El kirchnerismo bonaerense estaba preocupado por el nivel de militancia que alcanzaría a reunir esta tarde frente al Palacio de Tribunales, en el aniversario de la declaración de Cristina Kirchner ante el fallecido juez Claudio Bonadio en Comodoro Py, en 2016. Querían darle un mensaje de fortaleza a su jefa y la reticencia de Máximo Kirchner a participar los inquietaba. En los últimos días, desde la “mesa de Ensenada” redoblaron los esfuerzos por darle volumen a la convocatoria, anunciada hace dos semanas. Inclusive con ayuda de La Cámpora, pero sin su jefe, terminaron llevando micros con cientos de militantes, que se estacionaron en los alrededores del teatro Colón para sumar fuerza al reclamo contra la “proscripción” de Cristina Kirchner y al pedido para que sea candidata.
El resultado fue una concentración nutrida en la Plaza Lavalle, llegó a su máximo nivel pasadas las 17, entre banderas y pancartas que repetían la consigna “Democracia o Mafias”, o listaban los nombres de los jueces de la Corte Suprema. “No queríamos decepcionar a Cristina y no lo hicimos”, dijeron desde la organización. Aunque sus banderas le piden que sea candidata, por lo bajo admiten que la vicepresidenta probablemente prefiera no competir por el sillón de Rivadavia. Pero están convencidos de que no hay otra opción que centrar la pre-campaña hacia las PASO en su figura.
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Para darle volumen al homenaje-denuncia, la dirigencia, principalmente con base bonaerense, se subió íntegra al escenario que se había montado con pantallas y parlantes frente al palacio de justicia. Las figuras principales, Axel Kicillof y Eduardo de Pedro, se pararon en el centro. En sus flancos, y detrás, en tarima con cuatro escalones, se pararon, para darle volumen a la foto, funcionarios nacionales de la órbita k, como Carlos Castagneto (AFIP) y Tristán Bauer (ministro de Cultura); bonaerenses, como la vicegobernadora Verónica Magario y el ministro de Desarrollo Comunitario, Andrés “Cuervo” Larroque, de La Patria es el Otro; intendentes, como Mario Secco (Ensenada), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mariel Fernández, de Movimiento Evita (Moreno); Fernando Espinoza (La Matanza); y representantes gremiales, como Vanesa Siley (Judiciales) y Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores); Roberto Baradel (Suteba); y legislativos, como Leopoldo Moreau.
Se les asignó la palabra al cura Paco Olveira, cercano a la fallecida Hebe de Bonafini, que recordó su llamado a una “pueblada”; Yasky, Siley, y a Kicillof, que repitieron encendidos mensajes contra la Justicia -y, en particular, la Corte Suprema-; contra la oposición de Juntos por el Cambio -en particular, el ex presidente Mauricio Macri-; y contra los medios de comunicación “concentrados”. Hubo comparaciones entre el “Partido Militar” y el “Partido Judicial” y repetidas reivindicaciones reivindicar de la figura de Cristina Kirchner, a quien sindicaron como la verdadera representante del “pueblo” frente a banderas de SMATA, UOM, Martín Fierro, MTL y Frente Grande.
Wado de Pedro, el ministro del Interior, ladero de Cristina Kirchner, y presidenciable del kirchnerismo, había programado, para hoy, una visita a Catamarca, y había dudas sobre si asistiría. Pero esta mañana confirmó que iría, e incluso se rumoreó que tomaría el micrófono. De todas formas, llegó tarde, cuando el acto ya había empezado. Kicillof, Ferraresi, y el “Cuervo” Larroque lo saludaron efusivamente ante las cámaras. El dirigente camporista se limitó a acompañar con aplausos y algunas sonrisas. Al igual que en el primer acto del operativo clamor, hace dos meses en Avellaneda, prefirió no hablar.
Como habían adelantado desde su entorno, Máximo Kirchner, dirigente central en el armado bonaerense, pegó el faltazo. En el espacio k interpretaron su ausencia como una forma de desaprobación a la estrategia de un sector de La Cámpora y del resto de las organizaciones k, como la Patria Grande, Nuevo Encuentro, y Kolina, de centrar la campaña en el pedido para que Cristina Kirchner juegue por la Presidencia en las próximas elecciones. De todas formas, a la salida, la mayor parte de los funcionarios se mostraban cautelosos a opinar sobre la postura del jefe de “la orga”. “No sabemos por qué no vino, está en su fuero íntimo”, esquivó un intendente.
El principal orador del acto fue Kicillof, que busca correr por la reelección pero no tiene el aval de una parte del camporismo que no descarta que CFK le pida que suba a competir por la Nación en lugar de la provincia. Esa idea genera rechazo en el grueso del Frente de Todos, incluidos los moderados, por el riesgo que representaría. No hay un candidato que mida mejor que “Axel” en el territorio bonaerense, argumentan.
“Venimos a defender la democracia. No estamos atacando a nadie, estamos defendiéndonos y defendiendo nuestros derechos. No somos nosotros los que sembramos violencia y odio. Con una Corte como esta, nuestros derechos están limitados”, lanzó Kicillof, con críticas a “los medios de la derecha”.
Sin emabrgo, cuando habló sobre Cristina Kirchner dejó abierta la puerta a que no se presente: “Vamos a llenar las urnas de votos y vamos a romper la proscripción para que Cristina decida hacer lo más conveniente. Si Cristina quiere, el pueblo la va a acompañar y Cristina va a volver a ejercer cargos. La proscripción del peronismo se venció en la calle, se acabó con la organización del pueblo”, dijo
El gobernador evitó lanzar críticas hacia Alberto Fernández, blanco de cuestionamientos en cada acto del espacio, sobre todo por la gestión económica (en primera edición, en Avellaneda, Máximo Kirchner le había lanzado dardos fuertes). La encargada de atacar al Presidente fue Vanesa Siley, diputada nacional, jefa de los trabajadores judiciales y cristinista de la primera hora. Lo hizo con un pedido concreto, sectorial, frente a las banderas de la CGT y la CTA. “Queremos una suma fija, que se recomponga el salario de los trabajadores. Pero que no sea un papelito, que el presidente se asegure de que llegue a los bolsillos de los trabajadores. Que discuta con el FMI”, dijo.
Y reivindicó al ausente Máximo Kirchner por su renuncia a la presidencia de la Cámara de Diputados tras la firma del acuerdo con el organismo por la deuda: “Hay que agradecerle a Máximo, que esclareció lo que pasaba a muchos y a muchas”, dijo.
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