Aunque ratificó, esta vez definitivamente, que no será candidata a ningún cargo, Cristina Kirchner adelantó que participará del acto que le prepara su espacio y lanzó así una fuerte señal de que buscará posicionarse en el centro del armado de la estrategia electoral del Frente de Todos de cara al cierre de listas para las PASO.
La Vicepresidenta todavía no decidió si apoya la definición de postulaciones para las Generales a través de internas, como pide Alberto Fernández, o se inclina por acordar un candidato único, como exige Sergio Massa, y podría dar una definición al respecto el jueves de la semana que viene. Las organizaciones afines, con base en la “mesa de Ensenada”, debatían si emplazar el cónclave en la 9 de Julio, en torno al Obelisco, o en la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada. Hoy dejaron saber que se impuso la segunda opción. “Vamos a movilizar hasta al último militante”, dijo un armador del entorno de la presidenta del Senado.
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La convocatoria para el 25 de mayo se viene preparando desde hace más de un mes, con la excusa del aniversario de la asunción de Néstor Kirchner e impulsada por los dirigentes de paladar negro del kirchnerismo bajo la consigna “Cristina 2023″. Ayer, después de la carta donde CFK ratificó que eludirá cualquier candidatura, hubo dudas sobre la vigencia de la manifestación política. Pero esta mañana, a través de distintas entrevistas con medios de comunicación, el ministro de Desarrollo Comunitario bonaerense k y titular de La Patria es el Otro, Andrés “Cuervo” Larroque, habitual vocero del cristinismo, salió a aclarar que se mantenía vigente.
En el ala dura del Gobierno aseguran que el operativo clamor en torno a la vice no se relaciona necesariamente con que su nombre aparezca en las boletas, sino en fortalecer su figura en el esquema electoral de cara a las elecciones del 13 de agosto. Sin diálogo con Alberto Fernández, la vice mantiene el apoyo al ministro de Hacienda, Sergio Massa, aunque siempre condicionado a la evolución de la endeble situación económica. Y le da rienda suelta a su par de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, que arma como si fuera a ser el candidato del kirchnerismo para las Primarias.
La noticia de que CFK decidió hablar como única oradora en un escenario frente a la Casa de Gobierno se conoció tras el encuentro de los dirigentes de la primera plana k en la sede del gremio de los mecánicos que conduce Ricardo Pignanelli, convocado justamente para dar las últimas puntadas a la concentración del jueves de la semana que viene. En el centro de la puesta en escena estaban Larroque; el intendente de Ensenada, Mario Secco; y el ministro de Obra Pública, Gabriel Katopodis, el ex intendente de San Martín que en los primeros años de mandato estaba muy cerca de Alberto Fernández y que hoy se ubica como defensor de “la unidad” con creciente afinidad de los alfiles de Cristina Kirchner.
“El lugar donde se debatieron los destinos de la patria fue la Plaza de Mayo y evaluamos que la movilización se realice ahí. Venimos a informar que el acto contará con la presencia, como oradora central, de Cristina Fernández de Kirchner”, dijo Larroque esta tarde, y aseguró que “la democracia está en peligro por el avance de los poderes fácticos”.
La presencia de la máxima referente de ese espacio, que se rumoreaba pero no estaba validada, envalentona a los alfiles kirchneristas que se abrazan a su liderazgo más allá de si su nombre figura o no en las nóminas.
“Esta pelea y estas discusiones se definen en la calle. Vamos a reventar la plaza de Mayo y vamos a llenar la 9 de Julio también. Creo que ella nos está convocando a una pelea y una lucha que es más profunda de lo que pensamos. Vamos compañeros a dar la pelea, vamos que el peronismo nuevamente vencerá”, lanzó.
En adelante, la principal expectativa girará en torno a la designación de un delfín y a la posibilidad, o no, de que Cristina Kirchner avale una disputa en las urnas de su (aún desconocido) candidato contra alguno de los aspirantes del ala moderada que ya manifestaron sus deseos de competir por el sillón de Rivadavia: el embajador en Brasil, Daniel Scioli; y el jefe de Gabinete, Agustín Rossi.
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Alberto Fernández, en tanto, avisa por lo bajo que su plan para los próximos dos meses será “sobrevolar” la batalla política del oficialismo, sin intervenir a favor o en contra de ninguno de los presidenciables. Si bien algunos de los funcionarios de su máxima confianza, como el canciller Santiago Cafiero, trabajan para la carrera de Scioli, con quien, además, el Presidente mantiene una relación de amistad, en su círculo íntimo juran que no tiene ninguna preferencia. “Alberto va a trabajar para que al Gobierno le vaya bien, para que el 10 de diciembre le podamos entregar la banda y el bastón a uno compañero nuestro”, dijo esta misma tarde uno de sus colaboradores más fieles desde su despacho en Balcarce 50.
Su corrimiento no implica necesariamente que vaya a colgar los guantes. Esta tarde, durante una exposición del Banco Nación en Tecnópolis, el Presidente le contestó a la vicepresidenta, que ayer, en la misma carta, lo había criticado por el acuerdo con el FMI al deslizar, aunque sin mencionarlo, que le faltan “aptitudes electorales”. Fernández volvió a defender el pacto que firmó el -hoy vapuleado- predecesor de Massa, Martín Guzmán.
“La discusión con el FMI, que se extendió por más de dos años, había que darla en medio de la pandemia, con muchas dificultades y exigencias externas. Hay que entender los motivos detrás de la necesidad de negociar con el fondo. Hay que saber que el Banco Mundial no nos presta más plata, que el BID no nos presta más plata, que la CAF no nos presta más plata y que por ejemplo un swap como el chino se hubiera caído”, lanzó el jefe de Estado.
En ese momento, en la Casa Rosada sospechaban que Cristina Kirchner haría una demostración de fuerza. Lo cual se confirmó pocas horas después. Se espera que el discurso, después de las apariciones de las últimas semanas, donde dejó conocer su mirada a cuentagotas, precipite alguna definición sobre la confirmación del frente.
En este contexto, un encuentro entre los dirigentes máximos del espacio, que no se sientan a hablar cara a cara en privado desde hace meses, parece poco probable. De hecho, cerca de la vicepresidenta aseguran que resultaría inútil. Pero en la sede del gobierno nacional, extrañamente, aún no lo descartan.
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