El nuevo avión presidencial finalmente logró atravesar este fin de semana la última prueba técnica antes de emprender su viaje a Buenos Aires. Si no hay contratiempos, la aeronave llegará esta semana a Aeroparque. “Llegó esta mañana un repuesto y ya tenemos la autorización de la FAA (Federal Aviation Administration). Esta semana estamos viajando”, aseguró a Infobae una fuente de la comitiva que viajó hace un mes a Estados Unidos.
Las últimas semanas fueron convulsionadas para los funcionarios que están a cargo de la operación. Hubo varios contratiempos. De hecho, el vuelo de prueba se suspendió dos veces porque se rompió una pieza durante los trabajos de pintura realizados en el taller “1 Vision”, ubicado en Salina (Kansas).
El viernes y luego el sábado, los expertos de Presidencia lograron finalmente hacer dos vuelos de prueba, despegando y aterrizando desde el mismo aeropuerto. En silencio, ya comenzaron a planificar el vuelo a Buenos Aires y la recepción en Aeroparque. Algunos funcionarios pretenden un acto, con la presencia del presidente Alberto Fernández, para mostrar la flota presidencial completa. Eso incluye a los helicópteros, al ARG-3, un Lear Jet 60 que suele trasladar al Presidente en sus viajes de cabotaje, y al ARG-4, que hace tiempo terminó una revisión técnica y se usó para el último vuelo a Brasil.
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Otros funcionarios, en cambio, sostienen que el acto de recepción debería pasar desapercibido. Temen que la llegada del avión reactive la polémica sobre la compra, aunque consideran que la oposición no se sumará a los cuestionamientos.
“Milei los dejó sin argumentos”, se consuela un funcionario en referencia a los dichos del candidato libertario, quien respaldó la compra del avión. “No se lo lleva a la casa…. quien sea el próximo presidente lo va a usar”, dijo sobre la aeronave en una entrevista con TN.
Todo indica que el vuelo de bautismo, con el Presidente a bordo, sería el próximo 25 de mayo. “Faltan diez días”, contesta un responsable de la flota presidencial dando a entender que no hay precisiones.
A diferencia del Tango 01, el nuevo avión puede volar sin escalas hasta Europa o Estados Unidos. Sin embargo, según pudo saber Infobae, el avión todavía no puede programar un vuelo a Europa porque necesita una certificación para el cruce oceánico. Para eso, el avión debe realizar un viaje sin pasajeros a bordo.
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La aeronave elegida, un Boeing 757-256, costó finalmente USD 21.730.000. Pero la operación final demandará una inversión aproximada de USD 25 millones porque el Gobierno ya le entregó al vendedor el viejo Tango 01, valuado en casi USD 3 millones.
El avión tiene capacidad para 39 pasajeros, un dormitorio principal con todas las comodidades, y otros dos dormitorios de visitas que se pueden adaptar como salas de reuniones.
Durante las últimas semanas, ante las sucesivas demoras, volvieron a aparecer voces críticas dentro del mundo aeronáutico respecto a la compra del avión y especialmente por la elección del B757-256. En respuesta a esas críticas, los expertos de Presidencia elaboraron un informe donde se afirma que el avión puede aterrizar en los principales aeropuerto del país. En cambio, el B737 tiene limitaciones en San Juan, San Rafael, Bahía Blanca y Santa Rosa.
“No se pueden comparar esos modelos. Es avión está en buenas condiciones y tiene una vida útil de al menos 35 años”, dicen cerca del jefe de Estado.
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Cuando aterrice en el aeropuerto Jorge Newbery, el avión tendrá nombre nuevo: ARG 01. El antiguo nombre, Tango 01, proviene de la época en la que los aviones oficiales eran manejados por la Fuerza Aérea. Aprovechando el cambio de aeronave, se decidió rebautizar toda la flota.
Un proceso con sucesivas demoras
La llegada del avión pone fin a un proceso de casi ocho años. El Tango 01 está parado desde 2015. Durante el gobierno de Mauricio Macri hubo varios intentos frustrados para comprar otro avión: la primera licitación ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), se cayó por las internas dentro del Gobierno y la segunda por la realidad económica del país.
Cuando llegó Alberto Fernández a la Casa Rosada, los responsables de la flota presidencial recomendaron reparar el avión con una inversión estimada entre USD 12 y 15 millones. Pero la OACI desaconsejó la reparación por las dificultades para conseguir las piezas y el tiempo que llevaba parado. De esa manera se pasó a la opción de un “exchange”, que significa cambiar el avión por uno similar, de la misma marca y modelo, y en abril de 2022 se lanzó una licitación internacional.
Se presentaron tres oferentes y uno solo cumplía con todos los requisitos: C&L Aviation Group, una empresa con sede en Maine (Estados Unidos) que tenía antecedentes de venderle repuestos y aviones a la Fuerza Aérea. Pese al enorme costo político que implicaba la decisión, en diciembre el Presidente dio la orden para comprar un nuevo avión.
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