El magnetismo de Cristina Kirchner contado desde adentro: su vuelta a la TV después de seis años

Cristina Fernández de Kirchner no pisaba un set televisivo desde hacía seis años. Visitó por primera vez C5N. “Hacer política en los set de televisión y en Tribunales es lo más fácil que hay”, dijo

Cristina Fernández de Kirchner visitó el programa Duro de domar, en C5N, y le concedió una entrevista a Pablo Duggan

Es como si su presencia -y a veces sólo basta el rumor de su presencia- cambiara los patrones magnéticos del movimiento de la Tierra. Dicen que los pájaros huyen de su hábitat si “sienten” la desconfiguración planetaria en las horas previas a un terremoto o un tsunami. Lo mismo sucede con las personas cuando se “sienten” cerca de Cristina Fernández de Kirchner.

Si existiese un aparato que midiera las vibraciones que se producen cuando ella pasa, se rompería. Hay algo que se altera, que cambia de frecuencia, un magnetismo maradoniano, algo que solo pueden lograr el fútbol o la religión o el agradecimiento. Como le dijo el referente social Alejandro “Pitu” Salvatierra cuando la saludó, en el final de la entrevista que le dio a Pablo Duggan, en C5N, mientras se despedía de todo el staff del programa Duro de domar: “Gracias por habernos permitido cambiar fideos por churrasco”.

Hay una canción de los platenses -como ella- El mató a un policía motorizado que consta de una sola estrofa en loop, y que -como todo canto tribal- es un sueño lánguido de guitarras y sintetizadores sobre las que canta Santiago Barrionuevo. La letra, escrita por él mismo, no alude, que se sepa, a la ex presidenta argentina aunque data de 2011 ó 2012, pico de la épica del 54% y el duelo por la muerte de Néstor Kirchner, y dice: “¿Ey, quién te va a cuidar? En este mundo peligroso tenemos que estar juntos. ¿Quién detendrá a la turba iracunda si no estoy con vos, nena? Con este magnetismo que sigue bajando, nena”.

"Ella o nadie", una multitud esperó a Cristina Kirchner en la puerta del canal C5N (Luciano González)

La canción de El Mató vino a la mente de un periodista de C5N cuando entre los productores del canal circuló una foto de un trabajador de recolección de residuos que está de pie, de espaldas, con las manos detrás, quieto, atento, mientras mira (y escucha) la imagen de CFK con Duggan en televisor colgado llamativamente a gran altura, en lo que se presume como un galpón o un garaje.

Cristina habló en la nota de que para las elecciones hay tres tercios. Una de esas porciones de la torta le pertenece toda a ella. Y, por oposición, quizás las otras dos también. El recolector de residuos sintetiza lo que para la narrativa kirchnerista representa Cristina: con la gente adentro.

Ese magnetismo no conoce del paso del tiempo, a pesar de que CFK lleva dos décadas en el centro del sistema alrededor del cual orbita la política nacional. “El tiempo pasa para todos... y todas”, le dijo ella misma al conductor de Duro de domar en el inicio de la conversación, una charla mano a mano que duró todo el programa, hora y media, en el estudio principal de C5N.

Y la que sostuvo, por ahora, su negativa a ser candidata en las elecciones de este año. “Estoy en libertad condicional técnicamente”, remarcó, en una crítica al Poder Judicial, que dio a entender que si no juega en estas elecciones no es porque no tenga chances de ganar sino porque no la van a dejar llegar.

“Hay comprensión de texto”, respondió Cristina en referencia a su última carta, cuando Pablo le preguntó si se bajaba definitivamente de la competencia. Menos esquiva fue al final, cuando el móvil transmitía desde la vereda del canal, y la multitud cantaba “Cristina presidenta”. “¡Qué letanía!”, exclamó. No se la veía en cámara, pero su gesto fue de “uffff, basta, che”.

Cristina, vestida con pantalón y saco verde (”verde esperanza”, comentó una vestuarista que esperó en un pasillo para verla pasar), camisa y zapatos lilas, uñas pintadas de blanco y un rosario colgando de su cuello, eligió Duro de domar hace unos días para hablar, a través de la prensa, a todos y todas.

Mientras se sabía que sería oradora el 25 de mayo en la Plaza de Mayo, su visita al canal fue confirmada el martes de esta semana. “Les voy a contar algo, yo los miro todas las noches”, avisó, apenas comenzó la entrevista, como si fuera una televidente más, y un rato después, a la par que ya volaba el rating incluso por encima de los canales “tanque” del aire, como Telefe y Canal 13, nombró a algunos de los integrantes del panel, el abofado liberal Carlos Maslatón (”me encanta, no pienso como él pero me divierte”), los periodistas Cynthia García y Mariano Hamilton, y a Salvatierra. Los que la conocen dicen que mira hasta las 22.30, aunque el programa termina a las 23. “Soy de acostarme temprano”, le dijo anoche a Duggan.

La entrevista entre CFK y Pablo Duggan duró una hora y media

Cristina no iba a un estudio de televisión desde 2017, cuando visitó la peña de Gerardo Rozin. Los canales son espacios en los que trabaja todos los días gente que está acostumbrada a ver pasar personalidades importantes, carismáticas, intimidantes, hegemónicamente bellas, poderosas. Nadie se sorprende ni siente especial atracción, un poco por la costumbre de conocerles su lado humano y otro por un código implícito de no molestar. Entre las excepciones a esa regla naturalmente está Cristina Kirchner, comparable a lo que podría pasar hoy con un integrante top de la Scaloneta. Difícilmente exista otro que logre tanta atracción, un imán poderoso e inevitable, te guste o no. Quizá también ocurra con el Papa Francisco.

“Es atmosférica”, comentó Julia Mengolini minutos antes de que llegara CFK al edificio del canal cuando en cada partícula de aire que flotaba en C5N se sentía la ansiedad. La ansiedad, como la humedad, enrula los pelos. Los trabajadores de Duro de domar y del resto de los programas de esa franja horaria, más algunos conductores de otros programas, invitados especialmente, además de personal de limpieza, técnica, la zona del bar, todos estaban en el piso para verla pasar.

Sobre la calle Olleros la esperaba una multitud, incluso cuando desde la señal ya se había adelantado que aquello de saludar a todos como era antes de que le gatillaran en la cara no iba a darse. Así todo el operativo de seguridad en la calle fue imponente y cada periodista tuvo que mostrar su DNI para entrar.

CFK ingresó directamente al garaje del edificio y tras hablar brevemente con el cronista Lautaro Maislin, que transmitía en vivo y le regaló una escarapela (18 de mayo no sólo es el día de la escarapela, sino el día que, en 2019, ella anunció la candidatura junto a Alberto Fernández), subió al cuarto piso donde esperó hasta el horario de la emisión. Lo hizo en un sector especialmente preparado para ella. Llegado el momento bajó, siempre acompañada por sus colaboradores y personal de seguridad, y entró directamente al estudio.

La vicepresidenta aseguró que, a diferencia de Máximo, su hija Florencia "depende de ella" al hablar sobre cómo impactó en su vida el intento de asesianto.

“Hacer política en los set de televisión es lo más fácil que hay. En Tribunales y en los set de televisión es lo más fácil que hay. El tema es cuando llegás al gobierno”. Fue la primera de sus varias ironías. Cristina habló de economía, del Poder Judicial, del futuro del peronismo, de su liderazgo, se metió en todos los temas que le interesan. E incluso dijo que los medios que leía eran Página 12 e Infobae.

Como la entrevista es un género que permite un espacio de intimidad que no tienen los escenarios donde usualmente habla ante multitudes presentes, en lugares amplios, sin alguien que pregunte, la charla con Duggan tuvo casi permanentemente una connotación de mucha humanidad, sobre todo durante la segunda mitad, donde Fernández de Kirchner habló del atentado contra su vida y la salud de su hija Florencia.

“Ella me necesita, si me pasara algo sufriría mucho y podría agravarse su patología. Nadie tiene comprada la vida”, le dijo a Duggan. Si es por lo que genera cuando pasa, y podemos dar fe los trabajadores de C5N, lo que sí tiene comprada Cristina Kirchner, le guste a los que les gusta o les moleste a los que la detestan, es la eternidad. Un magnetismo que sigue bajando.

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