Ya no hay vuelta atrás. Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta decidieron llevar al límite su pelea en el PRO, con eje en la interna de la ciudad de Buenos Aires. La insistencia del ex presidente en sostener la postulación de Jorge Macri llevó a que el jefe de Gobierno pusiera todo el peso del aparato porteño para apuntalar la candidatura de Fernán Quirós. Si no se avanza hacia algún acuerdo en la reunión cumbre de este lunes, el conflicto podría empeorar: el larretismo maneja la hipótesis de que Macri anunciará en breve que Patricia Bullrich es su favorita para llegar a la Casa Rosada.
Ese posible gesto del ex mandatario podría desatar un escenario de combate total en el PRO. Sin embargo, en el macrismo niegan que haya una definición de esas características. Aseguran que el fundador del partido seguirá predicando que “somos el cambio o no somos nada” y que ratificará la necesidad de que el aspirante a la Presidencia de Juntos por el Cambio tenga coraje y rompa el molde de lo políticamente correcto. En la práctica, de todas formas, son todas señales en favor de Bullrich.
La titular del PRO en uso de licencia aprovecha esa mejor sintonía con Macri, pero, en el fondo, no quiere que le levante la mano para explicitar su respaldo. Bullrich apunta a reforzar un liderazgo sin padrinazgos que la condicionen o debiliten ni den la idea de que puede repetirse lo que le pasó a Alberto Fernández con Cristina Kirchner en materia de subordinación y falta de autonomía.
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Los operadores macristas desestiman una versión que está circulando con fluidez en los corrillos políticos y que consigna que el ex presidente habría asegurado a empresarios importantes de la Argentina que le está armando el gabinete a Bullrich, como una forma de dar seguridades al círculo rojo de que así tendrá mayor solidez un eventual gobierno de la ex ministra de Seguridad.
Aun así, los que conocen a Macri afirman que está decidido a no perdonar la decisión que tomó Rodríguez Larreta de convocar a elecciones concurrentes en la ciudad sin haberlo consultado a él y al resto de los líderes del PRO. “Se la va a seguir hasta el final”, vaticinan. ¿El final es el instante previo al cierre de las listas o el 13 de agosto, cuando se harán las PASO? Esa misma sensación de tensar la cuerda al máximo transmiten los estrategas larretistas, en una guerra de nervios cuyo trasfondo es la posibilidad de que el PRO pierda su bastión electoral en manos del radical Martín Lousteau.
Los macristas y bullrichistas confían en las encuestas que registran una diferencia en favor de Jorge Macri respecto de Quirós y de Lousteau, mientras que, por el contrario, el larretismo resalta que en todos sus sondeos está al frente el senador de la UCR. El voto dividido del PRO perjudica a sus candidatos y favorece al radical. Si se confirma ese escenario, el partido se encaminaría a perder la ciudad que conduce desde hace 16 años. “Sería el fin del PRO”, dramatizan cerca del alcalde porteño.
La necesidad de evitar una catástrofe política hace crecer la sensación en las filas opositoras de que a último momento se llegará a un acuerdo. Por eso hay quienes vuelven a mirar a María Eugenia Vidal como una candidata de unidad en la ciudad para impedir las peores consecuencias de la pelea Jorge Macri-Quirós. Hasta ahora, el problema es que el ex presidente le reiteró a la diputada que sigue apostando por su primo, convencido -dicen- de que una postulación alternativa lo dejará mejor posicionado a Rodríguez Larreta. Vidal, señalan en su entorno, no tiene ganas de disputar la Jefatura de Gobierno, aunque sigue sin cerrar esa puerta: cuando en el canal TN le preguntaron qué haría si toda la dirigencia del partido le pidiera que sea la candidata a jefa de Gobierno, contestó que “eso no está pasando hoy”. Es decir, no lo descartó de manera terminante. Para algunos, se trató de un guiño.
Luego de anunciar que no será candidata presidencial, Vidal se mostró equitativa: primero se reunió con Bullrich y al día siguiente, con Rodríguez Larreta. A ambos les dijo que se mantendrá neutral en la interna entre ambos. Pero al encuentro con la jefa del PRO en uso de licencia fue acompañada por Cristian Ritondo, su candidato a gobernador, que ya anunció que “caminará junto a Patricia” la provincia para sumarse a su proyecto político. “Conozco la fuerza y la valentía que tiene y su compromiso con el cambio”, destacó. Aun desde su posición de neutralidad, Vidal anticipó que sostendrá su respaldo a Ritondo. ¿Significa que en el futuro puede apoyar a Bullrich?
En el entorno vidalista, de todas formas, mantienen el equilibrio interno y hacen hincapié en que su jefa política y Rodríguez Larreta mantuvieron este sábado una “excelente reunión” y que incluso en la semana habían hablado por teléfono casi todos los días. En el desayuno que compartieron en la casa del jefe de Gobierno, los dos charlaron sobre la interna del PRO, obviamente, pero Vidal también le dio detalles sobre los proyectos sobre educación y seguridad en los que está trabajando.
Para Bullrich, la incorporación de Ritondo es todo un desafío: está por elegir su candidato a gobernador y la figura del jefe del bloque de diputados del PRO le suma un dirigente de peso. A la vez, si finalmente lo elige para la pelea bonaerense será una señal demoledora contra los 3 postulantes que apostaron por ella y vienen recorriendo la provincia: Néstor Grindetti, Joaquín de la Torre y Javier Iguacel. La ex ministra de Seguridad prometió elegir a uno cerca del 10 de mayo. Ahora postergó la decisión hasta mediados de mes. Cerca de Bullrich advierten que no sólo mira las encuestas sino también espera para saber si Axel Kicillof desdobla o no los comicios provinciales. Si los hace en una fecha distinta de las elecciones nacionales, no funcionaría el “efecto arrastre” de una boleta presidencial de Bullrich y sí ayudaría un candidato a gobernador que mida bien en los sondeos.
Mientras, Bullrich presiona para que los intendentes se jueguen por ella y no apuesten a que en el cuarto oscuro haya dos boletas con candidatos presidenciales del PRO. El bullrichismo, cuyo armador bonaerense es el monzoísta Sebastián García De Luca, apuntalado por el intendente de San Nicolás, Manuel Passaglia, redoblan los esfuerzos para alinear a los jefes comunales y presentarle candidatos propios al larretismo en los distritos en pugna. Uno de los ejemplos más contundentes quedará en evidencia este martes, cuando Bullrich acompañe en una recorrida a su candidato a intendente de La Plata, Juan Pablo Allan, senador provincial del PRO, justo en el distrito que gobierna Julio Garro, quien aspira a su reelección y hasta ahora exhibe los apoyos de Rodríguez Larreta, Macri y Vidal.
La Mesa del PRO bonaerense recibirá esta semana a Larreta, luego de haberse reunido con los otros presidenciables del partido, para escuchar su posición sobre la estrategia electoral en el distrito. Rodríguez Larreta y Bullrich eran partidarios de que las listas siguieran el esquema de la “i latina”, que implica que cada candidato a presidente llevara en una lista a su propio postulante a intendente y a gobernador, en una apuesta a extremar la competencia interna y a que los jefes comunales se jugaran por algún candidato presidencial. Ante la Mesa del PRO, Macri estuvo de acuerdo en que los intendentes vayan en todas las listas de los candidatos a presidente y gobernador.
En este clima de tensiones y falta de definiciones, crece la expectativa por la nueva reunión cumbre de los líderes del PRO que, como anticipó Infobae, tendrá lugar este lunes. Allí estarán Macri, Rodríguez Larreta, Bullrich, Vidal, Federico Angelini, Cristian Ritondo, Diego Santilli y Fernando de Andreis. Será la continuación del encuentro que mantuvieron hace 10 días en la casa de Jorge Triaca y de una cena reservada que se hizo el martes pasado en San Isidro entre 2 representantes designados por Macri, Larreta, Bullrich y Vidal: hubo momentos de mucha aspereza, aunque una coincidencia de que la “mesa de diálogo permanente” del PRO debe discutir sí o sí la interna porteña y bonaerense.
En la comida del martes estuvieron De Andres y Jorge Triaca, en representación de Macri; Santilli y Federico Di Benedetto, por Rodríguez Larreta; Angelini y Juan Pablo Arenaza, por Bullrich, y Alex Campbell y Federico Salvai por Vidal. Un tema que prendió las luces de alerta: los “halcones” ahora quieren frenar la incorporación del liberal José Luis Espert a Juntos por el Cambio. Lo culpan por haber compartido en Twitter -y luego haber borrado- un artículo en el que comparaba las denuncias de corrupción entre Julio de Vido, Cristina Kirchner y Mauricio Macri. “Debería pedir disculpas. No puede poner a Mauricio al nivel de Cristina o De Vido. ¿O se va a sumar a un espacio corrupto?”, ironizó un referente duro del PRO. El traspié no es menor: la figura de Espert en el espacio de JxC era la apuesta para captar el voto liberal e intentar ponerle un freno a la fuga de votos hacia Javier Milei.
Fixer, una consultora que trabaja para muchos dirigentes opositores, acaba de procesar los datos de su última encuesta y registra una fuerte caída de intención de voto de Juntos por el Cambio: bajó del 38% en marzo al 32% en abril. ¿La causa? “Las peleas internas, la falta de reciprocidad con el votante duro y blando de JxC que “sólo” reclama mayor unidad, la ausencia de una estrategia política en común y la nula responsabilidad de sus líderes frente a un cuadro económico muy complejo que potencia la sensación incertidumbre, miedo y angustia”, alertan sus responsables.
“Es el peor desempeño de los últimos 15 meses de Juntos por el Cambio a tan sólo 3 meses de las PASO -puntualizan-. No se puede plantear que sea tendencia, pero sí un llamado de atención frente a un oficialismo muy debilitado, que volvió a caer por tercer mes consecutivo, bajando de 31% en febrero, al 28% en marzo y al 26% en abril”. Y el dato que prende las luces amarillas es que la caída de Juntos por el Cambio es capitalizada en un 100% por Milei, que creció 7 puntos (del 15% al 22%) de marzo a abril en intención de voto y absorbió también en un 50% la pérdida de apoyos del Frente de Todos. En los registros de esta consultora, es la primera vez en el último año y medio que el líder libertario supera la barrera de los 20 puntos de intención de voto a nivel nacional y los números confirman un posible escenario de tres tercios para las PASO entre JxC, el Frente de Todos y Milei.
Pese al fuerte riesgo para una coalición opositora que creía acariciar el triunfo ante la debacle oficialista y hoy no tiene garantías de nada, en el PRO juegan a mantener las posiciones más irreductibles, con dirigentes aferrados a una perinola en cuyas caras sólo hay una leyenda: “Todos pierden”.
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