María Eugenia Vidal se olvidó una vez más de sus palabras. La ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires le había prometido a sus aliados de Juntos por el Cambio que a fines de abril confirmaría su futuro político. Sin embargo, al terminar el cuarto mes del año los principales dirigentes de la coalición opositora se quedaron esperando una definición de la diputada nacional para las elecciones de este año.
“Mariu” transitó los últimos meses como precandidata a Presidente. Entusiasmada con encuestas que indicaban que tiene un alto nivel de conocimiento en el interior del país, recorrió varias provincias. Sus voceros aseguran que quiso conocer de primera mano las realidades locales para elaborar una propuesta nacional. Sin embargo, la fría realidad de los números le puso un límite a su ilusión de competir por la sucesión de Alberto Fernández. Una encuesta de Synopsis difundida el viernes pasado reveló que tiene una intención de voto de 3 puntos, un número bajísimo para una dirigente que tuvo durante los últimos años una altísima exposición pública.
“La Leona” acumula una serie de desaciertos políticos. En 2019, luego de cuatro años de gestión (que ejerció desde una oficina en CABA), sufrió una catastrófica derrota contra Axel Kicillof. A partir de ese momento, estuvo más de un año desaparecida del mapa político. No se la vio en ningún lado ni se la escuchó fijar posición sobre cuestiones de agenda. Recién en 2021 volvió a leerse su nombre en los diarios cuando Rodríguez Larreta la ungió como candidata a diputada nacional.
El “salto” terminó de dilapidar su capital político con los bonaerenses, a quienes les había prometido en la campaña de 2019 que nunca los iba a abandonar. Ya había hecho algo similar en 2015, cuando seducida por la propuesta política “del cambio” que lideró Macri dejó la Capital -donde ejerció como ministra y vicejefa de Gobierno- para competir contra Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires. Los compromisos de Vidal con sus votantes duran poco. Quienes menos aprecio le tienen, y con mayor maldad se refieren a ella, aseguran que fundó una nueva agrupación política: “Juntos por el Cargo”.
Quienes hoy tienen en la mira a Vidal recuerdan una anécdota para describir la desconfianza que genera en los líderes de Juntos por el Cambio. La noche de las PASO, cuando la diferencia con Kicillof era mucho más abultada que la que finalmente terminaron decretando las urnas, le pidió a Federico Salvai, el funcionario que guardó sus secretos durante los 4 años de Gobernación, que llamara a Máximo Kirchner para ponerse a disposición de la transición. “En vez de contener a su equipo e intentar enderezar el barco para las elecciones generales, se preocupó por entregarle el poder al enemigo”, dicen.
La estrategia de 2021 era lógica. Rodríguez Larreta aspiraba a que la diputada ganara las elecciones legislativas holgadamente para convertirse en su sucesora natural en la jefatura de Gobierno. Si bien los números no fueron tan auspiciosos como se imaginaban en la sede de gobierno porteño de Uspallata, Vidal terminó primera y se convirtió en diputada sin sobresaltos. Pero una vez más olvidó sus promesas electorales a los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires para empezar a recorrer el país con su aspiración presidencial.
Esa ambición -entre otras cosas- provocó un quiebre a fines del año pasado en su relación con Rodríguez Larreta que le costó meses recomponer. Mientras tanto se acercó nuevamente a Macri con el sueño de que la nominara como “su” elegida para las elecciones nacionales, algo que no sucedió ni sucederá, según confían en el entorno del ex presidente de Boca.
Antes de informar públicamente que declinará su postulación a la Casa Rosada, Vidal está jugando su última carta para anotar su nombre a alguna boleta. En las últimas horas se comunicó con Macri y le confirmó que pretende convertirse en candidata a jefa de Gobierno como prenda de unidad en medio en la cruenta interna del PRO. La diputada recibió un mazazo: el ex jefe de Estado le dijo que va a respaldar a su primo Jorge Macri pase lo que pase. “Te agradezco muchísimo todo lo que estás haciendo, pero yo ya tengo candidato”, le aclaró.
Ahora Vidal quedó en un encerrona que ella misma construyó. Sin chances electorales a nivel nacional y sin respaldo político en CABA, debe decidir si finalmente se involucra en una interna que ya dejó varios heridos y no sólo tiene anotado a Jorge Macri, sino también a Fernán Quirós y a Martín Lousteau.
Seguir leyendo: