está la mayoría”. Un importante dirigente sindical hizo esa escueta, pero contundente, definición bajo la lluvia, mientras apuraba el paso a la salida del escenario donde Cristina Kirchner habló durante una hora.
La dirigencia salió del acto con un puñado de percepciones bastante parecidas. Los intendentes, sindicalistas y funcionarios que dijeron presente se fueron con la idea de que la Vicepresidenta buscó mostrar la musculatura política del espacio que conduce y dejar en claro dónde está concentrado el poder dentro del peronismo. Su liderazgo, dijeron, es incuestionable. Como también lo será su capacidad para ordenar la estrategia electoral del Frente de Todos.
Además, hubo coincidencia sobre el lugar privilegiado que ocuparon Máximo Kirchner, Sergio Massa, Eduardo “Wado” de Pedro y Axel Kicillof en el escenario. Los cuatro juntos y detrás de ella. “De ahí sale el candidato o la fórmula”, se animó a decir un destacado funcionario kirchnerista. La única sorpresa en ese cuadro es el líder de La Cámpora. Los otros tres son los presidenciables con más posibilidades. Los nombres instalados en la agenda política hace tiempo.
En una tarde lluviosa y frente a una Plaza de Mayo colmada, la Vicepresidenta mostró su poder de fuego como hacía tiempo que no lo hacía. No solo con la capacidad de movilización en la calle - motorizada por intendentes, gremios y organizaciones sociales - sino también con la estructura política que expuso el kirchnerismo más allá de los núcleos duros como La Cámpora y el cristinismo.
La extensión del esquema político electoral, a un mes del cierre de listas, es más amplia que algunos meses atrás. Lógica pura y pragmatismo. Cuando se acerca la etapa de las decisiones trascendentales, como es la organización de las listas de candidatos en todas las categorías, los dirigentes que no son parte del núcleo permanente, caminan hacia la figura de CFK.
El acto le sirvió a Cristina Kirchner para mostrar que cuando llegue el momento de las definiciones, la mayoría de los dirigentes estarán de su lado. En el escenario estuvieron ministros del gabinete nacional que en los últimos años tuvieron su terminal política en Alberto Fernández, pero que saben que el ordenamiento del peronismo quedará en manos de la Vicepresidenta. Si algo que saben los dirigentes peronistas es olfatear donde está el poder real y en que momento hay que moverse hacía allí.
El ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, es un ejemplo claro. Siempre equilibrista, fue uno de los funcionarios más leales al Presidente que ya dio señales de donde jugará. La semana pasada estuvo en el encuentro que el kirchnerismo hizo en SMATA para organizar el acto y hoy en las primeras filas del palco. Nadie subió a esas escalinatas por voluntad propia. Todos fueron invitados.
Arriba del escenario estuvieron también dos mujeres del círculo chico de Alberto Fernández: la Portavoz, Gabriela Cerruti, y la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz. También el intendente - en uso de licencia - de Navarro y ministro de Hábitat, Santiago Maggiotti, que históricamente se mueve junto a los intendentes del conurbano. Nombres propios que no suelen estar en los actos kirchneristas.
En la primera fila de las escalinatas se hizo presente el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, uno de los pocos dirigentes que integró la mesa chica de Fernández cada vez que el Presidente tuvo que tomar determinaciones trascendentes y delicadas. De estrecho vínculo con Massa, Olmos apareció en escena en un lugar de trascendencia simbólica dentro del acto. Al día de hoy sigue siendo el principal puente entre la Casa Rosada y la cúpula del kirchnerismo.
El Jefe de Gabinete, Agustín Rossi, estuvo en la Plaza de Mayo, con integrantes de la Corriente Nacional de la Militancia que viajaron a Buenos Aires desde Rosario y Santa Fe. No subió al escenario, pero estuvo en el radar. En las escalinatas también estuvieron los ministros Jorge Taina (Defensa), Daniel Filmus (Ciencia y Tecnología) y Tristán Bauer (Cultura), del kirchnerismo histórico.
Del círculo más pequeño del Presidente solo hubo dos que no estuvieron en el acto: el canciller, Santiago Cafiero, y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Los dos nombres propios con relación más estrecha, que se han mantenido, desde el inicio de la gestión, encolumnados con el accionar y las decisiones de Fernández. Tampoco estuvo presente el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, que desde que se sumó al Gabinete se volvió un inquebrantable defensor del Jefe de Estado frente a los ataques de La Cámpora.
La tarde dejó dos imágenes potentes e impactantes. Por un lado Alberto Fernández viajando solo, con su guitarra, rumbo a Mar del Plata, para compartir unos días de descanso con su familia. Lejos del acto, de CFK y del kirchnerismo. Por otro lado, Cristina Kirchner, empoderada frente a miles de personas, con un fuerte respaldo de la dirigencia política y mostrando en público que será ella la que maniobre la lapicera en el momento de las definiciones.
Dos realidades distintas que hablan del poder y del despoder. De la centralidad que parece inagotable y de la soledad en la que cayó quien supo brillar en las encuestas y ser la cabeza de un proyecto que había renovado las esperanzas de la militancia peronista. Dos formas de hacer política y, sobre todo, dos formas de entender cómo se maneja el poder. Ambas quedaron impresas en la tarde del 25 de mayo.
Al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner le quedan seis meses y medio de gestión. Y, posiblemente, tres instancias electorales: las PASO, las elecciones generales y el balotaje. Con un gabinete partido, sin conducción política del Presidente, con la inflación en alza y la escases de reservas carcomiendo el día a día de la estabilidad económica, el gobierno nacional debe aún gestionar medio año. La situación es realmente difícil.
El alineamiento político que mostró CFK en la Plaza de Mayo, no es el mismo que existe en el Frente de Todos. Mucho menos en la estructura del Gobierno. Lo que queda de mandato será gestionado con un eje de poder muy claro que es el que integran la Vicepresidenta y el ministro de Economía, Sergio Massa. En paralelo, aislado y desgastado, Fernández seguirá teniendo la palabra final en algunos temas puntuales de la administración del Estado.
“Una más y no jodemos más”, le gritaron los militantes de La Cámpora, ubicados bien cerca del escenario, a Cristina Kirchner. Un mandato más, una vuelta más al sillón de Rivadavia. Cada vez que sacaron a relucir la canción “Cristina Presidenta”, la Vicepresidenta solo atinó a sonreír como gesto de agradecimiento. Parece estar bastante claro que no será candidata, aunque algunos dirigentes se hayan ido de la plaza con la sensación de que aún hay margen para que decida lo contrario.
Lo que aún falta definir es si habrá PASO o no. En el mundo K algunos creen que la de Massa y la de Kicillof podrían ser dos candidaturas de consenso, mientras que una de “Wado” de Pedro sería para competir en unas elecciones primarias. De todas formas, la dirigencia que estuvo presente en el acto se retiró con la idea de que frente a semejante volumen político, no tiene sentido afrontar unas PASO. El poder y los votos, dicen, están del lado de ellos.
La candidatura que el kirchnerismo ponga en la cancha, si no aparecen sorpresas, no saldrá de la terna que componen Sergio Massa, Axel Kicillof y “Wado” de Pedro. Algunos presentes en el escenario terminaron con la duda de si la foto del ministro de Economía y el de Interior juntos no es una muestra anticipada de la que podría ser la fórmula presidencial.
Seguir leyendo: