El ímpetu del kirchnerismo de llevar al interior del país el operativo para pedirle a Cristina Kirchner que sea candidata disminuyó significativamente en las últimas semanas. Los reacomodamientos en el Frente de Todos, la aceptación de las PASO y el fuerte rumor de que la vicepresidenta está decidida a mantenerse fuera de la competencia, sumado al renunciamiento de Mauricio Macri, llevaron a La Cámpora a enfocarse exclusivamente en la marcha que anunciaron la semana pasada a los Tribunales, con la defensa de la vicepresidenta frente a la Justicia tras la condena en la causa Vialidad como prioridad, por encima del reclamo para que aparezca en la boleta.
La primera manifestación del operativo CFK 2023 fue hace dos semanas, en un rimbombante acto en Avellaneda, en plena ola de calor, del que participaron todas las figuras de peso del sector político más importante de la coalición bajo el lema “Luche y Vuelve”. Días después, desde esas filas empezaron a organizar una serie de reediciones de esa experiencia en las provincias afines para las semanas siguientes. Las primeras dos sedes serían Chaco y La Rioja, informaron entonces, aunque reticentes a dar fechas concretas.
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El sábado pasado se concretó el primer acto federal, en Resistencia, pero tuvo escasa presencia del kirchnerismo bonaerense (que, en rigor, comanda la fuerza a nivel nacional). El mitin terminó girando exclusivamente en torno al gobernador, Jorge Capitanich, que se despachó con un encendido discurso, acompañado de dirigentes de provincias del Norte. No estuvieron ni el jefe de La Cámpora y diputado nacional, Máximo Kirchner; ni el ministro del Interior; Eduardo Wado de Pedro, ni el secretario de Desarrollo Comunitario bonaerense, Andrés Larroque, espada mediática de la vicepresidenta.
La segunda cita sería en La Rioja, el sábado 15 de abril, informaron después en distintas terminales del kirchnerismo, pero la fecha e inclusive puesta en marcha de ese acto ahora está en duda. En el PJ local no hicieron una convocatoria oficial, al menos hasta el momento de la publicación de este artículo, ni contestaron a las consultas sobre esa manifestación. Tampoco brindaron definiciones desde la gobernación que comanda Ricardo Quintela.
Más allá de los preparativos locales, cerca de Máximo y Cristina Kirchner aseguraron que “no está en agenda” participar de ningún acto en La Rioja, ni de otro de esas características en el interior. En el caso de Chaco, habían alegado que no viajaron porque se trataba de una manifestación de tinte local.
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En cambio, en La Cámpora y en el Senado, el búnker político de CFK, ratificaron la manifestación a los Tribunales, el jueves 13, por el aniversario de la declaración de Cristina Kirchner ante el juez Claudio Bonadio. Aquel día, en 2016, la ex presidenta había brindado un discurso ante militantes, en pleno comienzo del macrismo y de la “resistencia” de la tribu -entonces- opositora.
Durante esa jornada, adelantaron desde el espacio, quedará en evidencia un nuevo viraje en la estrategia K, que se ajusta semana a semana de acuerdo a los reacomodamientos en el FDT en la previa del cierre de listas del 24 de junio. La puesta en escena en la calle Talcahuano no tendrá un contenido explícitamente proselitista, como hasta ahora, sino que se enfocará en su defensa ante la Justicia. La Cámpora ya había bajado el tono a la exigencia de una candidatura en la procesión del Día de la Memoria, y, si no hay sorpresas de parte de la vicepresidenta, se prepara para empezar a enrollar la bandera CFK2023.
De todas formas, a poco más de dos meses de la fecha límite para presentar las alianzas ante la Justicia Electoral, Cristina Kirchner mantiene aún la expectativa en torno a su eventual postulación. Su rol sigue en duda, a pesar de que ella misma adelantó en diciembre que no se presentaría a ningún cargo. Y aunque en los últimos meses sus seguidores más fieles arengaron su candidatura, en los despachos más importantes de su fuerza admiten que se trata más de un modo de plasmar que Cristina Kirchner está presente como dirigente, que una exigencia real, con aspiraciones de llegar a una efectiva candidatura.
Mientras se pone cada vez más bajo sospecha la posibilidad de que Cristina Kirchner compita, empiezan a generar atención las opciones “b” para encabezar la boleta, principalmente, Wado de Pedro, hombre de su confianza, que levantó fuertemente el perfil en las últimas dos semanas; y Capitanich, que recorre el país con la presentación de un libro. Como presidenciable satélite aparece Juan Grabois, el titular del Movimiento de Trabajadores Excluidos, aunque que ya avisó que no correrá si se presenta De Pedro.
Del otro lado de la interna del Frente de Todos figuran Alberto Fernández, que durante una entrevista esta semana contestó: “Qué se yo” cuando le preguntaron si irá por la reelección; el embajador en Brasil, Daniel Scioli, que se muestra decidido; y el ministro de Economía, Sergio Massa, que calibra su propio desempeño en la crisis y aún mantiene en vilo al resto del oficialismo sobre sus planes. Con todas las posibilidades abiertas, y en medio de negociaciones subterráneas entre ambos espacios, durante la Semana Santa la mayor parte de los dirigentes de la cúpula del Gobierno se encuentran en modo de descanso. Se preparan para semanas de definiciones y un rally de campaña que probablemente no frene hasta la elección primaria del 13 de agosto.
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