“No tiene sentido, es inútil”. Caía el sol ayer, después del acto contra la “proscripción” de Cristina Kirchner frente a los Tribunales, cuando un intendente k, refugiado bajo el viejo e imponente árbol gomero de la plaza Lavalle, despreció el Consejo del PJ, la próxima instancia de diálogo del deshilachado Frente de Todos que Alberto Fernández convocaría en los próximos días, para el fin de abril, de cara a las PASO.
En las entrañas del kirchnerismo más duro exigieron una “mesa política” durante el año pasado y el comienzo de 2023, pero después de la experiencia del 16 de febrero, donde el primer mandatario fue vapuleado en la sede de Matheu por sus intenciones de competir por la reelección, perdieron toda esperanza en la posibilidad de ponerse de acuerdo con el Presidente.
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De hecho, ayer recordaban con amargura aquella primera reunión. “No tenía sentido que dirigentes como nosotros nos sentáramos a hablar con el Presidente. Tiene que hablar con Cristina y con Massa, no con nosotros, no sirve para nada”, dijo el jefe comunal después de escuchar el largo discurso de cierre de Axel Kicillof, principal orador de la jornada política, que brindó un mensaje colmado de elogios a CFK y de críticas a la Justicia, a la oposición de Juntos por el Cambio y a “los medios de la derecha”.
Ayer, en la demostración frente a la sede de encuentros de la Corte Suprema, la tropa K apenas mencionó a Alberto Fernández. Sólo la jefa sindical de los judiciales, Vanesa Siley, le habló críticamente al jefe de Estado, al pedirle, con énfasis en la voz, una suma fija “que llegue a los bolsillos de los trabajadores”. El sector k con base bonaerense, cansado de las respuestas vagas del Presidente, desestima su capacidad de decisión dentro de la coalición, más allá de su cargo en el Gobierno y en el partido. Por eso, explican, no tienen expectativas en la efectividad del Consejo para llegar a un acuerdo hacia las PASO en el conflictivo escenario político que ellos propiciaron. “Alberto está vencido, no hay nada que hablar con él ni con su gente”, sostuvieron.
Aunque admitieron que existen reuniones subterráneas entre los armadores de ambos espacios para empezar a ponerse de acuerdo en las reglas de juego, se mostraron concentrados en acumular poder para su propia facción de cara a las elecciones primarias. Sea quien sea el candidato, hoy el sector duro se enfoca en redoblar los esfuerzos, políticos y económicos, para organizar marchas fuertes, nutridas, exclusivamente en torno a Cristina Kirchner, que supuestamente sirvan para mejorar su posicionamiento en el FDT.
Ayer, funcionarios bonaerenses e intendentes aseguraban, off the record, que están avanzadas las conversaciones sobre los movimientos siguientes al acto que acababan de protagonizar. Hablaban, por separado pero al unísono, de tres nuevas movilizaciones para los meses que quedan antes de la inscripción de frentes ante la justicia electoral.
Las próximas dos citas políticas, aunque aún no fueron oficializadas, serían el 27 de abril, en el 20° aniversario del triunfo de Néstor Kirchner en 2003; y el 25 de mayo, en homenaje a su asunción, que usarán como puntapié para fortalecer las eventuales candidaturas k. La primera será “menor”, dijo un funcionario. Para la segunda, en cambio, pondrán toda la carne en el asador. “Tiene que ser el acto final, va a ser el más importante”, sostuvo otro caudillo de la provincia de Buenos Aires, que no descató la presencia de Cristina Kirchner ese día. “Es lo que deseamos, de ahí a que pase...”, se atajó. Para entonces sólo faltará un mes para el cierre de listas del 24 de junio.
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Además, se habla de una tercera fecha, previa, para no perder el ritmo de las movilizaciones, que aún no está definida. Y cuentan, aunque con inferior expectativa, con un plenario que planea el FDT porteño para el 1 de mayo, que se desarrollará en paralelo a otro evento político importante: el acto de la CGT por el Día del Trabajador.
En simultáneo, sostienen la continuidad de las marchas por Cristina Kirchner en el interior del país, que tuvieron su primera demostración en Chaco -donde Jorge Capitanich acaparó la escena-; y que, planean, se repetirá en La Rioja y en otras provincias, en fechas inciertas. De todas formas, adviertieron que serán expresiones “locales”. “Nos están llamando de todos lados pero no podemos ir a todos”, dijo un intendente, y aseguró que esos mítines “federales” quedará en manos de los partidos a nivel local, sin dirigentes nacionales y bonaerenses.
La estrategia tiene el aval de todas las organizaciones, inclusive de La Cámpora, y, hasta cierto punto, de Wado de Pedro, el ministro del Interior que suena como candidato. Pero tiene una falla no menor: el rechazo de Máximo Kirchner, que manifestó sus dudas a través de su ausencia, ayer, en la plaza Lavalle, a pesar del esfuerzo de sus pares para colmar de dirigentes propios el escenario. Por ahora hay cautela en el cristinismo a la hora de opinar sobre la posición que decidió adoptar el hijo de la vicepresidenta y titular de la organización más importante del espacio. Por lo pronto, sin embargo, están decididos a avanzar con el plan CFK 2023 que, dicen todos, tiene el aval explícito, aunque en voz baja, de la vicepresidenta.
De buen humor, frente a los Tribunales, luego de tomarse infinitas selfies con militantes que los esperaban a la salida, distintos dirigentes coincidieron en augurar que Cristina Kirchner no decidirá hasta el filo de la fecha límite si competirá, o a quién elegirá como delfín, si a “Wado” de Pedro, que aparece como número puesto y ya trabaja para posicionarse para las PASO; Axel Kicillof, el gobernador bonaerense que quiere sólo la reelección; o a otro dirigente que hasta ahora no haya sido mencionado.
Por el momento, la única dirigente que entusiasma a la fuerza política es Cristina Kirchner, que ayer recibió a referentes sindicales que le ruegan que se presente -fue la famosa “comisión” anunciada después de la mesa política de febrero- y dijo, sugestivamente: “Los que están pensando que me voy a dedicar a cuidar a los nietos, mejor que se olviden”.
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