El reloj electoral empezó a correr más rápido y dentro del Frente de Todos los distintos sectores empezaron a avanzar con estrategias propias. La falta de una mesa de negociación para combinar el rumbo de la alianza política obligó a las distintas fuerzas o terminales políticas a trazar un camino individual y disociado del resto.
El que marca esa línea de trabajo es el kirchnerismo, que el último jueves reflotó el operativo clamor con fuerza y doblegó la presión sobre Cristina Kirchner para que sea candidata a presidenta. En el mundo K hay idas y vueltas respecto a la posicionamiento que debería adoptar la Vicepresidenta.
Es cada vez más grande el sector que la reclama como candidata, mientras que se achica el que considera que no hay que pedirle un nueva candidatura para gobernar la Argentina. La ausencia de Máximo Kirchner en la marcha a los tribunales llamó la atención entre los kirchneristas. Justamente el líder de La Cámpora es uno de los que ha asegurado que CFK cumple con lo que dice, en referencia a su sentencia de que no será candidata a nada.
El kirchnerismo, donde se agrupan sectores sindicales, La Cámpora, el cristinismo y gran parte de los intendentes del conurbano, le pide a Cristina Kirchner que compita pero, al mismo tiempo, espera una señal más clara para, en el caso de que no juegue, saber cuál es la candidatura que se debe respaldar. Es decir, cuál es el elegido para competir en estas elecciones.
“El operativo clamor está lejos de agotarse. Se va a replicar en otros actos. No había 5000 loquitos en una plaza, sino 30.000 personas y una gran parte de la dirigencia K bancando a Cristina”, reflexionó un importante funcionario K sobre el acto frente a los tribunales. En el kirchnerismo resaltan que pese a las diferentes posturas que hay en el espacio político, el pedido para que la Vicepresidenta compita en estas elecciones seguirá en pie.
Aseguran que las dos posturas pueden convivir y que la forma de hacer política que tienen es mantener dos o tres estrategias en pie hasta el momento en que Cristina Kirchner tome la decisión final. No niegan las diferencias de miradas, pero aseguran que lejos está de dificultar el armado electoral.
Si CFK no es, el nombre apuntado es el de Eduardo “Wado” de Pedro, el único dirigente K que camina con la candidatura presidencial en el horizonte. Fiel al estilo orgánico del kirchnerismo, el ministro del Interior dijo en la marcha del jueves que hará lo que “Cristina, los gobernadores, los intendentes y la militancia analicen que es más conveniente”. Lo resumió en una pequeña frase: “Puedo estar pegando carteles o ser candidato”.
El otro nombre es el de Axel Kicillof que, pese a que la hipótesis de su candidatura nacional se desinfló en las últimas semanas, sigue estando latente la idea de que pueda competir por la presidencia. Sobre todo porque tiene un puñado de características electorales que no todos tienen: alto nivel de conocimiento, fidelización del voto de CFK y respaldo popular en la provincia de Buenos Aires.
La tercera opción es lograr un acuerdo con Sergio Massa para que sea el “candidato de consenso”. Su principal limitación es el rol institucional que ocupa y los datos de inflación de los últimos meses. El 7,7% de marzo pegó con mucha fuerza en el oficialismo, donde se ha perdido noción sobre qué va a suceder cuando la gente acuda a las urnas.
Del massismo salió una sorpresiva postura en las últimas horas. El 5 de mayo, durante el congreso partidario, los dirigentes del Frente Renovador le pedirán a Massa que el espacio lleve candidatos propios en todas las categorías, incluso a presidente. Es decir, que se conformen listas en paralelo al kirchnerismo y el albertismo en las PASO.
El Frente Renovador empezó a avanzar en una estrategia propia de posicionamiento. El tiempo pasa, el kirchnerismo hizo resurgir el operativo clamor y ninguno de los sectores de la coalición quiere quedar estancado mientras se caen los días del calendario. Hasta el jueves el massismo y el kirchnerismo iban a confluir en una sola lista de candidatos. A partir de ahora lo que hay es un gran signo de interrogación.
Massa está concentrado en su gestión al frente del Ministerio de Economía y evita referirse a los pormenores electorales. Su situación es incómoda porque el espacio político que lidera mantiene firme la idea de que sea candidato a presidente, postura que también existe en otras terminales peronistas. Muchos dirigentes sintieron ayer que el duro dato inflacionario se convirtió en una barrera imposible de saltar.
En la Casa Rosada la estrategia es diferente. Alberto Fernández se mantiene en silencio respecto a su decisión de buscar la reelección. En su entorno aseguran que definirá su postura a fines de mayo. Nadie en el peronismo le da entidad a una posible candidatura del Presidente. No es una opción. Sin embargo, su rol institucional le permite mantener influencia sobre los acuerdos electorales del Frente de Todos.
Mientras tanto dilata la convocatoria una mesa política donde se negocie cómo se competirá en las PASO y cómo será el armado de listas camino a las generales, lo que genera un gran fastidio en el kirchnerismo, donde ya aceptaron dirimir las diferencias en las primarias. La Cámpora terminó entendiendo que no tenía nada para perder aceptando la competencia. De hecho en el mundo K nadie duda que serán ganadores en la interna.
Alberto Fernández apoya el modo campaña de Daniel Scioli y lo incentiva a seguir recorriendo el país y el conurbano. Es el precandidato más cercano al Presidente, aunque evita apegarse a la idea que expone el albertismo sobre que en estas elecciones se pone en juego el liderazgo de CFK.
Lejos de esa postura, el ex motonauta entiende que no es momento de dar esas discusiones y que hay que generar puentes internos para dejar atrás la enorme grieta del oficialismo. Si el peronismo sigue hundiéndose en sus propio problemas, se alejará cada vez más de la gente. Así lo entiende.
En la Casa Rosada sostienen que el consejo del PJ Nacional, que se realizaría antes de que termine abril, será la mesa operativa que reclama el kirchnerismo. En el espacio de CFK hay cada vez menos intenciones de lograr acuerdos con Fernández pero, lo más probable, es que terminen sentándose a discutir una estrategia conjunta bajo el techo del Frente de Todos.
En paralelo, en el kirchnerismo marcan una fecha determinante en el calendario: el jueves 25 de mayo. Ese día se cumplirán 20 años desde el día en que Néstor Kirchner asumió como presidente de la Nación. Se está organizando una manifestación masiva que podría tener a CFK como única oradora. Aún no hay detalles confirmados. Ese día, esperan muchos, será el indicado para que haya una definición electoral. El día D.
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