Soledad Acuña, ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, bajó su candidatura a jefa de Gobierno porteña con un video que publicó en sus redes sociales. Se trató de una decisión conversada con Horacio Rodríguez Larreta, quien a finales del 2022 la había impulsado a que compita. “El PRO necesita un candidato único, por eso tomé la decisión de no competir en las PASO”, explicó la funcionaria. De este modo, en el partido amarillo persisten las candidaturas de Jorge Macri, respaldado por Mauricio Macri y Patricia Bullrich, y de Fernán Quirós, ministro de Salud porteño, del riñón larretista.
En otro tramo del video que difundió, Acuña sostuvo: “El amor por la Ciudad me motivó a ser candidata a jefa de Gobierno, pero desde el principio sostengo que ninguno de nosotros es más importante que todos nosotros juntos”. Al instante, casi como un movimiento coordinado, Rodríguez Larreta apoyó desde su Twitter oficial la decisión de Acuña. “Enorme Sole. Trabajamos juntos desde hace más de veinte años. Sos parte del PRO desde que comenzamos este sueño de cambiar para siempre la Argentina”, comentó el jefe de Gobierno. Se trató de una decisión que ambos conversaban desde hacía varios días y resolvieron formalizarlo hoy. “Conozco tu compromiso con la educación como el verdadero motor del cambio. Sé de tu fuerza y te vi pelear como nadie para que nuestros chicos pudieran volver a la escuela durante la pandemia”, la elogió Larreta.
Un dato significativo es que Rodríguez Larreta saludó a Acuña minutos después que diera a conocer su decisión y la propuso como compañera de fórmula del candidato de Juntos por el Cambio (JxC) que se imponga en las Primaria, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto. “Confío en tu liderazgo y tu capacidad, por eso creo que sos un gran valor para integrar la fórmula que de la mano del PRO continúe las transformaciones que venimos llevando adelante”, la incentivó el jefe de Gobierno.
Dentro de la coalición opositora, el PRO competirá en la primaria contra Martín Lousteau, senador nacional y precandidato a jefe de Gobierno por la Unión Cívica Radical (UCR). A ellos se suman las postulaciones de Ricardo López Murphy, diputado nacional y referente de Republicanos Unidos, Roberto García Moritán, legislador porteño y miembro de RU, y de Graciela Ocaña, diputada nacional y líder de Confianza Pública.
Acuña tiene buena relación tanto con Jorge Macri como con Quirós. Lo mismo sucede con Lousteau, con quien mantiene diálogo y se ha juntado más de una vez. La ministra de Educación seguirá trabajando en su gestión y, además, como soporte político al proyecto presidencial de Rodríguez Larreta.
La movida de Acuña sacude el tablero político porteño. Se trata de una decisión que sucede en la víspera del anuncio de María Eugenia Vidal sobre su futuro político. La exgobernadora anunciará en los próximos días si continuará o no con su candidatura. Todo indica que depondrá su postulación nacional. Eso abre el interrogante acerca de qué rol tendrá. Un sector del PRO considera que puede ser una candidata de consenso para resolver la puja del partido amarillo en la Ciudad. No obstante, es una hipótesis que no tiene confirmación alguna por parte de Vidal. De hecho, hasta hace algunas semanas, la diputada nacional rechazaba esa idea y enfatizaba su “vocación nacional”.
Si prosperara el plan de Vidal como eventual candidata en la Ciudad, es un escenario que dificultaría la idea de Acuña como compañera de fórmula, tal como propuso Larreta. Por un lado, ambas han tenido diferencias políticas a lo largo de los últimos años. Si bien esas rispideces se atenuaron el año pasado, tras un encuentro entre las dos, no tienen excelente sintonía. Otro obstáculo sería que ambas son mujer y en el PRO deslizan que no sería la mejor fórmula en ese sentido. De todos modos, es una hipótesis que aún resulta contra fáctica.
La Ciudad de Buenos Aires es la casa matriz del PRO. Allí nació el partido y desde el 2007 gobierna ininterrumpidamente el territorio porteño. Por eso mismo, y al calor de la carrera presidencial, Mauricio Macri y Rodríguez Larreta mantienen una puja política en torno a la conducción política de CABA. Ambos pretenden imponer a un alfil de su confianza. A su vez, Larreta pretende mantener el semblante alto: ceder ante el deseo de Macri en la Ciudad sería un signo de debilidad política a dos meses del cierre de lista.
Rodríguez Larreta tiene un acuerdo político con la Unión Cívica Radical (UCR) porteña. Eso llevó al jefe de Gobierno a generar un escenario con “reglas parejas” para competir en las PASO de la Ciudad. Para Macri eso significó un pacto cuyo objetivo es “entregarle la Ciudad al radicalismo”. Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y el macrismo-bullrichismo sostienen lo mismo.
En el macrismo consideran que esa hipótesis se corroboró cuando Larreta resolvió convocar a elecciones concurrentes. Esa decisión del alcalde porteño marcó un punto de inflexión en la interna del PRO. Desató como nunca el enojo de Macri, que aún no cesa. El ex Presidente ha deslizado en su entorno que la actitud de Larreta fue de “traición”. Un dirigente que frecuenta al fundador del partido amarillo aseguró que “Mauricio piensa que Horacio le miente y eso es de difícil retorno”.
Cabe recordar que la Ciudad vitará con un sistema de votación mixto, en el que los porteños votarán con urnas separadas a los candidatos a presidente -con boleta sábana-, por un lado, y a jefe de Gobierno -con Boleta Única Electrónica-, por otro. Ese esquema implica un desacople de las listas nacionales respecto a las distritales y supone, por ende, cortar con el “arrastre” que la boleta presidencial genera en la de alcalde porteño.
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