El presidente Alberto Fernández condenó la guerra de Rusia contra Ucrania durante su visita a Joseph Biden en la Casa Blanca, pero cuando regresó a Buenos Aires se abstuvo de ordenar medidas cautelares que afecten los intereses económicos del Kremlin y que compliquen los movimientos de los principales asesores de Vladimir Putin.
Biden ha firmado una sucesión de órdenes ejecutivas que congelan los bienes de la actual aristocracia rusa y limitan la capacidad financiera y económica de Moscú. Junto al presidente de los Estados Unidos se han alineado la Unión Europea, Canadá y Japón, que habitualmente respaldan la agenda diplomática de Washington.
Este cerco geopolítico –que implica límites para comercializar petróleo o atravesar el espacio aéreo de Europa- fue roto por Andrey Kostin, el banquero de Putin y pieza clave de la nomenclatura del Kremlin al momento de mantener el financiamiento del aparato militar ruso que se utiliza en Ucrania.
Kostin viajó a la Argentina el 23 de abril, visitó la ciudad de El Calafate y estuvo en Buenos Aires junto a su familia; luego partió hacia Río de Janeiro. Está sancionado por el gobierno de Estados Unidos y tiene bloqueadas sus cuentas por su presunta participación en la primera etapa de la invasión de Rusia a Ucrania en 2014 en la península de Crimea pero como esas prohibiciones no abarcan a la Argentina pudo moverse con total libertad.
A Kostin lo había sancionado la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) el 16 de marzo de 2014 durante el segundo mandato de Barack Obama en Estados Unidos. Se bloquearon todas sus cuentas y no puede disponer de gran parte de su patrimonio mediante la orden ejecutiva 13.661. El propietario del VTB Bank ruso quedó inhabilitado para pisar el suelo de los países que integran la Unión Europea y, además, no puede ingresar a Japón, Australia, Nueva Zelanda, Ucrania, Suiza, Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Esas sanciones fueron ratificadas luego por el gobierno que encabeza el demócrata Joseph Biden.
El banquero ruso mantiene contactos con un diplomático argentino de larga carrera que tiene destino en Moscú. Ese representante de la Cancillería le recomendó a Kostin, conocer El Calafate junto a su familia. El banquero aceptó el consejo -tras asegurarse que no sufriría una detención o un embargo sobre sus bienes en la Argentina- y se dispuso a viajar.
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Kostin, de 66 años, y su familia partieron desde la ciudad rusa de Nizhny Novgorod en un jet privado. En ese Bombardier Global 6000 con matrícula RA-73550 iban él, su actual pareja, la periodista Nailya Asker Zade y dos de sus hijos, Diana y Kriril. Como por las sanciones dispuestas por Estados Unidos el avión no estaba autorizado para surcar por el espacio aéreo europeo la travesía se extendió bastante tras su partida el 18 de abril.
Zade trabajó como presentadora de televisión de la Compañía de Radio y Televisión Estatal de Toda Rusia (VGTRK). Se la señala como muy cercana a Vladimir Putin y por eso los gobiernos de Canadá y de Gran Bretaña la acusaron por su apoyo a la invasión a Ucrania que comenzó en febrero de 2022.
La lujosa aeronave, que cuesta según fuentes del mercado unos 60 millones de dólares, después de salir de Nizhny Novgorod, pasó por el aeropuerto Sheremétievo de Moscú. Luego hizo escalas en el Mohamed V, de Casablanca, en Marruecos. De allí se dirigió a Guarulhos, la terminal aérea de San Pablo en Brasil. Y por último aterrizó en territorio patagónico, sin hacer escala en Ezeiza. Decoló en el “Comandante Armando Trola”, de El Calafate, el 22 de abril. Tras los trámites habituales en los que se declara la tripulación y la hoja de ruta prevista en la oficina de Migraciones y como no rigen alertas rojas de Interpol se los autorizó a empezar la visita a una de los lugares turísticos más atractivos del sur argentino, donde está el Glaciar Perito Moreno.
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