La crisis cambiaria no disuadió a los enfrentados sectores del Gobierno de exacerbar la interna política. Al contrario, en cada comando electoral del oficialismo pisaron el acelerador con la mira puesta en el cierre de listas del 24 de junio y convocaron, por separado, a una seguidilla de reuniones y actos políticos para medirse, a pesar del clima de volatilidad económica. La suba del dólar y el fantasma de una devaluación los preocupa, dicen. Pero la gravedad del contexto no alcanza para catalizar una concertación en el Frente de Todos.
El cronograma de encuentros y demostraciones públicas empezará este viernes, a las 17, en la sede partidaria de Matheu 130, con el Consejo del PJ, el único encuentro conjunto. En el entorno de Alberto Fernández, que liderará el mitin en calidad de presidente del partido, informaron que su intención es que no sea más que “una formalidad” para convocar a la instancia más importante, el Congreso del PJ. “En condiciones normales, tendría que durar dos minutos. Se lee el orden del día, se vota, y listo”, dijeron.
En el sector de Cristina Kirchner coincidieron: “Va a ser breve. Se va a votar la fecha del Congreso, que es donde realmente se van a tomar decisiones”, dijo un funcionario que también oficia de armador. Sin embargo, algunos concejales ya avisaron que buscarán tomar la palabra para sentar postura sobre la situación de la alianza oficialista, donde los líderes máximos no se hablan mientras la crisis carcome aún más la -ya diezmada- intención de voto del FdT. A priori hay divergencias sobre la fecha. El kirchnerismo apunta al 10 de mayo; el jefe de Estado, que busca postergar lo más posible su decisión sobre el rol que tendrá, prefiere llamar al Congreso del PJ para el final del mes.
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El sábado, en tanto, la diputada nacional Victoria Tolosa Paz, una de las referentes bonaerenses más cercanas a Alberto Fernández, organiza un plenario en Ensenada, el municipio donde reina Mario Secco, uno de los intendentes kirchneristas más acérrimos. La dirigente albertista estará en el camping de Sosba, cerca de Punta Lara, donde suele reunirse hace más de un año semanalmente la “mesa de Ensenada”, que cuenta entre sus comensales a los referentes K de la primera hora, y a la que asistieron en varias ocasiones Máximo Kirchner, Andrés Larroque y Wado de Pedro. Los slogan de la dirigente platense para publicitar la congregación -“2023 será Victoria” y “Camino de la Victoria”- generan expectativa, si bien cerca suyo, misteriosos, evitaban responder el lugar que busca ocupar en las nóminas.
Para el mismo día, el kirchnerismo duro desplegará una nueva muestra de fidelidad a su jefa en el estadio de Ferro, en Caballito, con el slogan CFK 2023. Será un nuevo “plenario de la militancia” como los que celebró, con distintas características pero con el mismo pedido a Cristina Kirchner para que sea candidata, en Avellaneda, en Chaco y frente a los Tribunales de Justicia. Uno de los principales organizadores es Andrés “el Cuervo” Larroque, dirigente bonaerense que acaba de inaugurar su propia fuerza política, La Patria es el Otro. Sin embargo, en el mitin tendrá preponderancia la dirigencia K de la Ciudad de Buenos Aires, que comanda el camporista Mariano Recalde y donde tiene fuerte injerencia el vicejefe de Gabinete de Alberto Fernández, Juan Manuel Olmos.
En simultáneo, los referentes máximos del oficialismo usarán los eventos de gestión para enviarse señales. El jueves, Alberto Fernández tiene planeado mostrarse con Axel Kicillof en La Plata, durante el anuncio de la licitación del Canal Magdalena (que daría el puntapié para avanzar de una vez en la postergada obra de dragado y balizamiento en la vía navegable, en Ensenada).
El gobernador está alejado de la Casa Rosada. Alineado con la tropa de Cristina Kirchner, participó como figura principal de los actos de las últimas semanas donde La Cámpora, en la voz de distintos dirigentes, entre ellos Máximo Kirchner, fustigó al Presidente. Apenas se habla con la dirigencia moderada, que lo tiene entre ceja y ceja por imponer esa distancia, dicen, a pesar de los desembolsos millonarios que hace la administración a favor de la Provincia. El encuentro será un virtual acercamiento del primer mandatario al -muy probablemente- candidato a la reelección, a pesar de que últimamente se encuentran en veredas opuestas. Por la tarde, Alberto Fernández irá a Mar del Plata, para inaugurar la Casa sobre el Arroyo, conocida como “casa del puente”. Y el jueves estará en Concordia, Entre Ríos, junto al gobernador, Gustavo Bordet, uno de los jefes provinciales que esta semana estuvo en Buenos Aires para participar de la primera reunión política de peso de la semana.
El encuentro se realizó ayer en el Consejo Federal de Inversiones, el ámbito de encuentro por excelencia de los gobernadores. Esta vez, participaron los 10 caciques del Norte Grande, y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, hombre de Cristina Kirchner, que horas antes había arremetido contra Alberto Fernández. Esta vez, con una reedición del diagnóstico sobre la presencia de “funcionarios que no funcionan” en el Gobierno que hizo por primera vez, hace dos años y medio, la Vicepresidenta. El Presidente le contestó, a través de terceros y off the record. “Si ese es el tono de “Wado” el moderado, podemos dar por sentado que el discurso de Cristina el 25 de mayo va a ser demoledor”, deslizó un funcionario del ala K.
Para el 5 de ese mes, el Frente Renovador de Massa tiene planeado su propio congreso, que el ministro de Economía planea usar para anunciar el armado de listas propias en paralelo al kirchnerismo y al albertismo. Quieren postulantes en todas las categorías, incluso a presidente, dijeron. Pero en el fondo yace la espera sobre la decisión del tigrense sobre su candidatura, que depende, dicen, de la gestión económica.
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Se refería a otro de los cónclaves que organiza La Cámpora en la previa del cierre de listas, previsto para el 20 aniversario de la asunción de Néstor Kirchner. Por estos días, en ese espacio político dan por sentado que la vicepresidenta, a diferencia de los anteriores, los acompañará, y será la única oradora. Un mes antes, el 27 de abril, proyectan hacer otro cónclave en homenaje al triunfo del fallecido ex presidente en 2003.
La preocupación por la crisis corre como un escalofrío por los despachos de los dirigentes más encumbrados, que miran más seguido de lo que quisieran la evolución del dólar paralelo, la liquidación de del campo, la cantidad de reservas que compró o vendió el Banco Central, y las novedades que les llegan desde el Ministerio de Hacienda sobre las negociaciones con el FMI para rever el acuerdo por la deuda.
Alberto Fernández usa una aplicación digital para controlar los índices más relevantes de la macroeconomía, que empeoraron en los últimos días a partir de los rumores que emanaron del propio Gobierno sobre un supuesto desdoblamiento cambiario, e incluso sobre una posible salida de Sergio Massa. A pesar de las rencillas, el primer mandatario se contactó en las últimas horas, varias veces, con el ministro de Hacienda, que dejó conocer, a través de sus voceros, su malestar con las versiones, que terminaron en la escandalosa salida del jefe de Asesores, Antonio Aracre, de quien todos sospechaban por las filtraciones.
En la Casa Rosada esperan inquietos que el Fondo decida adelantar los desembolsos previstos para el resto del año -apuntan a junio-, y que Economía lo anuncie lo antes posible, para tranquilizar a los mercados. “Es la única forma de que esto no se complique más”, dijo un alfil del Presidente ayer por la tarde. Además, atienden a las advertencias de los gremios, que ayer se pusieron en pie de guerra, diez días antes del Día del Trabajador, cuando harán un acto con críticas tanto al Gobierno como a la oposición. Sin embargo, no cesan las luchas por el poder frente a las PASO en el Frente de Todos, que cada vez más seguido se libran en el territorio, frente a la militancia propia, y de espaldas al enorme caudal de desencantados que se vuelcan, o bien por la oposición de Juntos por el Cambio, o por el libertario Javier Milei.
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