Luego de anunciar que el PRO irá a las PASO de la Ciudad de Buenos Aires con un solo candidato a jefe de Gobierno, los armadores porteños comenzaron a despejar algunos misterios en torno a la metodología que se utilizará para ungir al elegido para pelear por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta en las elecciones 2023.
Tal como se informó el lunes, la definición se adoptará con una encuesta. En rigor, no será sólo una, sino que ya se contrataron a tres consultoras que habitualmente trabajan con el gobierno porteño para que empiecen a dirimir el tema. Las elegidas son Aresco, dirigida por Federico Aurelio, Isonomía (Rodrígo Martínez, Juan Gemano y Pablo Knopoff) y Tres Punto Zero (Shila Vilker).
La primera utilizará el sistema CATI (computer assisted telephone interviewing), basado en entrevistas telefónicas con un software especialmente programado para la medición que se desea realizar. La segunda integrará respuestas a través del sistema CATI con consultas presenciales, estas últimas las preferidas por los armadores del larretismo porque creen que generan datos más fidedignos. Tres Punto Zero medirá a través de su expertise online.
Durante las negociaciones realizadas las últimas 48 horas entre los equipos técnicos involucrados en la compulsa, se decidió que no sólo se medirá intención de voto. “También vamos a considerar piso, techo, escenarios para las PASO y comparación con otros candidatos de Juntos por el Cambio para adoptar la mejor decisión”, explicaron desde la sede de gobierno de Uspallata. De este modo, el trabajo no englobará sólo a Fernán Quirós y Jorge Macri, los dos candidatos del PRO, sino también incluirá al radical Martín Lousteau, a Ricardo López Murphy y a Graciela Ocaña, quienes ya están anotados en la primaria.
La decisión de ponderar varios factores y no sólo la intención de voto emerge como una victoria del equipo del ministro de Salud porteño, que en las últimas horas pidió expresamente que se evalúe quién es el candidato que llegaría con mejores chances a una PASO contra Lousteau. El razonamiento es simple: Quirós sabe que hoy se encuentra unos puntos por debajo de Macri en las encuestas, pero está convencido que podría lograr una mejor performance que su rival en las elecciones con la ayuda de todo el aparato del partido. Sostiene este argumento con datos que relevan que hoy posee un techo mucho más alto -el porcentaje de votantes que podría llegar a elegirlo- que su rival.
La solución elegida no está exenta de polémicas. No existe una fórmula matemática exacta para ponderar las encuestas y los distintos escenarios que se van a medir. Por eso, la decisión final terminará dependiendo de una mirada subjetiva para ponderar los datos cuantitativos que se recolecten en las próximas semanas. La idea es llegar con un nombre definido a junio.
Si bien el lunes se firmó una tregua pasajera en la interna y se negociaron dos fotos de unidad, Jorge Macri ya anticipó que no aceptará cosas “raras”. Ayer en una entrevista con FM Milenium aseguró: “Si vos venís midiendo semanalmente y más o menos te viene dando un número y de golpe cambia todo, voy a levantar la mano”. De ese modo anticipó que no descarta la posibilidad de que se rompa el acuerdo. “Le resto dramatismo a la posibilidad de que el vecino elija, yo confío mucho en el ciudadano y si no lográramos ponernos de acuerdo, de última se puede competir y confiar en la gente”, dijo.
El PRO quiere evitar que haya más de un candidato en la primaria para no llegar en desventaja frente a Lousteau, el único postulante radical que hoy aparece primero entre todos los anotados de Juntos por el Cambio para la contienda electoral en CABA.
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