El renunciamiento de Alberto Fernández a su reelección abrió un nuevo tiempo en el Frente de Todos. En un proceso electoral alborotado por los sube y baja de la economía doméstica, el oficialismo empezará a encausar el debate interno para diseñar una estrategia electoral que tenga sustento y que genere el marco adecuado para sostener a uno, dos o tres candidatos.
En el Consejo del PJ que se llevó a cabo ayer en la sede de la calle Matheu quedó flotando la próxima discusión que tendrán respecto al ordenamiento electoral. ¿PASO o candidato de unidad? Hasta ayer no había demasiadas dudas de que el peronismo se encaminaba a unas elecciones primarias. Lo había pedido el Presidente y lo habían aceptado “Wado” de Pedro y Máximo Kirchner en el nombre de CFK.
Sin embargo, el corrimiento de Fernández dejó lugar a una nueva hipótesis de trabajo empujada desde el mundo K: un candidato único. El nombre apuntado es el de Sergio Massa. El ministro de Economía aparece como una opción de unidad que puede cerrar la grieta interna entre el albertismo y el kirchnerismo. Su nombre sigue en pie pese al desgaste que la alta inflación está generando sobre su potencial candidatura.
“Si el espacio lo necesita, Sergio no se va a correr. Si el frente necesita conservar lugares en el Congreso y ser competitivo, es probable que sea candidato pese a la inflación”, advirtió una persona de máxima confianza de Massa. Y agregó: “Es un tema que va a terminar resolviendo con Cristina”.
En los días que siguen el peronismo empezará a moverse sobre un nuevo eje de trabajo. Surgirá una nueva ronda de consultas y análisis entre pares para tratar de divisar si hay consenso natural sobre alguna candidatura puntual o si es necesario que haya una PASO si o si para dirimir las diferencias.
En el kirchnerismo son más terminantes sobre la etapa que nació ayer. Entienden que la Vicepresidenta tendrá mayor centralidad en la definición de la estrategia electoral y que, en definitiva, el camino a seguir por el Frente de Todos lo marcará ella. Esa mirada es completamente de nicho. En el resto del peronismo no creen lo mismo, pero para hacer valer las diferencias se tienen que animar a decirlo y sostenerlo en el tiempo.
En el mundo K no solo sigue en pie la idea de pedirle a CFK que sea candidata a presidenta, sino que ese objetivo se reforzó luego del anuncio de Alberto Fernández. La incógnita sigue siendo la misma. Cristina Kirchner cumplirá con su palabra y no será candidata a nada, o hay margen de acción para competir en estos comicios en algún lugar de la boleta.
Con el renunciamiento de Fernández se disolvió uno de los interrogantes que afectaban el armado el Frente de Todos. Ahora queda saber el rol final que jugará la Vicepresidenta y la decisión de Massa. Porque la falta de confirmación de CFK, de que no será candidata, también está comprometiendo la estrategia de cara a las elecciones. No es lo mismo con ella que sin ella.
El kirchnerismo cree tener el mismo poder de decisión que en el 2019. Es decir, que los gobernadores, intendentes y legisladores del peronismo se acomodarán detrás de la determinación de la ex jefa de Estado. Consideran que nadie la va a enfrentar y que todos respetan su liderazgo aunque no se sientan conducidos por ella. Por eso buscan reforzar su centralidad con un cadena de actos que la pongan en la punta de la pirámide.
En paralelo a ese escenario ya estructurado desde hace tiempo, se mueven dos precandidatos y un ministro con ansias de ser candidato. El embajador en Brasil, Daniel Scioli, aprovechó la decisión de Alberto Fernández para dejar en claro su intención de competir en unas PASO. Hasta aquí nunca ha hablado de candidato de consenso porque está convencido que el peronismo debe ir a unas primarias si o si.
“Daniel quiere una PASO integradora con todos los sectores. Entiende que hay que aplicar la lógica de que el que gana conduce y el que pierde acompaña”, indicaron cerca del ex gobernador. Scioli ya tiene encima la experiencia del 2015 cuando fue el candidato de la unidad pero no pudo conducir ese malón de dirigentes que tiene el peronismo, porque el kirchnerismo, con La Cámpora a la cabeza, no empujó su candidatura todo lo que la tenía que empujar.
Scioli seguirá caminando con una línea de trabajo definida. Repartirá su agenda entre su trabajo en Brasil y las recorridas por el conurbano bonaerense, además de algunas visitas puntuales al interior del país. Su idea es mostrarse como el candidato oficialista que tiene capacidad de diálogo con todos los sectores. Incluso con la oposición.
Por eso en su historial de reuniones aparecen dirigentes de La Cámpora, como Mayra Mendoza, y gobernadores distantes del mundo K como Gustavo Bordet. Además de halagos a dirigentes como Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey o Facundo Manes, todos ubicados en la vereda opositora.
El ex gobernador está convencido de seguir adelante con su candidatura y en el peronismo hay quienes creen que cuando llegue el momento de las definiciones, Scioli será el único que quedará en pie. Incluso lo ven también como un posible candidato de consenso de una fórmula que lo tenga en la cabeza junto a un dirigente de mayor perfil kirchnerista.
Eduardo “Wado” de Pedro es el candidato que respalda Máximo Kirchner. En el kirchnerismo no hay otro nombre que equipare los movimientos en clave electoral que está haciendo el ministro del Interior. Dentro de la coalición le adjudican un bajo conocimiento para competir en una elección que se llevará adelante en cuatro meses y ese es uno de sus principales condicionantes.
El funcionario camporista realiza contenidos para sus redes, busca acercarse al público joven y aparece como un equilibrista dentro del complejo universo kirchnerista. Lo propios lo han criticado por pecar de dialoguista o pisar el acelerador sin sentido. Lo concreto es que trabaja en un posicionamiento público que lo termine dejando en condiciones de estar en algún lugar de la boleta.
En el peronismo hace tiempo que se especula con una PASO entre Scioli y “Wado”, o una candidatura de unidad de Sergio Massa. Son los dos escenarios posibles que se sostienen en el tiempo. A esas hipótesis se suma una lectura que retomó fuerza en los últimos días en las arterias oficialistas. La posibilidad de que Axel Kicillof termine siendo candidato a presidente en vez de a gobernador.
Por el momento lo de Kicillof es abstracto. El Gobernador trabaja y se mueve para buscar su reelección. No quiere dar el salto a la nación. Pero tal cuál como lo dijo De Pedro unos días atrás, estará en el lugar que tenga que estar según lo que disponga Cristina Kirchner. En definitiva, el kirchnerismo es un espacio que toma determinaciones de arriba hacia abajo. Nadie hará nada que no haya sido bendecido por la Vicepresidenta.
Otra de las incógnitas que sigue viva es la postura final que tomarán los gobernadores del PJ que, desde hace tiempo, aseguran que quieren poner un candidato propio en las PASO o, de mínima, un compañero de fórmula a uno de los candidatos que se presente. Quieren jugar a nivel nacional pero, al mismo tiempo, alambran sus provincias y desdoblan la elección. Juegan a dos puntas bajo el paraguas del pragmatismo.
Los nombres que giran son siempre los mismos: Jorge Capitanich (Chaco), Juan Manzur (Tucumán) y Sergio Uñac (San Juan). Todos tienen elecciones desdobladas e intentarán retener su poder en el distrito. Sin embargo, en el grupo de mandatarios dicen que alguna carta importante jugarán dentro del armado nacional.
Por último apareció en escena el Jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que, después del renunciamiento del Presidente, quedó con el camino libre para avanzar con su precandidatura presidencial. Muy cercano a Fernández, analizará en los próximos días si se lanza o no a la competencia interna del Frente de Todos. La rosca electoral recién está empezando.
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