(Enviado especial a Brasilia) Una imagen de hoy a la mañana en Brasilia permite describir la actual anatomía del poder en el Gobierno: erguidos en la puerta del hotel Meliá, solos, Alberto Fernández y Sergio Massa conversaron durante largos minutos mientras la comitiva presidencial aguardaba antes de partir hacia el aeropuerto Juscelino Kubitschek. El tiempo parecía detenido: Alberto Fernández con traje y corbata, Massa de sport con su termo y su mate. Santiago Cafiero -canciller-, Gabriela Cerruti -portavoz-, Victoria Tolosa Paz- ministra de Desarrollo Social- y Julio Vitobello -secretario General- miraron la escena desde sus autos oficiales hasta que la delegación se puso en marcha cuando el presidente abrazó a su ministro y se sumergió en una cuatro por cuatro negra con los vidrios polarizados.
Cafiero, Tolosa Paz, Agustín Rossi y Vitobello apoyan la nominación de Daniel Scioli como precandidato a presidente del Frente de Todos en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Massa, que todavía analiza su eventual nominación, es respaldado en bambalinas por Cerruti. Y Alberto Fernández, que juega a imponer las PASO al margen de la presión de Máximo Kirchner, alienta a que haya múltiples candidatos peronistas.
El ministro de Economía tiene un enfrentamiento personal y político con el embajador argentino en Brasil. Esas diferencias, pese al paso del tiempo, jamás fueron saldadas entre Massa y Scioli. Y ahora, por la crisis económica, la sequía y la corrida en los mercados, ocurrió que el jefe del Palacio de Hacienda y el representante de la Argentina en Brasilia, compartieron por cuatro horas la intimidad de un avión.
Fue la única vez que Massa y Scioli estuvieron tanto tiempo juntos durante esta gira. Scioli sueña con ser candidato presidencial -otra vez-. mientras Massa ya anticipó que -si juega- no aceptará competidores en las elecciones internas. La tensión entre Massa y Scioli se observó por default: Scioli no pasó por el hotel Meliá, un escenario cinco estrellas que capitalizó el ministro de Economía con sus encuentros políticos a toda hora y en todo momento.
Cerruti y Tolosa Paz llegaron a Brasilia con el mismo color en sus outfits: Rojo Lula. La portavoz apuesta por Massa; la ministra de Seguridad Social por Scioli. Tienen una relación ambivalente, y Cerruti sabe cómo funcionan los medios de comunicación. Hizo la foto del avión con el presidente y su comitiva, y obvió a Tolosa Paz, que estaba a pocos centímetros del lugar de los hechos.
Horas más tarde, cuando aún refunfuñaba por el movimiento palaciego de Cerruti, Tolosa Paz se vengó en silencio: ella fue invitada a la cena con Lula da Silva, en tanto que Cerruti cenó afuera del Palacio de la Alvorada.
Alberto Fernández conoce estos entuertos internos -que exhiben un gabinete atomizado por el instinto de supervivencia-, pero toma distancia para usar sus energías en apoyar a Massa y su programa económico.
Esa preocupación política fue el motivo principal del viaje presidencial a Brasilia para coronar una reunión bilateral que insumió casi cinco horas. La Casa Rosada necesitaba el apoyo del gobierno de Brasil en medio de la crisis económica y la caída constantes de las reservas que se usan para financiar las importaciones y evitar las corridas en el mercado.
Sin embargo, Alberto Fernández sabe que no todos sus ministros comparten sus conclusiones respecto a la visita al Palacio Alborada. Uno de ellos es Cafiero.
El canciller elogia la capacidad de trabajo de Massa y a su vez considera un error político colocar al ministro de Economía en el centro de la toma de decisiones. Conversó del asunto con Alberto Fernández, y el presidente defendió a Massa y sus circunstancias.
Cafiero desea que Scioli se convierta en el candidato del Frente de Todos, una ambición que lo coloca en la vereda de enfrente del jefe del Palacio de Hacienda. En este escenario, asumiendo los días por venir, Massa y Cafiero exhiben buen trato y hacen esgrima política detrás del cortinado.
El viaje a Brasilia fue un ejemplo de gabinete disfuncional. Cada ministro con su propia agenda que posa para la foto cuando el presidente lo pide.
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