Mauricio Macri dio por cerrada la pelea que se desató con Horacio Rodríguez Larreta por las elecciones porteñas, con la mente puesta en evitar el daño a Juntos por el Cambio, aunque cuestionó que el jefe de Gobierno “no haya trabajado en equipo y no haya decidido en equipo, respetando a las dos candidatas a presidente, María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich”. Aun así, el ex mandatario pareció poner paños fríos al conflicto: “Ya está, ahora hay que seguir trabajando”.
Lo dijo ante unos 270 empresarios que participaron del encuentro organizado por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) en La Rural, en medio de una gran expectativa por lo que iba a decir sobre el enfrentamiento en el PRO que escaló vertiginosamente desde el lunes cuando Larreta anunció el sistema de elecciones concurrentes para votar en la ciudad de Buenos Aires.
La pelea Macri-Larreta estuvo en los corrillos del cóctel que precedió al almuerzo, en el restaurante principal del predio de Palermo, y se mantuvo latente hasta que el ex mandatario habló del tema al responder una de las preguntas de los asistentes. El ex jefe del Estado no eludió la respuesta, aunque no cargó las tintas contra el jefe de Gobierno, sin dejar de resaltar que éste “se había equivocado”.
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Hasta que contestó la pregunta más esperada, en las mesas se interpretó a la luz de la feroz interna del PRO cada palabra que había utilizado Macri en su discurso. Así, algunos entendieron que aludió a Rodríguez Larreta cuando habló de “la generación de una corriente de líderes en todos los sectores que se olvidaron de lo más lindo que tiene la vida, que es la épica, la gesta, el soñar, y lo único que tuvieron como norte es “la mía está, ¿dónde está la mía?” No me importa el conjunto, solamente cuenta si yo me salvo o no me salvo”. Otros, en cambio, entendieron que le daba una ayudita a Bullrich cuando señaló: “Si ahora tenemos de una vez por todas el coraje de hacer lo correcto, que es lo contrario a lo políticamente correcto, el futuro es nuestro”. ¿Alguno habrá tenido razón?
Macri repitió cinco veces la palabra “coraje” en sus más de 5.000 palabras utilizadas al hablar ante los empresarios, aunque no es un dato nuevo. Los miembros del círculo rojo no lo recibieron de manera entusiasta ni lo llenaron de aplausos, aunque disfrutaron las apelaciones del ex presidente a cambiar de manera estructural las causas de la crisis en la Argentina, sobre todo cuando criticó “el déficit, los impuestos confiscatorios y las regulaciones para unos pocos”. Allí sí hubo gestos de aprobación.
La recepción al ex mandatario seguramente hubiera sido distinta si no hubiera renunciado a competir en las elecciones. Llamó la atención la poca cantidad -y calidad- de aplausos ante un discurso que sintonizaba perfectamente con el pensamiento promedio de los empresarios presentes. Habrá que ver cómo reacciona esta platea preferencial cuando en el mismo lugar hablen Larreta y Bullrich.
Macri se sentó en una larga mesa principal, flanqueado por el titular de la UIA, Daniel Funes de Rioja (con quien habló durante casi todo el almuerzo) y por el presidente del Cicyp, Marcos Pereda. Se lo notaba muy distendido, sin rastros visibles del enojo que mostró en la mañana del martes en el Zoom de los líderes del PRO, en el que apuntó durísimo contra Rodríguez Larreta por haber instaurado las elecciones concurrentes, con dos urnas, para la ciudad.
Al referirse al tema, el ex presidente admitió: “Estamos recorriendo una experiencia inédita para el PRO, que es hoy quien tiene los candidatos a presidente con más posibilidades de acceder. Y competir con altura, constructivamente pensando que lo importante es para qué queremos volver al poder y cómo vamos a hacer las transformaciones que la gente entiende que van a ser realmente en beneficio de ellos, por más que hayan sido siempre condenadas como políticamente incorrectas”.
Allí fue cuando Macri reconoció que “no es un ejercicio fácil” lo que estaba proponiendo y mencionó como dificultades para ese objetivo a “la rivalidad, la vehemencia y los egos”. “Soy un amante de la competencia -destacó-, y creo que una de las cosas que la ha condenado al fracaso a la Argentina es haberse aislado del mundo y nunca haber aceptado competir ni interna ni externamente, con lo cual tenemos que poder superar, como partido que quiere gobernar, esta situación”.
“Esto lo que estamos viviendo. La tensión va a ser, va a estar. Yo confío en que no va a llegar a lugares que sean dañinos para la coalición”, sostuvo el ex mandatario.
Cuando mencionó específicamente la polémica por el sistema electoral porteño, Macri hizo hincapié en que “en la Ciudad de Buenos Aires nunca ha habido fraude en cualquier sistema de elección” y destacó que él había resuelto “que íbamos a votar antes de 2019 con boleta electrónica porque es mucho más ágil”, pero en ese momento le apuntó a Larreta: “Lo que cuestioné finalmente es que Horacio no haya trabajado en equipo y haya decidido en equipo, respetando a las dos candidatas a presidente, que son María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich, dado que todo esto hace a un escenario político”.
“Creo que en eso él se ha equivocado porque tendría que haberse sentado con su partido, especialmente con ellas dos porque eso es respetar a tus rivales, y decir, bueno, podemos hacer esto, cómo lo ven -puntualizó el ex mandatario-. El diálogo es un elemento fundamental. Y hemos perdido el diálogo porque esta gente (por el kirchnerismo) ha destruido el valor de la palabra, pero nosotros, como oposición, siempre hicimos un culto del diálogo”.
Macri recordó a continuación el origen de Juntos por el Cambio: “Por algo construimos una coalición y logré acordar con Carrió, que había dicho que había llegado a su límite, y con el radicalismo, y convivimos y gobernamos cuatro años civilizadamente. Ese camino no hay que perderlo”.
Enseguida, el ex presidente le intentó poner un punto final al conflicto interno en el PRO: “Esto es lo que pasó. Ya está. Ahora hay que seguir trabajando y espero que todos se focalicen en explicarle a todos los argentinos para qué quieren ser elegidos para gobernar Argentina, que haya mucha claridad, que se les note la convicción, que se les note la fortaleza para enfrentar el nivel de desafío que va a haber que enfrentar porque el kirchnerismo está de salida, pero ha creado un nivel de anarquía en la Argentina y de destrucción institucional que no lo hemos visto nunca”.
Antes de irse, Macri respondió algunas preguntas más, pero causó impacto lo que dijo cuando fue consultado acerca del “fenómeno” Javier Milei: “Vamos a ir a la segunda vuelta contra esta nueva expresión más liberal, más rupturista, de más enojo con la frustración que se arrastra durante décadas”. Y agregó: “Nuestro candidato va a tener que demostrar que, más allá de las intenciones rupturistas y de cambio que tiene Milei, nosotros tenemos las mismas pero con experiencia y eso debería inspirar la balanza a favor nuestro. Pero va a ser una segunda vuelta muy complicada porque día a día hay más gente que se enoja y que cree que hay que romper todo. Yo creo que hay que dinamitar, bueno, semi-dinamitar todo, no absolutamente todo”.
“De todas formas, el día después de las elecciones va a haber que trabajar juntos con Milei”, dijo. Hubo guiños cómplices y miradas intencionadas entre los presentes, que por entonces ya habían comido el postre pero se llevaron una yapa casi de sobremesa. Macri bajó del escenario, saludó a los que lo rodeaban y emprendió la retirada. En el camino, Infobae le preguntó cómo seguirá el conflicto con Larreta: “Sobre la interna ya dije lo que tenía que decir”, contestó con molestia. Su salida no duró mucho: una colaboradora del Cicyp le pidió que volviera porque faltaba el brindis final.
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