“¿A quién hay que bancar ahora? Al que defina Cristina”. La sentencia corresponde a un funcionario kirchnerista involucrado en el operativo clamor, que esta noche llegó a su fin por decisión de Cristina Kirchner. La Vicepresidenta dejó en claro lo que ya había anticipado el año pasado y dejado entrever en sus últimas apariciones públicas: no será candidata a presidenta.
El kirchnerismo se vio sorprendido por la decisión de la líder del espacio, que la comunicó a través de una extensa carta en sus redes sociales, publicada en el momento que en el Congreso del PJ se cantaba por ella y una posible candidatura. El cántico “Cristina Presidenta” quedó vacío de contenido en el microestadio de Ferro. Quedó sepultado en la historia en algunos segundos.
Con el corrimiento definitivo de CFK, suben las acciones del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, como el candidato del espacio. En paralelo, un sector del mundo K sigue apostando a una candidatura de unidad detrás de Sergio Massa, aunque al ministro de Economía lo ven cada vez más condicionado por los altos índices de inflación.
De Pedro se mueve como candidato hace largos meses con el fin de posicionarse en el escenario político y electoral. Tendrá un lugar preponderante en el armado electoral. La intención de levantarle el perfil estuvo bendecida por la Vicepresidenta, que lo alentó a posicionarse como presidenciable. Y así lo hizo, apalancado en su relación con los gobernadores peronistas, con los que logró una fino vínculo por su trabajo en el ministerio del Interior.
Las especulaciones sobre su futuro estallaron inmediatamente después de que la Vicepresidenta confirme que no competirá este año para volver a la Casa Rosada. Las señales que había mandado hasta ahora habían sido claras, pero la sentencia de hoy no dejó lugar a dudas. En un mismo movimiento, se cayeron las acciones de Cristina Presidenta y subieron las de “Wado” Presidente.
Fue, sin embargo, un ascenso moderado. La gran duda que existe sobre una candidatura de De Pedro es el bajo nivel de conocimiento que tiene. Quienes lo analizan como una posibilidad concreta creen que eso se soluciona con el posicionamiento público de Cristina Kirchner. Ella y él a todos lados juntos. De eso se trata.
Por estas horas el kirchnerismo ultimaba los detalles del acto programado para el 25 de mayo, en conmemoración de los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente. En el mundo K esperaban definiciones electorales de “la Jefa” para esa jornada que planean que sea histórica. Sin embargo, la titular del Senado se adelantó y dejó sin efecto el operativo clamor. Ahora el acto tendrá otro matiz.
El espacio político que conduce CFK está recalculando su posicionamiento político. El candidato puro para apuntalar es el ministro del Interior. Todos repiten lo mismo. La decisión será, pura y exclusivamente, de Cristina Kirchner. El verticalismo en estado puro.
En la Casa Rosada la noticia no sorprendió. Hace tiempo que sostienen que la Vicepresidenta iba a cumplir con su palabra y no competiría. “Ya dijo 20 veces que no va a ser candidata. Ahora acelera el proceso de organización de la PASO en el Frente de Todos”, reflexionó un influyente funcionario nacional de estrecha relación con Alberto Fernández.
Un importante dirigente social basó su reacción en la etapa que viene. “Cristina entrega el bastón de mariscal, pero no el de electora y auditora”, sostuvo. Convencido que la decisión de la Vicepresidenta es un hito político importante, agregó: “Si la política es inteligente, generosa y valiente, en el Frente de Todos, sin prescindir de la historia de Cristina ni tirar por la ventana a nadie, se puede empezar una nueva etapa”.
En la coalición oficialista todos tienen en claro que la decisión de CFK de no ser candidata no significa que no vaya a tener un papel preponderante en el armado electoral de este año. Seguirá teniendo una fuerte influencia en los cierres de listas y en la construcción de la estrategia electoral, pero parece haber dado por terminada su etapa como candidata.
Si bien la Vicepresidenta fue clara, hay dirigentes que consideran que hay margen de acción para que CFK sorprenda. Sostienen esa postura en la necesidad imperiosa que tiene el peronismo de que la dirigente que junta más votos salte al escenario electoral a competir. Es decir, entienden que debería jugar para poder mantener el poder del kirchnerismo intacto. Esa proyección se convirtió en una utopía.
En el oficialismo se dan cuenta que la elección que tienen por delante es muy difícil de ganar y que la sentencia de la Vicepresidenta complica, aún más, la posibilidad de retener el poder. “Con esto desinfla el acto del 25 de mayo. Quizás sentía que todos la estaban apretando para que defina algo. Ella será la ordenadora. Si hay PASO hay que ordenarla. Y si hay candidato único, también. Y eso lo tiene que ordenar ella”, aseguró un ministro.
Más allá de lo expuesto por CFK, la discusión de fondo, en términos electorales, sigue siendo la misma. Cómo se dirimen las candidaturas. Daniel Scioli se ha convertido en el principal exponente de la línea política que defiende las PASO. Repite a quien quiera escucharlo que tiene el derecho de participar. Sergio Massa, en la vereda de enfrente, lidera el sector de los que aseguran que el Gobierno no puede inmiscuirse en una interna porque solo logrará hacerse daño. Retrato de dos enemigos íntimos con buen trato.
La carta de Cristina Kirchner acelera el proceso de reorganización del oficialismo. Sin ella ni Alberto Fernández en la cancha de los candidatos, se achica la lista de nombres. A ese pequeño grupo selecto se sumaría en los próximos días el Jefe de Gabinete, Agustín Rossi. Está decido a meterse en las PASO como candidato presidencial y ampliar la oferta electoral. Un sector de la coalición le hace saber a Massa que no tiene el camino libre.
Lo que viene a partir de ahora es una etapa nueva donde el peronismo debe decidir cómo encarar la elección sin la dirigente que más mide en as encuestas. CFK fue muy clara. No será candidata. En un poco más de un mes se habrá terminado el tiempo de las definiciones. Los días corren muy rápido para el Frente de Todos y parece haber llegado el momento de reducir los niveles de incertidumbres.
Ese margen de tiempo es el que le queda a Sergio Massa para jugar a fondo por una candidatura presidencial. Su decisión es la próxima que está en la mira después de los renunciamientos de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. La presión del oficialismo empezará a cargarse sobre su definición. La necesidad de ordenarse es imperiosa y para eso el ministro de Economía debe decidir, y explicitar, qué hará en el futuro inmediato.
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