Una semana después de que el Congreso del PJ lo reeligiera como presidente del órgano legislativo partidario, el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, desembarcó en Buenos Aires para iniciar las gestiones políticas frente al cierre de alianzas en representación del Justicialismo. En plena pugna por la estrategia electoral, que enfrenta a detractores y promotores del sistema de internas para definir candidatos, el cacique provincial se sentó con Alberto Fernández y con Sergio Massa, por separado, para empezar a negociar la integración de fuerzas y las reglas de juego que deberán presentar el 14 de junio.
Desde que quedó nuevamente a cargo del Congreso, Insfrán se tomó varios días para analizar la situación nacional, en la que tendrá un rol preponderante de cara a la inscripción del Frente de Todos ante la justicia electoral. Después de protagonizar una serie de actos en Formosa, donde se celebró el congreso provincial partidario, esta semana aterrizó en CABA dispuesto a reunirse con los máximos referentes del oficialismo. Al mediodía estuvo con Sergio Massa y por la tarde, entre las 16 y las 19, se reunió con el Presidente en su despacho de la Casa Rosada.
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En Balcarce 50 y en la gobernación mantenían en secreto el contenido de la conversación, pero cerca del primer mandatario aseguraron que no está ni remotamente corrido de las negociaciones sobre el FDT. Además, dicen creen que la conformación de la junta electoral y la distribución de lugares en las nóminas para los competidores internos en las Generales no impedirá que el 24 de junio, cuando vence el plazo para presentar las nóminas, puedan ir “todos los candidatos que quieran”.
El Presidente hizo público el encuentro, con foto incluida, pasadas las 20.30. “Qué bueno verte Gildo! Celebro tu decisión de ser candidato en las elecciones provinciales, Formosa tiene un gran futuro a tu lado. En los comicios de este año, tu aporte como presidente del Congreso del PJ es central para alcanzar un proceso de unidad”, dijo.
Los encuentros cobran relevancia en el contexto de fuertes disputas en la coalición. La semana pasada, durante el congreso justicialista que se celebró en Ferro, la mayoría kirchnerista le impidió a Alberto Fernández, luego de un forcejeo entre sus representantes y los soldados k, compartir la lapicera con Insfrán para negociar la conformación de la alianza electoral para las PASO del 13 de agosto. El primer mandatario quedó marginado de esa instancia clave, donde se definirá la distribución de poder para cada partido del frente en las Generales de acuerdo a los resultados obtenidos en las Primarias. El kirchnerismo, indignado por el ímpetu del jefe del Estado, planea usar ese marco para desalentar a los presidenciales de la órbita “albertista”, como el embajador Daniel Scioli y el jefe de Gabinete, Agustín Rossi.
El jefe de Estado, que mantiene la presidencia del PJ, apuesta a su relación personal con Insfrán, uno de los referentes del interior más cuestionados por la oposición, a quien suele elogiar y visitar. Sin embargo, en el ala dura del Gobierno lo ven como un fiel aliado y creen que su relación con Cristina Kirchner prevalecerá por sobre el vínculo con el primer mandatario. Ayer hubo rumores sobre un encuentro entre Insfrán y la vice pero en la Presidencia del Senado evitaron confirmarlos.
Por lo pronto, el gobernador mantiene en reserva su opinión sobre las PASO, el eje central de las disputas en el oficialismo en la previa del cierre de listas del 24 de junio. El jueves pasado, durante el Congreso en el club de Caballito, sólo dio un vago indicio sobre sus planes. “Yo no voy a hacer lo que hicieron Cristina Kirchner y lo que hace Alberto Fernández. Voy a hacer lo que sea mejor para el peronismo”, le dijo a un interlocutor.
La principal preocupación del formoseño, de todas formas, es su discusión política con la Corte Suprema, luego de la presentación judicial de la oposición local contra sus intenciones de correr por un octavo mandato en las próximas elecciones. Alberto Fernández ya tomó partido a favor de sus pares de Tucumán y San Juan, Juan Manzur y Sergio Uñac, que tuvieron un fuerte revés hace dos semanas con el fallo del máximo tribunal que hizo lugar a una medida cautelar de Juntos por el Cambio y suspendió las elecciones a gobernador en las respectivas provincias. Y hoy, en su tuit, tomo partido a favor de Insfrán. Pero Cristina Kirchner aún no le dio una demostración de respaldo cerrado al gobernador más antiguo en su cargo, que busca perpetuarse al mando del distrito en los comicios de julio.
Mientras tanto, Sergio Massa presiona exactamente por lo contrario que Alberto Fernández. En su ansia de ser el único candidato, el viernes pasado, en una reunión con su tropa, y ayer, en un comunicado de su mano derecha en la legislatura bonaerense, Rubén Arslanián, pidió “generosidad” a la hora de diseñar la estrategia para las PASO y le recordó a la dirigencia que se hizo cargo de la crisis, el año pasado, en el peor momento. En esa última misiva, le pidió públicamente a Alberto Fernández que, en su rol como presidente del PJ, convoque a una mesa política con todos los referentes de los partidos que conforman el Frente de Todos. Pero en la sede del gobierno nacional hicieron caso omiso al pedido.
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Cristina Kirchner, por su parte, se reserva la opinión sobre la forma de definir las candidaturas, y en su círculo de confianza aseguran que no lo tiene decidido. Viene de una seguidilla de apariciones públicas, la última en una entrevista mano a mano con la señal C5N, donde se limitó a dar señales confusas y abiertas sobre sus preferencias sobre las figuras, el desdoblamiento de los comicios de la provincia de Buenos Aires y su mirada sobre el rumbo de la economía que comanda Massa. Para el jueves prepara una marcha masiva en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, donde muchos esperan que designe, de una vez por toda, a su delfín. Sin embargo, desde la fuerza cristinista piden paciencia.
Ayer, la titular del Partido de la Victoria, Diana Conti, que tiene contacto con la jefa del espacio, aseguró en una charla con Radio con Vos que “faltan otras instancias”de acuerdo en el Frente de Todos antes de los nombramientos personales y desalentó la expectativa sobre una definición clara de la vice sobre el candidato. Hasta ahora, se limitó a deslizar que espera que tomen la posta “los hijos de la generación diezmada”. A lo ancho y largo del Gobierno interpretaron que se refería a Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro del Interior y uno de sus referentes más cercanos, que se posiciona desde el año pasado en la carrera por la Presidencia.
Sin embargo, en los últimos días distintas voces k no descartaron que el bendecido pueda ser Massa. “Él también es joven, es hijo de esa generación”, deslizó Conti, en referencia al ministro de Hacienda, que surfea la crisis económica y aún evalúa si le conviene jugar. El otro nombre en evaluación es el de Axel Kicillof, el gobernador bonaerense que quiere la reelección pero que desde la semana pasada salió a aclarar, a través de su mano derecha, Carlos Bianco, que hará lo que le diga CFK.
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