Los triunfos de ayer en Salta, La Pampa, Tierra del Fuego y San Juan fueron una inyección aire fresco para el gobierno nacional, agobiado por la crisis económica, fundada principalmente en la alta inflación, y las disputas internas del armado nacional del Frente de Todos, donde aún no hay acuerdos básicos sobre la estrategia electoral. Después del 8,4% de inflación, los votos oficialistas en las urnas fueron un señal positiva.
El salteño Gustavo Sáenz logró imponerse por el 47% de los votos. Miguel Nanni, de Juntos por el Cambio, quedó en el segundo lugar con el 17%. La diferencia fue abismal. El Gobierno se subió rápidamente, en un caso extraño de empatía partidaria, a su reelección. Lo saludaron Alberto Fernández, Sergio Massa, Eduardo “Wado” de Pedro y Agustín Rossi.
Lo cierto es que Sáenz, apodado El Equilibrista, es un dirigente que suele tomar distancia de la Casa Rosada. Nunca estuvo en el bloque de gobernadores propios, que tienen el sello del PJ marcado en la piel. Su estructura partidaria es bien plural. Dentro de ese esquema está el justicialismo. Pero el frente político que lidera funciona como un partido provincial.
La única relación estrecha del gobernador salteño es con el ministro de Economía, con el que tiene una relación de amistad, además de coincidencias en el posicionamiento político. Tal es así que fue su compañero de fórmula presidencial en el 2015, cuando Massa compitió para llegar a la Casa Rosada con Daniel Scioli y Mauricio Macri.
El Gobierno tomó el triunfo del salteño como propio. Pero ninguno de los principales dirigentes del oficialismo viajaron a Salta ni antes ni después de los comicios. Una mínima muestra de que la relación del Gobernador con la Casa Rosada es buena, pero no está a la par de la de los gobernadores peronistas.
Un caso diferente es el de Sergio Ziliotto, el gobernador de La Pampa, que se afirmó en la provincia y ganó con el 47% de los votos, a seis puntos de distancia de Martín Berhongaray, la apuesta de Juntos por el Cambio, que logró hacer una muy buena elección y posicionarse como el referente opositor en el territorio.
El gobernador pampeano recibirá este lunes a Alberto Fernández en Santa Rosa. Inaugurarán, junto a los ministros Gabriel Katopodis (Obra Pública) y Ayelén Mazzina (Mujeres y Género), el primer Centro Territorial Integral de Políticas de Género y Diversidad de la capital provincial. Fernández se mimetizará con la vctoria pampeana.
El fin de semana pasado el Presidente viajó a La Rioja para celebrar el triunfo amplio de Ricardo Quintela y mañana lo hará para mostrarse cerca de Ziliotto, un gobernador que ganó por menos margen de lo que estipulaban las encuestas, pero que sigue manteniendo viva la supremacía peronista en la gobernación, ya que el mismo partido conduce los destinos de la provincia desde el regreso de la democracia.
El Gobierno también celebró el triunfo de Gustavo Melella en Tierra de Fuego, que se quedó con el 51% de los votos, frente al 11% que sacó Héctor Stefani, de Juntos por el Cambio. Fue arrollador. El mandatario reelecto es un radical K que, al igual que Sáenz, no es parte del grupo más cercano a la Casa Rosada, aunque ha acompañado iniciativas transcendentes, y de fuerte impacto político, como el pedido de juicio político a la Corte Suprema de Justicia.
Los mismos funcionarios que celebraron el triunfo del salteño, también se mostraron cercanos al fueguino. Para el Gobierno los tres fueron triunfos peronistas, sin excepción. Es más, hasta consideraron que si elegían gobernador y vicegobernador en Tucumán y San Juan, hubiese sido un domingo de supremacía peronista. Cinco a cero. Pero la Corte Suprema lo impidió.
En Balcarce 50 interpretaron los triunfos en las provincias como una señal positiva, en medio de la crisis económica que afecta la gestión y el complejo armado electoral en el que está envuelto el Frente de Todos. Justamente esta semana, cuando el martes 16 se lleve adelante el Congreso del PJ, en el oficialismo esperan que empiecen a surgir señales más claras sobre cómo organizar el frente electoral.
El último dato positivo llegó desde San Juan. El frente político de Sergio Uñac ganó los comicios en las cuatro categorías que se elegían, pese a estar suspendida, por una medida cautelar de la Corte Suprema, la elección a gobernador y vicegobernador. A las 22 de ayer el Gobernador brindó una conferencia de prensa en la que aseguró que había ganado el 75% de los municipios de la provincia de San Juan.
La noticia más dura fue la derrota en la capital sanjuanina. Susana Laciar ganó las elecicones y cortó con 16 años de peronismo al frente del municipio. Una luz de alarma a la que Uñac no le prestó atención durante su discurso nocturno, donde se mostró molesto y fastidioso por haber quedado inhabilitado en la competencia.
Uñac contestará el requerimiento de la Corte en las próximas horas. Será candidato a gobernador hasta que el máximo tribunal defina si reafirma lo expuesto en la medida cautelar. Por el momento no hay fecha para las elecciones ni claridad sobre quién puede ser un potencial reemplazante del mandatario, en el caso de que no pueda participar de la contienda electoral.
Lo más importante para el Gobernador es que la elección funcionó como una suerte de encuesta, ya que las boletas que se utilizaron el domingo tenían en el vértice la figura de Uñac. En el final del domingo el mandatario supo que había derrotado a Juntos por el Cambio y había neutralizado, sin problemas, la amenaza que implicaba José Luis Gioja.
“A pesar de la Corte y su bochornosa intromisión en San Juan y Tucumán, hoy 4 provincias argentinas se expresaron en las urnas y ejercieron su derecho a elegir sus representantes. Los resultados hablan por sí solos: el peronismo se consolida con fuerza en todo el país”, fue el mensaje que escribió el Jefe de Gabinete, Agustín Rossi, en sus redes sociales.
Es lo que sienten en la Casa Rosada, donde están esperanzados en plantar en la cancha electoral un candidato del Frente de Todos que sea competitivo y que logre llegar al balotaje. Para eso aún debe pasar demasiado agua debajo del puente porque no hay acuerdos que se vean con claridad cuando falta un mes y medio para que se cierren las listas de candidatos.
Los triunfos provinciales son, en gran medida, una foto recortada del mapa nacional. Hay sociedades que no se comportan de la misma manera en los comicios provinciales que en los nacionales. De hecho, ese es el objetivo de los gobernadores que deciden desdoblar la elección. Alambrar el territorio y que la decisión de la gente se base en la gestión local, sin que afecte el panorama nacional.
Sin embargo, los resultados de ayer no dejan de darle una importante inyección anímica al Gobierno y un poco de margen para renovar el discurso político. La gente nos sigue queriendo, piensan. Recién el 13 de agosto, en las PASO, habrá una respuesta aproximada para esa suposición.
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