Más allá de la señal de tregua que buscaron dar los principales líderes del PRO con la foto conjunta luego de la reunión presencial que mantuvieron ayer, aún no logran unificar una estrategia para enfrentar al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país que concentra casi el 40% del electorado.
Reflejo de las tensiones en la disputa por la presidencia entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, a menos de dos meses del cierre de candidaturas, el partido tiene cinco precandidatos en carrera. Y esta semana se abrió la posibilidad, incluso, de llegar a contar a José Luis Espert entre los aspirantes a enfrentar a Axel Kicillof bajo el paraguas de Juntos. A la amplitud de la oferta electoral, se suman las diferentes posiciones de hasta dónde debería llegar la competencia interna por los cargos.
Larreta lanzó a Diego Santilli -muchos dentro de su propio partido dicen “prematuramente”- en febrero pasado como su único candidato. Hay consenso en que hoy es el que más mide en las encuestas, en forma individual, dentro de la oferta de Juntos.
A sabiendas de que arrancó corriendo desde atrás en el estratégico distrito bonaerense, y dispuesta a reforzar su despliegue territorial especialmente en el Conurbano, Bullrich viene sosteniendo a sus tres precandidatos a gobernador, con los que se muestra en distintas recorridas. Ellos son el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, ahora de licencia por un mes al asumir la conducción del Club Independiente, el ex jefe comunal de San Miguel y actual senador provincial Joaquín De la Torre; y el intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel.
En las huestes de De la Torre se muestran confiados y aseguran que “la diferencia (en intención de voto) de él con el Colorado no es la que dicen”, y que el nombre del postulante a gobernador “no es lo que importa”. Explican que en un escenario de elecciones simultáneas, los que traccionan la boleta son los extremos: los candidatos a presidente y a intendente. Entonces, sería Bullrich y el candidato a jefe comunal los que generen el efecto “arrastre” del resto de los cargos.
De la Torre maneja encuestas que la muestran a la ex ministra arriba de Larreta en distritos del Gran Buenos Aires como San Isidro, San Miguel, Quilmes, Berazategui o Merlo, por una diferencia que va de los cinco a los doce puntos. Sus números fueron muy precisos en pasadas elecciones, y se ufana de ser uno de los que mejor ausculta el territorio. No es el único que ve a Bullrich arriba. Desde los distintos aliados de la ex ministra aseguran que ella viene creciendo en el Conurbano, que Larreta se estancó y empezó a bajar, y que Javier Milei viene en alza. Todos coinciden en que el libertario hoy le saca más votos al Frente de Todos - especialmente, en el sector de hombres jóvenes, de menos recursos - que a Juntos.
Otras mediciones del sector de Larreta, le dan a Bullrich una situación de paridad en la Primera Sección electoral y en la Octava (La Plata); abajo en la Tercera Sección (incluye La Matanza), y arriba en el interior de la Provincia.
Más allá de que “los tres mosqueteros” - como se los conoce a Grindetti, De la Torre e Iguacel - son los candidatos oficializados por Bullrich, hay una mayoría en el PRO que admite que no mueven el amperímetro en las encuestas. La fecha que se fijó Bullrich para decidir sería mediados de mayo.
Frente a este panorama, en el equipo de campaña de la ex ministra no descartan la posibilidad de que termine siendo Cristian Ritondo el candidato, por su mayor intención de voto y nivel de conocimiento en la Provincia que “los tres mosqueteros”, aunque detrás de Santilli. Esa variante se concretaría cuando María Eugenia Vidal anuncie, finalmente, que se baja de su precandidatura presidencial, algo que todos dan casi ya por descontado. Es una cuestión de tiempo, aseguran, y sucedería en el mes que comienza.
La estructura de Ritondo en la Provincia, con un centenar de dirigentes territoriales que le responden, una decena de legisladores provinciales y media docena de diputados nacionales podrían inclinar la balanza a su favor. El actual jefe de bloque del PRO en la Cámara baja y ex ministro de Seguridad de Vidal viene trabajando en la Provincia desde hace tiempo, ya que nunca ocultó su aspiración a competir por la sucesión de Axel Kicillof. En sus oficinas frente al Congreso, el recibidor tiene impreso en letras gigantes “CR 2023″ sobre el espejo.
La fórmula de la “Y”, la “V” o la “I”
En este contexto, como viene contando Infobae, los intendentes bonaerenses del PRO - que hoy suman 22- y los dirigentes “sin tierra” (que no gobiernan pero aspiran a competir por el municipio, con chances de ganar), presionan para encontrar la mejor estrategia que les garantice un triunfo en sus distritos. Para eso apelan a que se unifique la estrategia electoral en la Provincia y se defina si habrá un candidato a gobernador del PRO o, a lo sumo dos, algo sobre lo que aún no hay acuerdo en el partido, ni entre los aspirantes a la Casa Rosada.
Una fórmula posible es el formato de la “V” corta, en el que un candidato a intendente único va en las dos boletas que llevan precandidato a gobernador y a presidente (la de Larreta con Santilli, y la de Bullrich con quien finalmente elija). Así, los jefes comunales se aseguran no tener interna en sus municipios, aunque deben maniobrar en un escenario donde se medirán las lealtades. Por este motivo, muchos intendentes están haciendo un fino equilibrio, mirando encuestas, sin hacer explícito su apoyo en uno u otro sentido.
Rodríguez Larreta habilitó este esquema a los intendentes hace dos semanas, en una recorrida por el interior bonaerense, para que “se cuelguen de quien quieran”. Es la opción que hoy prefiere. Sus colaboradores explican que se cambió la estrategia para “contener” a los intendentes, pero en el entorno de Bullrich interpretaron que el alcalde porteño está tratando de evitar “una fuga de adhesiones” hacia su adversaria interna. En el PRO temen que las peleas internas erosionen su performance electoral. Las encuestas siguen registrando un estancamiento o baja de la imagen de sus líderes y de Juntos por el Cambio cuando trascienden las disputas. En contraposición, el que registra una suba es Milei.
El otro formato es la “Y” griega, en la cual se comparte el candidato a intendente y a gobernador en las dos boletas, y la disputa solo se da a nivel presidencial. Es el esquema que prefiere la mayoría de los intendentes del PRO, para preservar sus territorios y evitar fracturas, tanto los alineados con Santilli, como los que responden al ala bullrichista y a Ritondo.
Tal como contó Infobae, en un encuentro de Bullrich con intendentes del partido que tuvo lugar el jueves, la ex ministra de Seguridad les exigió “neutralidad” en la disputa presidencial para “bajarles su boleta presidencial”, una manifestación explícita de apoyo, y que no usen su aparato municipal en favor de Larreta.
Te puede interesar: Bullrich profundiza la puja con Larreta y presiona a intendentes del PRO para que mantengan neutralidad
Mientras Larreta cree que la candidatura de Santilli podría sumarle entre 3 y 4 puntos más en su carrera a la presidencia - por los números que recoge el “Colorado” en sus encuestas, por ejemplo, en la Tercera Sección electoral-, Bullrich le advirtió a su equipo que, si no tiene candidato a gobernador propio, teme que los fiscales de Santilli y/o los intendentes pro-Larreta no le “cuiden” sus boletas. Este argumento es rechazado enfáticamente por intendentes del PRO y el entorno del candidato del jefe de Gobierno porteño. “Es una cuestión pragmática. Nadie le va a esconder su boleta si ellos también van en ella”, replican en el ala larretista.
Lo que todos los intendentes quieren evitar es un escenario de “I” latina. ¿Qué implica? Que tendrán internas en sus distritos. Si bien tanto en los equipos de Larreta como de Bullrich aseguran que no es la mejor opción, por el aumento de esquirlas en la disputa interna, señalan que “se verá en cada caso” según si gobierna uno propio o no, o si el candidato garantiza unidad. “Tenemos candidatos en todos los distritos para ir a internas”, se envalentonan cerca de la ex ministra. Por lo bajo, especulan que “para lograr la V, hay que pelear la I”.
En esa estrategia, la precandidata del PRO le encargó a Sebastián García de Luca el armado de una estructura propia para dar la pelea en los municipios gobernados por intendentes que ya manifestaron su alineamiento con Santilli y/o Larreta. Es el caso, por ejemplo, de Diego Valenzuela en Tres de Febrero; Ezequiel Galli, en Olavarría; Gustavo Perié, en Ramallo; Camilo Etchevarren, en Dolores; Sebastián Abella, en Campana.
La amenaza del desdoblamiento
Si bien todo indica que el grado de pelea interna entre Bullrich y Larreta hace difícil imaginar que lleven a las PASO un único precandidato a gobernador bonaerense, un decreto de Kicillof encendió alertas sobre un posible futuro desdoblamiento de las elecciones generales para gobernador.
El mandatario fijó el 13 de agosto para las Primarias en la Provincia, pero aún no anunció cuándo se harán las generales. En Juntos temen que termine desdoblando los comicios para intentar asegurarse la reelección. Lo contextualizan en un escenario en el que, a dos meses de esos comicios, no hay un candidato definido del Frente de Todos para la presidencia, y el agravamiento de la crisis económica empeore el humor social. El actual mandatario quiere renovar su mandato en la Provincia y resiste las presiones de sectores del kirchnerismo para competir por el sillón de Rivadavia.
Si bien históricamente la Provincia de Buenos Aires siempre adhirió a la fecha de las elecciones nacionales, Kicillof tiene hasta el 24 de julio, un mes después del cierre de candidaturas, para convocar a elecciones generales concurrentes, al igual que hizo Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires: el mismo día que las nacionales, pero por separado.
Te puede interesar: El PRO bonaerense alertó sobre la “maniobra” de Kicillof para desdoblar la elección general
Pero también tiene chances de convocarlas después de las PASO, en una fecha distinta a las nacionales, según explicaron a Infobae en el PRO. La fecha tope es el 9 de noviembre, 30 días antes del recambio de gobierno el 10 de diciembre. El tema está “en discusión” en el Ejecutivo bonaerense, donde miran con preocupación un posible desmadre de la situación económica.
Esta situación abrió una rendija en la - hasta ahora- posición irreductible de Bullrich de ir con su propio candidato a gobernador. En la hipótesis de ganar las PASO por la tracción de su nombre en la boleta, el PRO y Juntos tendrían menos chances de arrebatarle la gobernación a Kicillof en la general con un candidato “débil”. La Provincia es un juego a todo o nada, donde se gana o se pierde por un voto, y el crecimiento de Milei es visto con preocupación. En el PRO recuerdan que, históricamente, el corte de boleta en el distrito bonaerense fue bajo y que con un candidato “malo” como Aníbal Fernández, solo hubo un 5% de corte.
Este escenario - aún hipotético - le abriría la puerta a Bullrich a inclinarse por una figura como Ritondo - con mayor intención de voto que Grindetti, De la Torre o Iguacel - o incluso, analizar la posibilidad de unificar la boleta detrás del candidato más competitivo, que podría ser Santilli, si los números lo siguen ubicando arriba en las encuestas. En el entorno de Bullrich admitieron que “se está empezando a repensar la estrategia. Ella siente la responsabilidad de que tendría que ceder siempre que todos cedan también algo”, le dijo uno de sus hombres de confianza a Infobae.
Vice radical
En lo que sí coinciden tanto en el sector de Santilli como en el ala bullrichista es en que el precandidato a vicegobernador debería provenir del radicalismo, apostando a una fórmula cruzada, como Larreta y Bullrich barajan también a nivel nacional. El primero con Gerardo Morales, y la segunda con Rodolfo Suárez.
La UCR tiene tres precandidatos en carrera en la Provincia: Maximiliano Abad, titular del partido en la Provincia y “ahijado” de Ernesto Sanz; Gustavo Posse, intendente de San Isidro, y alineado con Morales, titular del radicalismo nacional y gobernador de Jujuy; y Martín Tetaz, el diputado y economista referenciado en Martín Lousteau.
Abad, el que tiene más estructura territorial, manifestó su intención de ser precandidato a gobernador él mismo por la UCR, y por eso aún no se definió públicamente en la interna Larreta-Bullrich. Entre los allegados a la ex ministra, afirman que “está mirando qué hace Patricia”. Y recuerdan que su mentor es Sanz, promotor de la “foto de la Vendimia” en Mendoza, en la que Bullrich posó con el sector del radicalismo opuesto a Morales, alineado con Larreta.
Sin embargo, todos son hombres y la o las fórmula/s no incluirían una mujer. Entonces, algunos de los nombres que empezaron a circular son el de la diputada nacional Karina Banfi y el de la senadora provincial Érica Revilla, vicepresidenta de la UCR bonaerense.
Seguir leyendo: