La Conferencia Episcopal Argentina firmó un duro documento en el que le pide a los dirigentes políticos que dejen de lado sus “intereses mezquinos” y ruegan a quienes “poseen mayores responsabilidades” que “tengan la grandeza de pensar en el sufrimiento de muchos”. Es el texto más duro que emitieron los obispos del país desde que Alberto Fernández llegó a la Presidencia.
El documento, titulado “A 40 años de la recuperación de la democracia renovamos la esperanza”, fue emitido durante el tercer día de la 122° Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina que es presidida por el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, y se desarrolla en la Casa de Retiros “El Cenáculo” de la localidad bonaerense de Pilar.
“Día tras día vemos un pueblo que sufre. Pesa el agobio del desencanto, las promesas incumplidas, los sueños rotos. Pesa también la falta de un horizonte claro para nuestros hijos. Angustia sentir que cada vez es más difícil poner el pan en la mesa, cuidar la salud, imaginar un futuro para los jóvenes”, comienza la dura exposición y advierte que a la pobreza, la indigencia y la falta de alimentos en la totalidad de las mesas familiares “se suman el miedo a salir a la calle, la violencia y la agresión generalizada”.
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“Se hace sentir cada vez más la pérdida de los valores que sostenían la vida familiar y social”, sentenció el texto.
El pronunciamiento de la Asamblea Plenaria suele salir el último día deliberaciones -de cinco días-, sin embargo, esta vez, y en medio de la crisis social, económica y política que envuelve al país, fue firmado a 72 horas de su inicio porque los 97 obispos que integran la asamblea se pusieron de acuerdo rápidamente en el contenido del texto final.
Los argumentos están basados en la “observación de cómo esta la gente”, sobre todo en los barrios más postergados. La decisión unánime fue emitir un fuerte mensaje a la política en general: oficialismo y oposición. El mensaje entre líneas es estar atento a las necesidades de las familias y no a las internas que cruzan a los principales partidos políticos. Según explicaron a este medio, el documento marca el compromiso de la iglesia desde su lugar de pastores, es decir, no es un mensaje de la iglesia a los ciudadanos sino que los obispos se ponen como parte del pueblo.
“Nos duele en el alma la deserción de los chicos del colegio, las aulas reemplazadas por una esquina o un rincón peligroso a la vista de madres impotentes. Volvemos a olvidar que la mejor política de seguridad es la educación”, expresaron.
“No pretendemos ser expertos en diagnósticos, sólo recogemos el lamento y las lágrimas de la gente que nos encontramos en nuestros pueblos y barrios. ¿Qué hicimos de nuestra patria? A cuarenta años de la recuperación de la democracia vemos con dolor cuánto desaprovechamos las posibilidades que teníamos de construir una Argentina pujante y feliz”, escribieron los obispos.
La cúpula de la iglesia argentina, que como en otras partes del mundo está guiada por los pasos del Papa Francisco, advirtieron que “la bronca y el cansancio no son buenos consejeros” y afirmaron: “Invitamos con fervor a seguir confiando en el camino democrático con la esperanza de que estamos a tiempo. Siempre es posible renacer si lo hacemos entre todos. Siempre hay camino si somos capaces de conversar y de ponernos la patria al hombro. Este es un deseo que no sabe de grietas o partidos, es de un pueblo”.
Después de esa definición, con clara referencia a la grieta política, la Comisión Episcopal Argentina sostuvo: “Por eso pedimos, rogamos a quienes poseen mayores responsabilidades que tengan la grandeza de pensar en el sufrimiento de muchos, más que en los intereses mezquinos. La gente necesita recibir propuestas concretas y realistas más que soluciones tan seductoras como inconsistentes. También espera que se sienten a escucharse y a discutir con respeto hasta encontrar puntos en común. Ansía caminar hacia un proyecto estratégico de desarrollo, que abra un horizonte de esperanza, dignidad, paz social, trabajo y prosperidad, privilegiando a los tirados al borde del camino”.
La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina está enmarcada dentro de un contexto político particular, la elección presidencial de octubre y antes de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), un hecho que tomó inercia después de la decisión de Alberto Fernández de no buscar su reelección, y la volatilidad del dólar blue que desencadenó en un aumento de precios, sobre todo en alimentos y el reclamo de los movimientos sociales oficialistas y opositores para que el gobierno “incumpla” con los acuerdos firmados con el Fondo Monetario Internacional
A través de una serie de documentos elaborados en el primer cuatrimestre de este año, los obispos de la Argentina ya han mostrado preocupación por los índices inflacionarios crecientes que llevó la tasa de variación anual del IPC en marzo al 104,3% y por el aumento de la pobreza e indigencia, que en el segundo semestre del año pasado alcanzaron el 39,2% y 8,1%, respectivamente, porcentajes que llevan a que en el país existan 18.679.605 de pobres y 3.859.816 de indigentes.
En otro de los fragmentos del documento emitido por la Conferencia Episcopal Argentina se recuerdan las palabras de Francisco que dicen: “Seamos parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas… Es posible empezar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local hasta el último rincón de la patria…”.
“Nos inspiran muchos que ya lo están haciendo. Como hermanos y conciudadanos queremos invitarlos e invitarnos a cultivar los grandes valores de la honestidad, la laboriosidad, el respeto, el cuidado de la vida, la bondad, el servicio, la justicia. Sin ellos no habrá políticas ni proyectos que nos saquen del pozo. También la actividad política debería estar cimentada en una vida austera y coherente”, completaron sobre las palabras del Sumo Pontífice.
Los máximos representantes de la iglesia en el país agregaron: “Nosotros como creyentes también proponemos un camino desde la fe. El Dios que nos dio la vida y nos quiere tanto puede darnos la fuerza para no bajar los brazos y seguir luchando. Porque si no actuamos hoy, dejaremos de ser protagonistas para convertirnos en espectadores fracasados”.
Y concluyeron: “Como pequeño gesto hemos decidido que todas las diócesis del país hagamos una misión visitando algunos de nuestros barrios donde viven los más vulnerables y abandonados”.
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