(Enviado especial) “Me dicen el equilibrista”, suele comentar entre risas en su círculo íntimo el mandatario provincial que este domingo logró una contundente reelección en Salta. Gustavo Sáenz se toma con humor el apodo que nació a partir de su política de gestionar el territorio manteniendo un equilibrio con los gobiernos nacionales. Lo supo hacer como intendente de la capital salteña con Mauricio Macri (Juntos por el Cambio) como Presidente y lo hace desde hace cuatro años Alberto Fernández (Frente de Todos). Ahora, ya como vencedor, mantiene la certeza sobre cómo seguirá jugará sus fichas en el tablero político con las presidenciales en el horizonte de este año.
A pesar de tener un estrecho vínculo con Sergio Massa, actual ministro de Economía y con quién asegura tener una amistad personal que va mucho más allá de la política, Sáenz no escapa a ser crítico con la gestión del FDT. En las presidenciales de 2015, vale recordar, Sáenz cumplió el rol de compañero de fórmula de Massa —por el Frente Renovador—. “Hemos estado juntos en algún momento y hemos elegido caminos diferentes también, pero siempre nos hemos respetado”, admite sobre la relación.
Este domingo, después de emitir su voto, el gobernador reelecto se despegó de una posible lectura nacional de su victoria. “Es una elección absolutamente provincial”, remarca. En su objetivo de no quedar estrechamente vinculado a la grieta que se plantea en el país, el mandatario salteño escapa a ser arrastrado por el viento de cola que una crisis de JxC o el Frente de Todos pueda generar.
“Desde el año 2015 empezamos un proyecto local que tiene que ver con las necesidades de la provincia. Venimos reclamando un federalismo desde hace mucho tiempo y no solo lo hago yo, también un grupo de gobernadores con el que entendemos que hay una asimetría muy grande en el país”, enfatizó durante la mañana dominical y ante el asedio de la prensa en la escuela que se ubicada prácticamente a los pies del Monumento al General Martín Miguel de Güemes.
A pesar de ser crítico, Sáenz no le cierra la puerta a nadie en el escenario político: si Alberto Fernández lo llama, lo atenderá porque no hacerlo sería faltarle el respeto al Presidente. Tampoco le negaría una foto, pero hasta el momento no tuvo una propuesta. El mandatario nacional, mientras tanto y según anuncian en Salta, llegará durante esta semana para un acto oficial en el marco de un plan energético.
En la última apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura local, Sáenz se encargó de reforzar esta idea de su gestión. “Argentina no empieza ni termina en la General Paz”, expresó aquella vez a manera de introducción para después sentenciar: “Cuando tengo que acompañar, acompaño; pero cuando tengo que levantar la voz para defender los intereses de todos los salteños, me pongo firme a pelear por sus derechos. Yo no soy delegado de ningún gobierno nacional”.
En la cuerda de la política argentina, El Equilibrista tampoco recibió una oferta concreta por una foto desde el espacio de Juntos por el Cambio, desde donde —a su vez— tampoco le cierran las puertas por completo al salteño. Quienes lo conocen, dicen que Sáenz tiene buena relación con Horacio Rodríguez Larreta, un presidenciable de JxC.
Con el correr de la jornada electoral, el mandatario desayuna un pocillo de café negro —no come nada— en un concurrido bar salteño y en el lugar también se toma una foto con una de sus candidatas a la intendencia local. Sáenz dice hablar con todos los espacios, aunque al fin pareciera blanquear algunos límites.
Javier Milei es una figura de la política que Sáenz no conoce en persona: le cuesta creer que las propuestas que impulsa el economista sean reales y en caso de serlo, el mandatario salteño no compatibiliza. Desde el espacio libertario, por cierto, nunca lo contactaron para entablar un puente.
En un año en el que las elecciones nacionales definirán el cargo de presidente y vicepresidente, además de diputados y senadores en el Congreso, en el espacio de Sáenz interpretan que desde las distintas fuerzas políticas van a necesitar registrar un acercamiento con él. Salta, vale aclarar, es una de las cinco provincias en las que a finales de 2023 se pondrán en juego cuatro bancas para la Cámara baja nacional —las otras son Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santiago del Estero—. ¿Qué va a pensar Sáenz si ahora algunos se acercan tras la victoria? “Va a pensar que lo están usando”, dicen desde su círculo.
Tras un arranque de jornada frío y con las puntas de los cerros tapadas por las nubes, el viento despeja el cielo y el sol lleva la temperatura a los 25 grados después del mediodía. La tierra que levanta el paso de las camionetas 4x4 no deja ver el camino hacia la Finca Las Costas, residencia de los gobernadores salteños. De frente la polvareda y a los costados, las plantaciones de choclo. Al fondo de la postal, más cerros que custodian el valle salteño.
El lugar en el que vive el mandatario salteño es una estancia con estilo colonial y con un amplio campo verde alrededor. Arboledas, un césped cortado con prolijidad en un parque tan grande que la cancha de fútbol parece pequeña, una piscina, mesas adornadas con flores dispuestas al calor del sol y al frío de la sombra, ventanales, varias entradas laterales y traseras a la casona y una pequeña puerta lateral blanca que se abre para la salida del gobernador.
Sáenz tiene un mastín italiano negro que se llama Qobi —en homenaje a Kobe Bryant, pero se escribe sin K y con Q, aclara—. El perro, su mascota, lo acompaña desde que se mudó a la residencia. Es el horario de la siesta, pero Sánz la usa poco y nada —media hora cada tanto—.
Puertas adentro en la provincia, más allá de haber logrado la victoria en las urnas, Sáenz registra conflictos sociales que mostraron una escalada en la recta final de cara a la votación: hubo importantes reclamos salariales en su contra por parte de trabajadores de la salud y la educación local. La falta de agua potable también le generó conflicto en el territorio, sobre todo en las complejas regiones del interior, y el narcotráfico es un tema que también genera preocupación y está en carpeta.
En el parque otoñal de la residencia oficial, hay distintos tipos de bebidas para tomar y desfilan las clásicas empanadas salteñas hechas al horno. Las hay de carne cortada a cuchillo, pero también de queso. Hay humitas —dulces y saladas—, pero también tamales. A Sáenz le sirven una copa de Sprite pero prácticamente no la toca. Come poco y nada.
El gobernador reelecto de Salta nunca habló con Cristina Kirchner. Nació el 14 de abril de 1969 en la ciudad de Salta y tiene cuatro hijos. Es abogado y antes de acceder al cargo, fue senador provincial, concejal y luego intendente capitalino entre 2015 y 2019. Fuma menos de un paquete de cigarrillos por día y usa un filtro transparente que él interpreta que ayuda a su salud. Le gusta el folklore, toca la guitarra y suele cantar en la residencia oficial cada tanto.
Dentro de la casona hay un gran salón de bienvenida con un cuadro de Güemes. También una fuente en el patio interior y Qobi que se pasea por los diferentes ambientes. Afuera, Sáenz habla pero su cabeza está pensando en los votos cuando faltan poco más de tres horas para el cierre de los comicios. El gobernador reelecto se levanta y se va. Vuelve a buscar los cigarrillos. La copa de Sprite queda casi intacta.
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