El diputado nacional por Avanza Libertad, José Luis Espert se lanzó hoy oficialmente como precandidato a Presidente de la Nación, tras la presentación de su último libro “La Argentina Deseada” en la Feria Internacional del Libro. En su discurso, el economista ratificó que está cerca de incorporarse a Juntos por el Cambio y propuso que el legislador porteño de Republicanos Unidos, Roberto García Moritán, lo acompañe como compañero de fórmula.
“Estoy lo suficientemente cerca para confluir con Juntos por el Cambio en un nuevo espacio y lo suficientemente lejos para competir”, sintetizó en una definición electoral sobre el rol que asumirá en la interna opositora.
En una conversación con el periodista Luis Novaresio, Espert consideró que tomó la decisión luego de realizar recorridas por todo el país, en las que se dio cuenta que “los problemas que tiene la gente son cada vez más profundos”, y que “no podemos sacar adelante a la provincia de Buenos Aires sin sacar adelante al país”.
“Durante muchos años de mi vida me ha tocado denunciar, criticar planes y medidas económicas miserables que nos llevaron de un fracaso a otro. Ahora quiero ser yo el que dé buenas noticias y el que luche para estar en el camino correcto. Por eso, quiero ser Presidente. Quiero sacar al país adelante, y que logremos nuestra Argentina deseada”, dijo Espert.
El ingreso de Espert al espacio opositor, por ahora, está pendiente de ser aprobado a raíz de algunas resistencias del “ala dura” del PRO. El macrismo no le perdona un tuit que publicó en sus redes sociales y que tuvo que borrar, en el que había compartido una nota sobre los dirigentes políticos más denunciados en el fuero penal. Era un ranking basado en datos oficiales, donde estaba ubicado Mauricio Macri en el tercer lugar del podio con 39 causas, por debajo de Julio de Vido (57 causas) y por Cristina Kirchner (50).
Aun con esos cortorcuitos, el economista confirmó que está cerca de sumarse al “gran portaviones opositor” y agradeció a “la generosidad de JxC para que los liberales tengan una silla más” es en ese armado. “Tengo mucha expectativa. Estoy feliz de confluir y de competir. Los liberales podemos aportar a la reforma económica”, dijo durante la presentación.
En una señal de apoyo, de parte de Juntos por el Cambio estuvieron presentes el senador Martín Lousteau (UCR), los diputados nacionales Fernando Iglesias (PRO), Martín Tetaz (UCR), Maximiliano Ferraro y Juan Manuel López y la diputada provincia Maricel Etchecoin (Coalición Cívica). Del entorno más cercano políticamente a Espert asistieron el periodista Luis Rosales, Hugo Bontempo y Gonzalo Mansilla de Souza de la UCEDE, Daniel Iturralde del Partido Autonomista Nacional (PAN), Luis Green de Republicanos Unidos; y personalidades como el economista Roberto Cachanosky, Roberto García Moritan, Diego Guelar, empresarios y ex embajadores.
“Imaginar esa Argentina Deseada hoy, es un ejercicio difícil de hacer, cuando tenés al presidente Alberto Fernández diciéndote que la inflación, que está en pleno crecimiento, es un tema psicológico. Sin embargo, la Argentina deseada es posible. Nosotros fuimos ese país alguna vez en el que vivieron nuestros abuelos, que fue un faro de conocimiento en América Latina que guió a innumerables pensadores; aquella economía sólida que hizo a la Argentina estar entre los 10 mejores países del mundo”, dijo Espert.
Esa visión, según el candidato presidencial, confronta con la imagen actual de la Argentina, a la que calificó como “un adicto que se va a terminar muriendo de pobreza, marginalidad”. “Como todo adicto necesita pasar por un síndrome de abstinencia, que implica pagar costos”, remató en una curiosa comparación.
Entre las medidas inspiradas en ese enfoque, el economista sostuvo que hay que “decretar el congelamiento total del gasto público”, “terminar con el cepo cambiario”, “dejar libre el dólar y que para que no flote como un barrilete, debería decir que el Banco Central va a dejar de emitir billetes”.
Espert enumeró que deberían pasar tres cosas en el país. En primer lugar, remarcó la idea que “para poder vivir algo le vendemos a un tercero, que el tercero no hace”. “Intercambio: Argentina en vez de estar desesperado por venderle algo a otro país, está desesperado porque no entre nada de afuera, entonces no está dedicada a producir para venderle algo a alguien”, ilustró. En segundo lugar, cuestionó la creencia de que “la gente vino a pagar impuestos, cuando en realidad vino a disfrutar de la vida”. Y luego, reiteró su propuesta de avanzar en una reforma laboral ya que “ninguna empresa va a tomar gente en blanco sabiendo que si lo hace, en vez de adoptar a un trabajador, adoptó un hijo; porque si se lo quiere sacar de encima, lo funde”.
“Que bajar costos laborales implique desprotección del trabajador no lo entiendo, si la mitad trabaja en negro... sin vacaciones, aguinaldo, medicina y seguridad social”, resumió Espert acerca de la modificación de las leyes laborales. Y subrayó: “Se necesita consenso en la clase política para una reforma laboral y después hay que ir a pelear contra las mafias sindicales”.
“No creo que haya empresarios que tengan como deporte echar gente porque primero lo formó, invirtió tiempo, dinero y esfuerzo en cada trabajador. El deporte es ganar plata. Y muy a su pesar, a veces tienen que echar”, afirmó el candidato.
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El rol de Estado
A lo largo de la conversación, el economista insistió en que Argentina “se resiste a hacer lo que funciona en el mundo” y evita adopta medidas que ya “no se discuten”. Desde su perspectiva, cuestionó el “modelo de sustitución de importaciones” y apuntó “comerciar con el mundo”, con un “Estado pagable que devuelva los impuestos a través de bienes públicos”.
Acerca de las tareas que debe emplear el sector público, mencionó a la seguridad como un rol que es “indelegable”, como “la educación pública obligatoria y laica”. Y agregó: “Algún mínimo de previsión social tiene que haber, los humanos tenemos memoria corta. Cuando somos jóvenes pensamos que nunca vamos a tener un problema de salud”.
Sin embargo, consideró que “la Argentina corporativa se fue comiendo a la gente”. “Aquel refrán ‘Primero el movimiento, después la patria... en algún lugar explica lo que nos pasa como sociedad hoy. Nos han hecho creer que los individuos no sirven para nada, que siempre tiene que haber un papá Estado regulador”, reflexionó, y añadió: “En las sociedades más felices primero está el hombre, primero el individuo.. y después viene todo lo demás”.
“La gente va entendiendo. La gente merece la verdad”, remarcó. “Hay un camino que no es el del infierno, es el del sentido común. Comerciar y Estado presente, pero razonable (seguridad, salud básica, defensa)”, expresó.
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La pelea con los libertarios y el kirchnerismo
El economista también aludió a la propuesta política de Javier Milei, que compite por el electorado que se muestra afín a las ideas liberales.
“A los que militan la antipolítica, quiero decirles que la única manera de cambiar el país es la política, lo que hay que tener es buena política. El único sentido de hacer política es estar al servicio de la gente. Y veo cada vez un eco más favorable de este sentido común: leyes laborales, achicar el Estado para que no haya déficit, comerciar con el mundo”, concluyó.
En ese marco, advirtió que el liberalismo “es un concepto que debemos tomar como un todo, no podés ser liberal en lo político y no en lo económico. Libertad de actividad económica lícita, libertad sexual, de religión, de tu carrera. Podemos discutir con cierto tipo de droga, si no se vuelve contra la sociedad...”, matizó.
Fiel a su perfil confrontativo, Espert reprochó con dureza a la experiencia del kirchnerismo por haber “hecho un daño enorme, porque ha destruido la educación y la gente no piensa”. “El 60 por ciento de los chicos de las escuelas primarias no entiende los textos”, dijo. Tras calificarlo de “psicopatología social” y de ser “lo peor lo que le ha pasado a la democracia”, reconoció que “el kirchnerismo mide entre un 25% y 30 por ciento”.
En cualquier caso, el diputado nacional se mostró optimista en que Juntos por el Cambio pueda ganar las elecciones y torcer el rumbo. “Cuando en Argentina ponés una semillita en un lugar razonable, germina. Si agarramos el sentido común, el país explota”, auguró.
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