Fue una bebé famosa, trabajó en África y será candidata a intendenta para desafiar a un “barón del conurbano”

En febrero de 1992 Catalina Riganti y Gustavo Posse ya eran dos personas conocidas en el partido de San Isidro, en la provincia de Buenos Aires. Ella había sido la última de los cinco bebés que salieron de la panza de su mamá, en el primer caso exitoso de un embarazo por fertilización asistida en Argentina. Él, con 29 años, era el hijo del intendente Melchor Posse, y comenzaba a desandar su carrera como funcionario en el municipio del norte bonaerense, uno de los más ricos del país.

31 años después, Posse continúa en la comuna, ahora ya en el lugar que le dejó su padre como intendente, mientras que Riganti lo desafía abiertamente, acusándolo de haber construido un feudo y de que planea heredarle el municipio a su hija, Macarena, quien hoy es concejal. “Ven al municipio como una estancia que se la van pasando de generación en generación. La gente se asusta con Insfrán (Gildo, el gobernador de Formosa) pero si acá ves los números de cerca es igual o peor, porque está hace más años la misma familia”, se queja Catalina en diálogo con Infobae.

Riganti comenzó formalmente su carrera política en 2017, cuando se postuló para concejal por el partido vecinal Convocación por San Isidro y resultó electa. Ese armado local llegó a posicionarse como segunda fuerza en el Concejo Deliberante. Fue reelecta en 2021 y con ese handicap buscará sortear una elección interna en su partido a fines de abril para ser la candidata a intendenta que busque interrumpir la continuidad del possismo.

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En sus palabras, intentará torcer una sensación que ve instalada entre sus vecinos, la de “mejor malo conocido que bueno por conocer”.

“Han logrado hacer un status quo tan firme que te hace creer que San Isidro es Disney al lado del resto de los municipios, pero lo que no dicen es que tenemos tres veces más presupuesto que el resto”, explica Riganti.

Esa inquietud por la rendición de cuentas de los recursos que ingresan a las arcas municipales la llevó a presentarse como parte interesada en una causa penal que debió enfrentar el intendente Posse en 2014, donde fue cuestionado por la rendición de fondos del Plan Federal de Viviendas.

La acusación concreta indica que existe un certificado de obra refrendado por la intendencia que autoriza el pago por la construcción de 250 viviendas en el barrio Martín y Omar, cuando en realidad sólo se habían construido 43. “La plata no está, las casas tampoco”, insiste Riganti.

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En esa causa, que aún está en trámite, la concejal intentó sumarse al expediente en representación del interés de lo vecinos. También prestó su testimonio para un informe televisivo del programa Periodismo Para Todos, conducido por Jorge Lanata, en 2018. Eso, según ella, le trajo consecuencias. “Me mandó los muchachos”, indica, en alusión a una entradera que sufrió horas después de haber expuesto la información que tenía.

“Me di cuenta de lo profundo y enraizado que está lo turbio del sistema en el municipio”, afirma Raganti. Ese es el contexto que buscará desafiar en el próximo turno electoral.

Para ello, como ocurre en casi todos los distritos del país en un escenario preelectoral, Riganti y el partido Convocación buscan tejer las alianzas que propone el sistema democrático para ganar una elección. Aún intentando conservar la “pureza” de partido vecinal, alejado del sistema político tradicional tan desprestigiado, Riganti reconoce que las puertas para una alianza están abiertas.

“Estamos hablando, en conversaciones y reuniones frecuentes, con Juntos por el Cambio y con el liberalismo, que en San Isidro es fuerte”, contó.

Un hipotético armado incluye los nombres de José Luis Espert, vecino de San Isidro, y Javier Milei, quien “aún no tiene referente” en esa zona del territorio bonaerense. En la conversación con Infobae también aparece el nombre de Patricia Bullrich como uno de los liderazgos que podrían estar en la parte de arriba de la boleta que lleve a Catalina Riganti como candidata a intendenta.

“Hasta hoy, en San Isidro Cambiemos no es un cambio, es possismo duro”, insiste la concejal.

Riganti asegura que desarrolló su vocación de servicio a través del voluntariado, del que se reconoce fanática. En 2015, junto a un grupo de jóvenes de la organización social Somos Mundo, emprendió un viaje a Mozambique, que incluyó un año de preparación para conocer la cultura y el idioma de las comunidades rurales en el sureste africano. “Es un mundo totalmente distinto. Otro tipo de pobreza. Es vivir desde una simpleza mucho más amigable, pero al mismo tiempo no tener recursos básicos como agua e higiene en una comunidad entera”.

Antes había pasado por la fundación TECHO, con la que formó parte del relevamiento de villas y asentamientos en toda la Argentina, que después fueron nombrados como “barrios populares”. Allí descubrió que a pocas cuadras del lugar de clase media dónde creció había personas que, como en África, tampoco tenían agua, cloacas, luz, gas.

“En San Isidro hay 21 barrios populares, que son el 12% de la población, con 37 mil vecinos viviendo sin servicios básicos, en un municipio millonario”, se vuelve quejar Riganti. Esa realidad es la que buscará enfrentar desde la intendencia si, a fines de 2023, sus vecinos la acompañan.

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