En el cierre de una jornada política agónica por la corrida cambiaria, en el Gobierno buscaban mostrar cierto grado de optimismo de cara a la apertura de los mercados después del anuncio del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la continuidad de la renegociación de la deuda y de las perspectivas de una intervención financiera a través de las reservas del Banco Central.
“Nadie tiene nada garantizado con una inestabilidad así. Pero la secuencia que teníamos armada para hoy, con lo del Fondo, el allanamiento de las cuevas, lo que dijeron Alberto y Sergio, se puede parar la corrida”, dijo un funcionario cercano al Presidente, que se esmeró en aclarar que no hay posibilidades de una corrida bancaria y que el titular del Central, Miguel Pesce, se queda en su cargo a pesar de los rumores sobre una salida por los roces entre las cabezas de los organismos. En Gobierno inclusive deslizaron, para mostrar confianza, que todavía hay margen para que Sergio Massa sea candidato. “Todos estamos prendiendo velas para que le vaya bien”, dijeron.
Con “secuencia” se refirieron a la serie de declaraciones y anuncios políticos que hicieron, por separado, Alberto Fernández, Massa y el organismo de crédito, para controlar daños frente a -lo que el primer mandatario consideró como- un ataque organizado por “la derecha” para desestabilizar al Gobierno. Y, arriesgan algunos, para jaquear los planes del titular de Hacienda en plena etapa de definiciones electorales, donde el ministro aparece como presidenciable. Más allá de las teorías conspirativas, en el Ejecutivo nadie parecía poder explicar con claridad la súbita presión que empezaron a ejercer los mercados hace 10 días.
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Esta tarde, mientras las variables de la economía se descontrolaban, el FMI informó, a través de un vocero, que siguen en marcha las negociaciones para rever el acuerdo por la deuda y que se llevan a cabo “de manera constructiva”. La confirmación había sido consensuada con Massa, que necesitaba una señal política favorable desde el organismo de forma urgente. En el Gobierno admiten que, detrás del mensaje tranquilizador, subyace un aval, que sería anunciado en las próximas horas, para intervenir el mercado financiero con dólares del BC. “La principal preocupación no es por el blue, que se modifican con poca plata para especular. El problema son los instrumentos financieros”, dijeron.
“Vamos a usar toda las herramientas del Estado para ordenar esta situación y en ese sentido notificamos al FMI de las restricciones que pesaban sobre la Argentina y vamos a cambiar en la rediscusión del Programa”, dijo elípticamente Massa, por Twitter, en el albor de la tarde. En el Gobierno tradujeron: “Para intervenir había que pedirle permiso al FMI”.
En Hacienda y en la Casa Rosada esperaban con ansias el anuncio, que les habían confirmado el lunes mientras diagramaban los planes para afrontar la segunda etapa de la escalada cambiaria. Las primeras señales de desestabilización empezaron la semana pasada, entre rumores sobre un desdoblamiento y una devaluación, que terminaron con la salida del jefe de Asesores, Antonio Aracre, y que en Gobierno aún desmienten. “Los ingresos están muy bajos, ese es nuestro principal problema. No los vamos a destrozar todavía más, en eso hay consenso entre todos y no va a pasar”, dijo un funcionario del círculo de Olivos.
Alberto Fernández mantuvo su agenda aparentemente inmutable en medio de la crisis cambiaria. Entre el lunes y el martes recibió, como tenía previsto desde la semana pasada, a los presidentes de Vietnam y de Rumania, y esta tarde preparaba un anuncio sobre la nueva línea 911 con el Ministerio de Seguridad. Todos temas que nada tienen que ver con la principal preocupación del Gobierno, donde explicaban que el jefe de Estado está centrado en apañar el desorden económico, pero al mismo tiempo intenta transmitir tranquilidad con cierta normalidad.
“En el teléfono de la Privada tiene cuatro líneas de llamado directo, y la primera es Economía, inclusive tiene video. Con Massa están hablando todo el tiempo y los dos están haciendo lo que tienen que hacer”, dijeron en la Casa de Gobierno esta tarde. Massa, dicen en su entorno, está activo “las 24 horas”, aunque guarda celosamente los detalles de sus conversaciones, interlocutores y movimientos.
“Los dos están haciendo lo que tienen que hacer”, dijeron desde Balcarce 50 cuando promediaba la tarde, después del cierre de las operaciones de los mercados. Sin embargo, no está previsto un encuentro entre el Presidente y el ministro, ni una conferencia de prensa conjunta, o un anuncio de parte de Hacienda. “Basados en nuestra experiencia y en la lógica, sabemos que ese tipo de mensajes no funcionan. Y en general, la expectativa es que después de que los dólares que importan bajan, las cosas empiezan a mejorar”, dijeron en Gobierno. Desde la semana pasada hay versiones de que el Gobierno evalúa medidas, pero por ahora no está previsto anunciar nada nuevo, aseguran.
El kirchnerismo, mientras tanto, se mantiene al margen de la crisis. No critica, pero tampoco sale a respaldar, mientras espera una definición de Cristina Kirchner, que le hablará a la interna el jueves en el Teatro Argentino de La Plata. En La Cámpora se muestran preocupados por la situación del país, pero sólo en privado. Ninguno de los referentes principales del espacio disidente del Gobierno salió a opinar en las últimas 48 horas, cuando la divisa paralela se acercaba a los 500 pesos y crecían los fantasmas de devaluación. Massa no tiene previsto participar en el encuentro de la tropa k: a la misma hora en que hablará CFK estará en Montevideo firmando un acuerdo con la CAF. En la Casa Rosada, en tanto, dicen que el mensaje de la vicepresidenta tiene “cero injerencia” en el devenir de la economía.
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