Fueron algunos pocos días de calma. Demasiado pocos. El gobierno nacional volvió a caer en un pozo sin fondo. La interna feroz que lo atraviesa de principio a fin tuvo múltiples capítulos en pocas horas. Parece no haber forma para que se encamine el vínculo político que une a los distintos los sectores que conforman el Frente de Todos.
Fueron dos días seguidos de malas noticias para la Casa Rosada. El martes los rumores sobre una posible salida de Sergio Massa del Ministerio de Economía alteraron al Gobierno y, principalmente, a los mercados. En Balcarce 50 atribuyen la escalada feroz del dólar blue a la inestabilidad que generaron los trascendidos a lo largo de ese día.
El resultado político fue negativo. El ahora ex jefe de Asesores del Presidente Antonio Aracre fue desplazado de su cargo. Su nombre sonó como posible reemplazo de Massa y el clima interno se enrareció rápidamente. En la Casa Rosada ya lo miraban con desconfianza porque consideraban que filtraba off the de records a los periodistas. Presentó su renuncia, lo avisó por Twitter y dijo adiós.
Los rumores enfurecieron a Massa. La expresión pública más cabal de ese enojo llevó la firma de una de las dirigentes de más confianza que tiene el ministro de Economía, la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau. “Hay que dejarse de joder con estas especulaciones y operaciones y ponerse a trabajar”, sostuvo durante una entrevista.
En el Gobierno aseguran que respaldan la gestión de Massa en este momento tan complejo. No solo es una cuestión lógica, sino también de supervivencia. Si al ministro le va mal, le pasará lo mismo al gobierno nacional. No son partes disociadas, aunque la estructura gubernamental esté completamente fraccionada. Explicaciones que van y vienen para tratar de encontrar la calma.
El miércoles volvieron a surgir críticas del kirchnerismo hacia Alberto Fernández. El ministro de Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, aseguró que en el Gobierno sigue habiendo “funcionarios que no funcionan”, haciendo referencia a la frase que utilizó Cristina Kirchner a fines del 2020 para cuestionar la gestión.
La apreciación del ministro del Interior cayó muy mal en Balcarce 50, donde ya existe un fuerte agotamiento respecto a las críticas permanentes de los principales exponentes del kirchnerismo. El grado de descomposición del Gobierno es tan alto que todos los días el fuego amigo destruye, un poco más, la imagen institucional.
“¿Él sí funciona? ¿Desde cuándo trabaja de fiscal de sus compañeros de Gabinete?”, sentenció un importante funcionario nacional con acceso directo al despacho de Fernández. La frase retumbó con fuerza en el kirchnerismo, donde volvieron a apuntar contra los funcionarios que “se esconden detrás del off”. No parece haber forma de pacificar el clima interno.
El idea y vuelta de reproches se produce a pocas horas de que una gran parte de los dirigentes más representativos del Frente de Todos se reúnan en el Consejo del PJ, espacio que servirá para empezar a plantar las reglas de juego de cara a las elecciones, y discutir cuál es el camino a seguir en medio de la crisis económica y política sobre la que está parado el Gobierno.
Entre los consejeros hay expectativa de que la reunión pueda ser un espacio para plantear la forma en la que el oficialismo debe sobrellevar la interna, teniendo en cuenta la proximidad de las elecciones. En la Casa Rosada y en el kirchnerismo aseguran que será solo un momento para arreglar las formalidades. Casi un trámite.
Lo que en gran medida existe es un alto nivel de ansiedad de la dirigencia política para ordenar el frente electoral y trazar algún tipo de estrategia territorial. Hasta el momento cada uno juega su juego y tensa la cuerda, pero no hay un trabajo en conjunto para determinar los pasos a seguir. Ni siquiera hay claridad sobre de que forman se mezclaran las listas después de las PASO.
La voluntad de una gran mayoría de consejeros es lograr bajar la tensión y poner las cartas sobre la mesa. Barajar y dar de nuevo. Intentar que el espacio partidario sirva para descargar tensiones y lograr un ordenamiento más claro, anclado en la discusión formal y reglamentaria del PJ. Todo ese proceso se llevará adelante en un clima conflictivo, cargado de rumores y cruces. El resultado es una gran incógnita.
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