“Hay una chance de ganar y es polarizando con Milei. Que enfrente nuestro esté una expresión de la extrema derecha y que se repartan el electorado entre él y Juntos por el Cambio. Es la única que tenemos. Un balotaje con la expresión más radicalizada. El único escenario que tenemos es el de tres tercios, sino estamos muertos”.
La definición pertenece a un importante ministro del gabinete nacional que desde hace tiempo, como sucede con gran parte del peronismo, viene advirtiendo que el crecimiento de Javier Milei en las encuestas es pronunciado y sostenido. No es un globo de ensayo ni una fantasía política. Por eso el oficialismo le presta especial atención.
Milei no solo aparece como el nombre propio que podría dejar tercero al peronismo en la elección general, sino también como el que puede ser parte, sin quererlo, de una estrategia del oficialismo para llegar al balotaje. Los dos giros en una misma elección. Lo cierto es que el dirigente opositor está inmerso en todas las hipótesis electorales de la actualidad.
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El mejor escenario que imaginan en el peronismo es que Patricia Bullrich le gane a Horacio Rodríguez Larreta en la interna de Juntos por el Cambio y que en la elección general quede en pie junto al economista libertario y el candidato oficialista. Así, entienden, se dividirá el voto duro de la derecha y podrán tener más posibilidades de pasar al balotaje.
En ese caso esperan enfrentar a Milei y polarizar al máximo la elección. Marcando que un plan de acción como el que propone el líder opositor puede hacer volar la economía por los aires, generar más inflación y más pobreza. Entonces es mejor elegir la continuidad del oficialismo, con una cara nueva como candidato, que caer al abismo que, según expresa el peronismo, sería elegir al libertario.
El escenario de tercios que describió el ministro nacional incluye una división de votos similar entre el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y la Libertad Avanza. De esa proyección sacan al espacio que lideran Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey y que, según las principales encuestas, actualmente oscila en los 5 puntos. No lo ven como una competencia directa.
En el peronismo tienen en claro que la elección será muy reñida. Creen que podrán competir para igualar el porcentaje de sus dos rivales directos y que con toda la maquinaria dirigencial, juntando votos barrio por barrio, tienen posibilidades de entrar en la segunda vuelta. Una hipótesis en la que el alto porcentaje de inflación no estaría perjudicando el desempeño electoral del Frente de Todos.
No hay relato que pueda ocultar la inflación. Por eso el oficialismo se abraza a la campaña del miedo advirtiendo que los que compiten por llegar a la Casa Rosada pueden generar un escenario peor que el actual. “Vienen por todo”, es la frase que más se repite entre los dirigentes kirchneristas. El gran desafío es convencer a la sociedad de que pueden mejorar la gestión de los últimos tres años. Saben que es difícil porque la perdida del poder adquisitivo ha asfixiado a los ciudadanos hasta el límite del desánimo y el hartazgo.
“La gente no tiene un voto duro y partidario. Hay mucho voto enojo. Gente que vive el día a día. Que pasa de un lado al otro sin importarle. Que pudo haber votado a (Elisa) Carrió antes y ahora lo vota a Milei. Hay votantes que están enojados con nosotros y con la política y miran a Milei que les dice que viene a hacer volar todo por el aire. No les interesa lo que nosotros les digamos”, reflexionó un funcionario kirchnerista que conoce bien lo que piensan y sienten las personas que viven en el conurbano bonaerense.
Una semana atrás, en el Teatro Argentino de La Plata, Cristina Kirchner dedicó gran parte de su discurso a cuestionar a Javier Milei y su proyecto político, con el que busca dar un golpe de efecto en las elecciones de este año y llegar a la Casa Rosada, enfundado en el traje de un outsider antipolítica que lucha contra el sistema ya instalado en el que se mueven la mayoría de los dirigentes políticos del país.
La Vicepresidenta cuestionó el plan de dolarización que tiene el economista y advirtió que podría llevar a la Argentina a un colapso similar al de la crisis del 2001. En clave electoral, lo eligió como contrincante y le dio centralidad dentro del esquema opositor. Lo subió al ring, aunque en el kirchnerismo duro aseguran que el libertario ya hace tiempo que está parado sobre la lona, anunciando lo que es capaz de hacer si llega al poder.
“Milei ya está subido. Está en todos lados, todo el tiempo, hablando de lo que va a hacer. Tiene un rodaje mediático mayor al de cualquier candidato. No es un muerto político que Cristina subió al ring. No es un candidato de dos puntos que se hizo conocido por ella”, observaron cerca de la Vicepresidenta, donde destacan que en La Plata fue la primera vez que hizo referencia al economista libertario.
Una de las preocupaciones que existen en la coalición oficialista es el arrastre de votos jóvenes del libertario, función que en las últimas décadas fue ejercida por el kirchnerismo. Milei le roba votos a todos. Así lo analizaron las principales consultoras del país durante los últimos meses y es una verdad construida en el tiempo que aceptan dentro del Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
“Es un fenómeno grande. Empezó a arrastrar a la juventud que históricamente se volcaba al kirchnerismo. Les entra por el lado del desencanto, la antipolítica, la casta. Rompe todo. Está afectando la línea de flotación del kirchnerismo histórico”, se sinceró un importante funcionario K, preocupado por el ascenso firme del dirigente libertario.
El fenómeno Milei es impredecible para el peronismo - también para Juntos por el Cambio - porque no saben cuál será el impacto real que tendrá su candidatura. Si tiene un tercer puesto asegurado, debajo de las dos coaliciones más grandes, o si puede pelear por el primer lugar. En ambos lados de la grieta especulan con la posibilidad de que el economista llegue al balotaje. Lo ven firme en su discurso extremista y con una fuerte adhesión popular.
Además aceptan que hay un descontento generalizado con la política que, en gran medida, se debe al resultado económico de las dos últimas gestiones. Ni Mauricio Macri ni Alberto Fernández pudieron mejorarle el nivel de vida a la mayoría de los argentinos. Entre ellos, y las dos coaliciones que representaron, se abrió un espacio para que crezca la figura de Javier Milei.
Un intendente peronista que gobierna uno de los municipios más poblados de la provincia de Buenos Aires hizo un análisis sencillo y realista sobre la decisión de avanzar contra la candidatura del libertario: “Hay que cascotearlo a Milei porque sino podemos quedar terceros”. La verdad que duele.
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