Amador Sánchez Rico (50) tiene tanto carisma como formalidad. No descuida el protocolo ni tampoco el humor. Ambas cualidades son claves para la diplomacia, su vida. “¿Está bien esta corbata roja o les parece que me la cambie por otra azul?”, pregunta, sonriendo, con un inconfundible acento español que viene de Irún, País Vasco. Finalmente, se la cambió. La anterior era colorada como la bandera de Dinamarca y se la había puesto para recibir a colegas de ese país en la sede de la Delegación de la Unión Europea (UE) en Argentina, donde se desempeña como embajador desde septiembre del 2021. Allí, en su oficina del piso 15 de un imponente edificio en el complejo Catalinas Norte del barrio de Retiro, concederá una entrevista a Infobae en el marco del 73° aniversario del Día de Europa. Inmediatamente, se va un instante. No pasaron dos minutos y regresa con la nueva corbata calzada impecable en el vértice que une el cuello de su camisa blanca. “Ahora sí, comencemos”, asiente.
Antes se llegada al país, Sánchez Rico se desempeñó como jefe de División del Servicio Europeo de Acción Exterior, fue director general del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, ha sido consejero político de la Delegación de la UE en México y de la UE ante las Naciones Unidas. Graduado en Derecho en la Université de Montpellier y en la Universidad del País Vasco, hizo una maestría y tesis doctoral sobre Relaciones Internacionales.
Entre su ajetreada agenda de reuniones, disfruta de hacer escapadas al Teatro Colón y a la librería El Ateneo. Si bien le gustan los deportes, como el pádel y el tenis, confiesa que no practica tanto como desearía. Así y todo, el domingo pasado corrió 7 kilómetros por los Bosques de Palermo, en la 2° edición de la maratón de la Unión Europea en Buenos Aires, por el planeta. Mayo es el mes de Europa y esa fue una de las decenas de actividades que la embajada organizó en la Ciudad.
En este reportaje con Infobae, el embajador se explaya sobre el rol de la UE en la guerra en Ucrania y asegura que sostendrán la ayuda al pueblo ucraniano hasta que cese la invasión ilegal de Rusia. Además, anticipa que el 17 de julio, durante la cumbre de la UE-CELAC en Bruselas, es posible que haya una “señal política” sobre la intención de avanzar con el Acuerdo UE-Mercosur. En relación con la política doméstica, manifestó la “preocupación” de los empresarios europeos por la inflación de Argentina y enfatizó el interés del bloque continental en profundizar la relación geopolítica y comercial con el país y la región.
— Embajador, ¿qué significa para la Unión Europea la celebración del Día de Europa y qué representa en este contexto del sistema internacional?
— Todos los 9 de mayo celebramos el nacimiento de la Unión Europea. En 1950, el ministro de Relaciones Exteriores francés pronunció su famosa Declaración Schuman y, a partir de allí, se decidió poner en común el carbón y el acero, que fueron las dos armas de las primeras guerras mundiales. Ese hito dio inicio a la Unión Europea (UE). Se decidió establecer una institución común y fue como decir ya nunca más nos haremos la guerra entre nosotros. Y creo que lo que estamos celebrando hoy es un proceso de ampliación, de integración económica, de solidaridad dentro de las fronteras de la UE, de libertades y de defensa de los derechos humanos.
— Usted ha dicho que como UE consideraba importante mejorar la comunicación respecto al interés que tienen en la región. ¿A qué se refería?
— Las relaciones entre la UE y América Latina son muy sólidas y tenemos mucho en común: raíces, tradiciones, cultura. Pero ha ocurrido que en los últimos 20 años se ha producido un cierto relajamiento o distanciamiento. No quiere decir que América Latina no sea una prioridad para la UE. Si no, como que ha bajado un poco el grado de prioridad por otras crisis que hemos tenido alrededor de Europa. Tanto dentro de Europa como en las fronteras del bloque, en nuestro vecindario. Esto ha hecho que quizás no le hayamos dado la importancia suficiente a esta región como se merece.
— Un tema que ha movilizado especialmente a la UE fue la invasión de Rusia a Ucrania. A un año y tres meses del origen, el conflicto persiste y la semana pasada hubo una nueva escalada militar por parte de los rusos. ¿Qué puede hacer la UE para poner fin a esta situación?
— Hasta que Putin no detenga esta barbarie vamos a seguir ayudando a Ucrania en todos los medios a nuestro alcance. Como lo hemos venido haciendo. En el frente diplomático, en el terreno económico, humanitario, militar. Llevamos 60.000 millones de euros dados a Ucrania, hemos recibido 8 millones de refugiados ucranianos, aplicamos paquetes de sanciones a Rusia.
— Respecto al sistema internacional, el equilibrio de poder se sostiene con una tensión latente entre Estados Unidos y China. Algunos especialistas refieren a que podemos estar frente a una “Trampa de Tucídides”. ¿Qué rol le cabe a la Unión Europea en este escenario global?
— Hemos demostrado que queremos la paz y lo vamos a seguir haciendo en todas las instancias internacionales. China tiene una responsabilidad importante. Es otro miembro permanente del Consejo de Seguridad, con unos canales de interlocución claramente definidos con Rusia. Pensamos que los chinos pueden ayudar a detener esta barbarie. Como UE, con China tenemos una relación trifásica o con tres componentes. Somos socios estratégicos en ámbitos como el de la lucha contra el cambio climático. Al mismo tiempo, somos competidores económicos, por ejemplo, en materia de 5G, con empresas europeas como Telefónica, Ericsson, Nokia. Son los actores económicos los que se tienen que pelear para ver quién llega a más mercado y eso es totalmente legítimo. Y el tercer componente en nuestra relación con China es que somos rivales sistémicos. En materia de multilateralismo y derechos humanos chocamos un poco más. Tenemos que seguir trabajando y tener un diálogo con China.
— La guerra en Ucrania, pese al conflicto internacional, generó una oportunidad comercial para Argentina. ¿Cómo están hoy las negociaciones en ese sentido con el país?
— La guerra de Putin lo que ha hecho es permitir el nacimiento de una UE geopolítica. Ahora la UE tiene que apostar por más eficiencia energética y a ampliar las fuentes de suministro. Ahí es donde dejamos de importar gas de Rusia e importamos de países más confiables. Como la cuenca del Mediterráneo, Estados Unidos, Noruega. Pero también está América Latina, y Argentina tiene mucho que ofrecer. Hay una apuesta ambiciosa y decidida hacia las renovables con el litio, por ejemplo, y con el hidrógeno verde.
— ¿Cómo ha sido su vínculo diplomático con el presidente Alberto Fernández desde que usted asumió su rol en el país?
— Muy bien. He tenido ocasión de reunirme en varias ocasiones. Luego hemos tenido varias reuniones con motivo de la firma de algún acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones y cuando hemos tenido a líderes políticos de la UE aquí. Siempre han sido muy cordiales y eso refleja el buen estado de salud de las relaciones entre la UE y Argentina.
— Un tema que despierta interés en la región es el acuerdo Unión Europea-Mercosur, ¿en qué instancia está hoy?
— Las negociaciones del acuerdo acabaron en el 2019. Pero desde entonces ha habido una serie de preocupaciones, sobre todo del lado europeo, relacionadas con el tema ambiental. En eso estamos trabajando desde hace tres años, en una serie de instrumentos adicionales que permitan ofrecer más garantías por ambos lados en materia de protección y lucha contra el cambio climático. Ha habido una ronda técnica de negociaciones hace un mes y medio. La próxima ronda va a ser en mayo, con vistas a la cumbre UE-CELAC del 17 de julio. Allí puede haber como una especie de señal política de querer avanzar de manera definitiva en la ratificación del acuerdo.
— ¿Puede ser más específico sobre esta señal política?
— Podría ser una declaración política de ambas partes, como muestra de voluntad de ratificar este acuerdo lo antes posible. Luego, la ratificación es un proceso complejo, ya que se tiene que suscribir en los 27 países de la UE y en los cuatro países del Mercosur.
— Considerando que el ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, tenía posturas renuentes al ambientalismo, ¿la llegada del presidente Luis Inacio Lula Da Silva permitió acelerar el acuerdo?
— Sí, influye en la medida en que las declaraciones que ha hecho el presidente Lula en varias ocasiones apuntan en la buena dirección, que es la voluntad de querer avanzar de manera definitiva con la ratificación, aprobación y entrada en vigor de este acuerdo.
— Para poner en dimensión y contexto, ¿qué alcance tendrá, en su mirada, este tratado birregional?
— Estamos convencidos desde la Unión Europea que esto es un acuerdo más allá de lo comercial. Esto es prácticamente geo estratégico, geopolítico. Creo que sería una situación que traería muchísimas ventajas para ambos lados, como generación de empleo en ámbitos estratégicos para los dos lados del Atlántico.
— Ese aspecto geopolítico al que usted alude, ¿no puede tensionar en cierto modo el vínculo de la UE con Estados Unidos, que también tiene interés en la región?
— No, creo que no es incompatible una cosa con la otra. Pienso que todo suma. Ahora hay una relación muy sólida con EE.UU. En los tiempos del presidente Donald Trump era mucho más complicado. Pero que entre en vigor un acuerdo como este con el Mercosur no quita ni resta absolutamente nada a la relación que tenemos con norteamérica.
— ¿Hay conversaciones, además, para generar inversiones en Vaca Muerta?
— En Vaca Muerta hay energías de transición, sobre todo el gas natural licuado. Pero todavía no existen plantas de licuefacción para que pueda ser exportado a Europa. Hay que calcular unos años por delante. A esa realidad tienes que considerar el hecho de que la UE apuesta de manera más decidida por las energías renovables y que para el 2050 queremos ser climáticamente neutros. Claro que contamos con Argentina. Queremos firmar un memorándum de entendimiento en los próximos meses, sobre materiales críticos extractivos, litio, hidrógeno verde y GNL . Pero insisto, hay que tener en cuenta los tiempos que se ha dado la UE para prescindir poco a poco de las energías fósiles.
— En relación con el 5G que usted mencionó antes, ¿qué piensa respecto al interés de China para avanzar con inversiones en telecomunicaciones de ese tipo en Argentina?
— Creo que más que preocuparse hay que poner las cosas en su contexto. La UE es el primer inversor extranjero directo de la región y también de Argentina, por muchísima diferencia. Es verdad que en los últimos 20 años hemos perdido un poco de terreno y otros lo ocupan. Ahora China está prácticamente al mismo nivel que la UE como socio comercial de Argentina, quizás un poquito por encima. Debemos darle más importancia a toda la región y sacar adelante el acuerdo Unión Europea-Mercosur, que sería un game changer (cambio en las reglas de juego) en nuestras relaciones. Además, el modelo de inversión de la UE es diferente al que tiene China. Nosotros invertimos procurando generar valor agregado, con proyectos sustentables, responsables y, sobre todo, que genera aquí puestos de trabajo.
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— Permítame preguntarle por la actualidad doméstica. ¿Cómo está viendo el proceso electoral, en virtud de los intereses que la UE tiene sobre Argentina?
— Con mucho interés. Argentina es un país donde la política se vive con mucha pasión. Pienso que van a ser meses muy intensos desde un punto de vista político. En cualquier caso, nosotros, desde el otro lado de la barrera, evidentemente no podemos interferir.
— Independientemente de las banderas partidarias, ¿qué esperan a partir del 10 de diciembre en virtud del interés que tienen en el país?
— Esperamos una administración que nos ayude a los europeos a estrechar todavía más los lazos con Argentina. Desde un punto de vista político, de la cooperación y en lo comercial. De hecho, son los tres ejes del acuerdo Unión Europea-Mercosur.
— Hay un problema del que Argentina no puede salir en los últimos largos años y es la inflación, que se ha vuelto casi sistémica. ¿Cómo lo ven desde la UE? ¿Hay inquietud del empresariado europeo que invierte o planea invertir en el país?
— Son niveles de inflación superiores a los que conocemos en la UE. Es verdad también que tenemos empresas europeas aquí, desde hace muchos años, que en ocasiones nos transmiten dificultades y cierta preocupación, trabas a la hora de importar insumos, que a lo mejor son para luego fabricar cosas aquí y exportarlas. Y eso supondría generación de divisas. Pero estamos convencidos de que Argentina dará con la receta apropiada para poder hacer frente a esta situación. Al mismo, tiempo tenemos todos los canales de comunicación abiertos con el Gobierno y tenemos reuniones periódicas con la Secretaría de Comercio. No siempre hay que mirar el lado negativo. Este país tiene enorme potencial y recursos extraordinarios para alimentar y calentar al mundo.
— Argentina avanza por estos días en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para afrontar el acuerdo suscrito. El país tiene escasez de reservas. ¿Hay conversaciones entre el Gobierno argentino y la UE para concretar algo en lo sucesivo?
— Todo lo que podamos hacer desde la UE intentaremos hacerlo. Tenemos una actividad muy prolija del Banco Europeo de Inversiones en este país. Argentina es uno de los países de América Latina que más créditos y que más apoyo tiene por parte del BEI. En cuanto al FMI, tenemos menos que decir porque como UE no hay una posición coordinada dentro del Fondo. Esperemos que las negociaciones que realiza Argentina conduzcan a un buen puerto para el bien de los argentinos y las argentinas.
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