Un estratega digital contó cómo organizó las primeras marchas opositoras desde las redes y reveló que crean “trolls” con inteligencia artificial

Fernando Cerimedo, actualmente ligado a Javier Milei, explicó cómo trabajan los expertos en comunicación para generar conversaciones en la red. Anteriormente trabajó para Jair Bolsonaro, Mauricio Macri y Patricia Bullrich

Fernando Cerimedo, consultor político digital y fundador de Grupo Numen (Luciano González)

Fernando Cerimedo es un experto en consultoría política digital que asesora hoy a Javier Milei desde su Grupo Numen. Asegura que lo hace gratuitamente porque comparte sus ideas y lo quiere apoyar por ser un “outsider” de la política. Colaboró antes con Mauricio Macri para las generales de 2019 y luego con Patricia Bullrich, a quien apoyó hasta 2021 en el inicio de su campaña para llegar a la Casa Rosada. El año pasado trabajó en Brasil para Jair Bolsonaro, a quien conoce desde 2010, y fue el coordinador de la visita de su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro a la Argentina el año pasado. Su participación en las elecciones brasileñas le valió que sus cuentas en redes sociales fueran “censuradas” en ese país hasta hace muy poco tiempo, cuando la Justicia le dio la razón luego de un reclamo judicial. En Chile, llevó adelante la campaña contra el texto de la nueva Constitución promovida por el gobierno de Gabriel Boric.

Este consultor en marketing digital - dueño de La Derecha Diario, entre una decena de medios de Madero Media Group - niega tener granjas de trolls o realizar campañas “sucias” a través de cuentas falsas. Pero las diferencia de las campañas negativas - a las que defiende - cuando revelan aspectos aspectos de un opositor que éste no quiere que se conozcan. Maneja unas 50.000 cuentas creadas artificialmente para monitorear la conversación en la redes, ver qué se dice de Milei, e influir con contenidos generados especialmente para tener impacto.

Recibió a Infobae en sus oficinas al caer la tarde de ayer dispuesto a explicar de qué se trata “esto de los trolls”. No reniega de los servicios que ofrece, sino todo lo contrario. “Es hora de que todo esto se sepa. Si no, es como que hay un submundo y no está bueno”, aseguró este experto. En su escritorio, al lado de dos monitores conectados en los que corre un programa de Inteligencia Artificial (AI), tiene una gorra con la leyenda “Make Argentina great again”, en la versión local de la frase que usó Donald Trump en la campaña. La misma que retomó Milei en algunos de sus discursos.

-¿A qué se dedica su empresa Grupo Numen?

Es la agencia digital con la que trabajamos temas de consultoría y marketing, para un público corporativo y políticos. Son varias empresas. Una es Madero Media Group, de medios propios digitales. Tenemos un estudio de radio, Madero Radio, también estamos armando un canal de televisión por streaming, con periodistas y productores. Somos un medio independiente y no recibimos pautas. Y tenemos los sitios Madero News y La derecha diario, exclusivamente dedicados al público de derecha.

Es para darle soporte a todo lo que hacemos, porque muchas veces queremos difundir noticias, tanto corporativas como políticas. Y como no hay siempre espacio en los medios, las difundimos en nuestros propios sitios y canales. Tenemos clientes corporativos en Argentina, Chile, Ecuador y en Estados Unidos.

- Y dentro de esos servicios que ofrecen ¿uno es el de granjas de trolls?

La gente tiene que saber que funcionan los trolls y que no todo es malo. Se trata de un servicio que todos los políticos quieren tener y pagan por eso. Pero hoy no ofrecemos granjas de trolls. Es otro concepto. Creamos cuentas con inteligencia artificial que tengan cierto volumen, cierta credibilidad, para después utilizarlas en una estrategia definida, con distintos contenidos y que tengan influencia.

A partir de nuestra experiencia, nos dimos cuenta de que fue cambiando todo después del 2020. Después de la pandemia, las redes sociales se volvieron locas, innovaron en el algoritmo, se dieron cuenta de que había un volumen masivo de gente conectada, entonces fueron cambiando las reglas de juego que había hasta 2019.

-¿Cómo funcionaba hasta ese momento?

Las cuentas solo se usaban para hacer comentarios negativos o positivos sobre una persona, para poner likes o retuits. Pero veías que esos comentarios de usuarios no reales no movían el amperímetro de esa cuenta. Era mucho tiempo y mucho desgaste sin lograr el objetivo.

Hasta ese momento, las redes sociales tomaban la cantidad de likes por ejemplo, como relevante. Cuando tenías muchos me gusta, aumentaba la relevancia y entonces se mostraba más esa publicación.

-¿Qué pasó en 2020?

Durante el 2020, con la inclusión de TikTok, los algoritmos de las redes sociales cambiaron completamente. Entonces ya ahora no vale tanto un like o un retuit o un comentario, sino lo que vale es la calidad de la cuenta del que hace el tuit o posteo. Y tienen que ser usuarios lo más cercanos posibles a lo real. Automatizamos los procesos de ejecución, pero las cuentas las creamos manualmente. Tienen que ser reales, tener un perfil, y entonces las redes sociales le van dando relevancia. Es como hizo ahora Twitter. Si pagas la verificación de la cuenta te da más relevancia porque dicen “esta persona existe”. Entonces se muestra más que las cuentas que no están verificadas, aunque tengan la misma cantidad de seguidores.

-Cuando hablamos de una granja de trolls, ¿de cuántas cuentas hablamos?

Pueden ser 1.000 o 2.000 cuentas, depende de lo que te duren. Hasta que la plataforma detecte que es falsa. Hoy, cada vez más, las detectan y eliminan más rápido. Por eso es que dejamos de usarlas hace mucho para generar comentarios. Sí lo hacemos para subir contenidos que generamos para aumentar su relevancia, con palabras claves que funcionan muy similar al SEO que se usa en los medios. Así, cuando haya una búsqueda en Google sobre ese tema, esta noticia estará mejor rankeada. Acá es lo mismo: queremos que ese contenido quede mejor posicionado en Twitter, Instagram, Facebook o TikTok, se mire y se comparta.

Cerimedo acumula una vasta experiencia en marketing digital en la región (Luciano González)

- ¿Cómo logran ganar presencia en las redes con ciertos temas a través de las cuentas que manejan en forma automatizada?

Si subo un vídeo y quiero que ese video lo vean muchos seguidores, tiene que tener relevancia. Entonces tengo que creársela artificialmente. Porque si estás compitiendo con un video de L-Gante, por ejemplo, que es real, y vos querés hablar de dolarización, tenés que subir contenido con distintas palabras claves, sino quedás afuera de la conversación. Entonces funciona con un algoritmo y lo compartís en las otras plataformas, para poder ir influyendo con contenidos propios en lo que se habla. La plataforma va detectando que tu video es relevante y lo comienza a mostrar más, hasta que gana una relevancia orgánica mucho más importante. Y a su vez, sobre ese contenido, hay otras cuentas que lo van replicando.

- ¿Ya no importan los “me gusta” en los posteos?

Antes eran los likes; eso es para legos hoy. Ahora lo que importa es generar “relaciones sociales significativas”. Eso significa que es más importante que encuentren fácilmente tu video, lo vean completo, y lo compartan. Y que circule en las redes, en distintas plataformas. Y después de ese video con el que te quedaste enganchado, te aparece otro del mismo tema porque la plataforma interpretó que te interesó eso.

Es la misma lógica de los avisos relacionados que te llegan luego de que hiciste una búsqueda en Google sobre algo que querías comprar. La diferencia es que nosotros no tenemos esa información, pero le digo al algoritmo que ese tema es relevante para que se lo empiece a mostrar a muchas personas distintas, sin segmentar. Por eso es que nosotros no usamos las cuentas para comentar, porque si no, las perdemos para lo que nosotros necesitamos, que son cuentas de calidad que puedan tener relevancia e influencia. No significa que no haya cuentas de ese tipo. La mayoría de las empresas ofrecen trolls para comentar.

-¿Y para hacer operaciones se usan trolls?

También. Pero nosotros no lo hacemos. Hay campañas negativas donde se expone algo del opositor que éste no quería mostrar, pero que es legítimo. No es mentira, es información. La campaña sucia, en cambio, se hace con noticias falsas. Por ejemplo, a Javier le hicieron la operación de Nosis, y no era cierta.

-¿Cuántas de estas cuentas tiene para ofrecer?

Depende. Estamos cerca de las 50.00 solamente para Argentina. Tenemos también para Chile, con las cuales generamos contenido y relevancia en la conversación en las redes sobre determinados temas.

En sus oficinas tiene una docena de máquinas encendidas para la automatización de las cuentas que creó (Luciano González)

-¿Y esas 50.000 las puede poner a disposición de Milei si quisiera?

Sí, pero en realidad no es para el perfil de Milei. El genera mucho por sí solo. Nos sirve a nosotros para monitorear a través de esas cuentas lo que está pasando. Yo necesito saber de qué está hablando la gente en las redes sociales. ¿Por qué las encuestas fallan? ¿Por qué no se habla determinado tema? ¿Por qué se está hablando de la dolarización en redes sociales y quiénes son los que hablan? Y veo que son perfiles con alguna formación política mínima, y que tienen algún interés en romper el sistema sin importar las consecuencias, o incluso hay gran parte del empresariado que lo hace maquillando el tema. Necesito tener ese dato real para saber si la gente lo entiende o no. Porque si no lo está entendiendo, tengo que hacer acciones para que la gente lo comprenda.

-¿Cómo fue el acercamiento con Milei?

Un día le comenté a mi esposa que es liberal y fanática: “Mirá a Javier”. Quedamos en juntarnos y conocerlo, justo empezaba su campaña. Yo lo quería conocer como persona. Tuve la oportunidad de tener una charla con él y fue un encuentro muy personal. Más allá de los gritos en los medios o arriba del escenario, encontré un ser humano que te rompe la cabeza si lo conocés desde ese otro lugar, que sabe escuchar. Un amor de persona. Ahí empezamos el vínculo.

Javier Milei en un evento en La Rural el mes pasado (Franco Fafasuli)

-¿Y se puso a trabajar para él? ¿Le cobra?

Sí, pero no le cobro. Le dije: “Te pongo todo a disposición. No quiero cobrar, no quiero cargos. Quiero que esto vaya bien”. Es que si tengo que elegir, porque siempre trabajo en las presidenciales, si no colaborase para Javier, ¿con quién lo haría? ¿Con Patricia que está de nuevo rodeada de un equipo que no me termina de cuajar? Yo tengo claro que jamás podría sentarme a trabajar con Larreta.

-¿Por qué no?

Porque me pasa un poco lo que me pasa con Cristina (Kirchner) y determinadas cuestiones morales, que no puedo compartir.

-¿Morales o ideológicas?

Morales, porque la ideología no es más que la de él. Tiene que ver con manejos de negocios, y un presupuesto ilimitado que maneja para taparlos. La gente de Larreta me buscó varias veces, en 2021 para la campaña general, y el año pasado también. Tuve muchos encuentros con varios de ellos. Me pedían que sea “una pata de la campaña”, la que quisiera. Tuvimos discusiones y les dije que no varias veces. Por otro lado, el año pasado me la pasé viajando porque estaba trabajando para la campaña contra la propuesta de la nueva Constitución en Chile. Pero creo que querían pagarme lo que fuera para que no haga nada. O sea, para que no trabaje con otro candidato.

-¿Con qué dirigente político trabajó antes de Milei?

Trabajé con Patricia Bullrich. Ella se enteró que yo trabajé en Brasil y me acercó a trabajar a la campaña de Mauricio Macri en 2019. Primero antes de las PASO, pero no quisieron saber nada. Pero el día después del 12 de agosto, me vinieron a buscar para ver “cómo resolvían esto”. Y ahí arrancamos con la idea de las marchas, que fomentamos con algunos influencers en redes, que empezaron a tirar lo de “la primera marcha tal día”. Y otras cuentan empezaron a subir la misma placa, y a replicarla. Entonces, la gente que rodeaba esas cuentas comenzó también a subir la misma información, y empezó a subir la efervescencia que dio origen al operativo clamor en las redes. Pero, ojo, después la convocatoria fue real en las marchas.

-¿A esos influencers que lanzaron la idea le pagaron?

No, buscamos primero a uno que era militante del PRO, y después trabajamos con cuatro o cinco más, que tenían un perfil alto para mover la idea y sumar a quienes la repliquen. Recuerdo que uno era Rex_Aluminio. Siempre buscamos a quienes estén lo más cercano posible al espacio para el que trabajamos. Lo que hacemos con las cuentas que creamos es pensar cómo motorizar esa convocatoria, y luego potenciarlo. Y funcionó. En ese momento intervinimos también con cuentas que hacían comentarios.

-¿Y después pasó a trabajar con Patricia Bullrich?

Sí, Macri me decepcionó completamente. Pero con Patricia quedamos en relación y me pidió ver si le podía dar una mano en la campaña. Yo comparto mucho su forma de pensar. Porque más allá de que soy consultor, también soy argentino y quiero que le vaya bien al país.

-¿Ella lo había contratado?

Sí. Pero pensando en ella como una futura presidencia, creía que debía haber sido candidata a diputada por la Ciudad en 2021, y ella decide bajarse, y dije “hasta acá llegué”. Porque si yo era su asesor principal, me pagaba por eso, le estaba diciendo mis argumentos y ella hacía otra cosa, no tenía mucho más para hacer. Yo creía que ella podía ganar por más de 60 puntos, y después recorrer el país y quedar como una candidata natural a la presidencia. Pero escuchó otras voces de su equipo. Por eso, después tomé la decisión de que la próxima vez que creyera en alguien, lo iba ayudar gratis.

-Más allá de que a Milei no le cobre, ¿cuál es su tarifa para hacerle la campaña a un candidato presidencial?

Entre USD 50.000 y USD 100.000 por mes son mis honorarios como consultor. Y después están los gastos de publicidad y de producción de contenidos para los spots.

-¿Eso incluye las 50.000 cuentas que tiene creadas?

No, la puesta en marcha de las cuentas que ya las tengo en funcionamiento, ya hice la inversión, pueden ser unos USD 2.000 más. Depende del volumen que usemos.

Cerimedo tiene sus empresas en un piso en la Av. Huergo, frente a Puerto Madero (Luciano González)

-Hoy, por su experiencia como consultor, ¿cuánto necesita un candidato para su campaña en total?

Un candidato de un partido político necesita unos USD 20 millones como mínimo. No para un candidato como Javier que es un “outsider”, y tiene un impulso propio.

-¿Cuándo arrancó a trabajar con Milei? ¿Qué está haciendo hoy para él?

Alrededor de enero de este año. Usamos las cuentas que tenemos creadas para monitorear diariamente de qué se está hablando en general, recopilar datos, ver por dónde pasa la conversación en relación a Javier, y qué interesa o no. Para eso, usamos inteligencia artificial también. Y a partir de eso, evaluamos si salimos hablar o no, vemos el impacto de un posteo o noticia, y cuántos la leyeron o interactuaron. O decidimos si disparar o no un tema.

También vemos cuántas de las cuentas que hablan de él son reales y cuáles no. Y así fue cómo detectamos la operación de Nosis. Que no sabemos si alteraron la base o no, y que figuraba como que trabajaba en el Congreso por más de 20 años y era falso. Rastreamos cómo comenzó y se armó artificialmente por una cuenta, y luego se sumó (el periodista Roberto) Cachanosky.

-Muchos reclaman que los seguidores en redes de Milei - como él mismo en algunas entrevistas o en diálogo con los medios- suelen ser muy agresivos con quienes los critican. ¿Son cuentas creadas artificialmente o verdaderas?

Javier tiene esa cosa medio de que a veces se le sale la cadena. Y no voy a decir que no haya un seguidor que tenga cuatro cuentas en su teléfono para tuitear con distintos perfiles. Eso seguramente ocurre, pero es muy orgánico. Y si nosotros lo hiciéramos, estaría mal. Sería una mala opción. Los que critican, lo hacen porque son seguidores reales. Javier tiene mucha gente que lo sigue. El tema es que las redes sociales te dan anonimato y el público de Milei es antisistema. Son casi todos jóvenes, todos de 40 para abajo. Es el público que usa mayoritariamente redes. Y la gente en las redes no suele decir cosas buenas de nadie. Suele usarlas para criticar. Los comentarios positivos te tienen que hacer sospechar. Y ese hostigamiento se da más que nada en Twitter, no en Instagram.

-¿Qué otros políticos usan trolls?

Todos. No existe el espacio ni referente político en Argentina que no los use. Y te das cuenta porque, por ejemplo, Larreta hizo un vídeo, y en sus likes hay un montón de cuentas de Afganistán. Porque podés comprar un paquete de cuentas con likes afuera. Lo pagás y no sabés de dónde vienen. Son los llamados bots. Nosotros no aceptamos hacer eso, pero hay empresas que se dedican a hacerlo. Hay un error en pensar que la gente mide el favoritismo de un político según los like que tenga.

-¿Trabaja para otros políticos hoy aparte de Milei hoy?

Si, para (Fernando) Espinoza en La Matanza, en la gestión de modernización, porque tenemos también una academia dentro del Grupo Numen y damos cursos de desarrollo web y marketing digital. Nos contrataron como parte de programas educativos que da el Municipio. También trabajamos con (Leonardo) Nardini, de Malvinas Argentinas, en un programa para la gestión de licencias de conducir. Y con Cristian Cardozo, intendente del Partido de la Costa y padrino de mi hija, a quien le hacemos un desarrollo para la atención de turnos y un bot de Whatsapp. Trabajamos en varias cosas diferentes y tenemos muchos clientes. No me puedo quejar, me va bien.

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