La tensión diplomática entre Argentina y Reino Unido por la tercera fase del Plan Proyecto Humanitario Malvinas (PPH), que se inició en el cementerio de Darwin en 2017 y permitió reconocer a 121 combatientes caídos durante la guerra del Atlántico Sur, lejos de distenderse, se intensifican. El martes, la Cancillería, a cargo de Santiago Cafiero, giró hacia la embajada londinense en nuestro país una nota diplomática reservada de cuatro párrafos en la que se le exige al gobierno de Rishi Sunak que no dilate la ayuda humanitaria que estaba prevista a partir del 16 de diciembre de 2022 para identificar a los cinco pilotos del Lear Jet LR-35ª derribado el 7 de junio de 1982 mientras cumplía una arriesgada misión sobre la Isla Borbón. Entre otras operaciones, tomaban fotografías y registraban las posiciones de la flota enemiga. En ocasiones guiaban a los Mirage hacia los buques de la Marina Real Británica.
El texto también solicita que el gobierno de Reino Unido deje de demorar la autorización para que viajen a las Islas Malvinas familiares de los soldados caídos en 1982 para rendirles tributo. La urgencia en este punto tiene dos grandes aristas: la inclemencia del tiempo, que no permitirá que los contingentes lleguen hasta el mes de septiembre, y la avanzada edad de los dolientes.
Caminar por el cementerio de Darwin en las islas Malvinas es impactante. El silencio y la ráfagas heladas se imponen al zumbido que produce el viento que hamaca a los rosarios de colores enredados en las cruces blancas. Son algunas de las ofrendas de sus familiares. Los mismos que necesitan volver, quizás por ultima vez en su vida.
Uno de los pasos más relevantes en pos de identificar a cada una de esas tumbas tuvo lugar en diciembre de 2016, cuando los gobiernos de Argentina y Reino Unido le confiaron al Comité Internacional de la Cruz Roja la exhumación e identificación de 121 soldados argentinos sepultados en el cementerio de Darwin.
En el proceso diplomático para que el Plan Proyecto Humanitario Malvinas se concretara fue laborioso, pero llegó a buen puerto gracias al trabajo que realizaron los integrantes del Equipo Argentino de Antropología Forense, el ex combatiente Julio Aro, quien fue el promotor de la identificación y la periodista y directora editorial de Infobae, Gabriela Cociffi. Durante años realizaron gestiones entre familiares de caídos y el Estado para lograr la identificación de los héroes. También tuvo una destacada actuación el coronel británico Geoffrey Cardozo, quien tuvo a su cargo en 1982 recoger los cuerpos de los soldados argentinos en los campos de batalla y darles una honorífica sepultura.
La tarea se logró también con el apoyo de la Comisión de Familiares de Caídos en Islas Malvinas y del Atlántico Sur, representada por María Fernanda Araujo. Y por las gestiones de los -entonces- embajadores de Gran Bretaña, Mark Kent, y el argentino Carlos Sersale di Cerisano.
El trabajo fue titánico. Tuvo una importancia relevante, por ejemplo, el banco de datos genéticos de los familiares. Se logró el consentimiento informado de la totalidad de las familias y se firmaron los acuerdos con Cruz Roja que posibilito la colaboración de ellos con la Argentina.
Los tareas científicas posibilitaron que la impactante frase sobre las lápidas que rezaban “Soldado Argentino Sólo Conocido por Dios” fuese reemplazada por su nombre y apellido.
La nota con la queja y el pedido de la Cancillería, firmada por Cafiero, ya fue remitida por la embajada de Reino Unido en el país al Foreign Office.
Para la administración de Alberto Fernández es vital que el gobierno de Sunak deje de dilatar la tercera fase del operativo que hasta ahora no tiene fecha de reinicio.
Las tareas de identificación de los soldados argentinos caídos en la guerra de 1982 se iniciaron en 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri, pero la iniciativa había sido promovida en el último mandato de Cristina Kirchner en 2012. Por esta razón no sorprende un dato político a destacar: el reclamo del canciller Cafiero a su par británico cuanta con el apoyo de la oposición.
El Plan de Proyecto Humanitario comenzó a ejecutarse con la idea de que estuviera compuesto por tres fases. Hasta ahora se ejecutaron dos, entre 2017-2021, y se logró la identificación de 121 soldados.
La tercera iba a iniciarse en diciembre pasado, pero se postergó. La tumba que queda sin identificar es la fosa común de los cinco integrantes del Lear Jet que fue derribado en Isla Borbón.
Reino Unido aduce que la suspensión de la ayuda humanitaria se debe a la decisión del canciller Cafiero de poner fin al pacto conocido como “Foradori - Duncan”.
Ese acuerdo había sido rubricado en 2016 por los entonces vicecancilleres de los dos países, el argentino Carlos Foradori y el británico Alan Duncan, quienes firmaron una declaración conjunta en la que se buscaba una supuesta mejora en las relaciónes bilateral y “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas”, entre otros aspectos diplomáticos.
Ese convenio que selló la administración de Mauricio Macri fue rechazado desde un primer momento por los referentes del Frente de Todos, porque entendían que realizaba concesiones a los intereses británicos respecto de la explotación de los recursos naturales argentinos en la región y retrocedía notablemente en el reclamo por la soberanía.
La decisión de la administración Fernández fue comunicada a su par británico durante de la Cumbre de Cancilleres del G20 que se realizó en India, en marzo pasado. Fue el propio canciller Santiago Cafiero quien le comunicó al gobierno de Reino Unido el fin del pacto cmo “Foradori - Duncan”.
La posición de la diplomacia argentina es enfática, las tensiones bilaterales coyunturales no deben afectar la tercera fase del Plan Proyecto Humanitario Malvinas que está por encima de las administraciones políticas y las eventuales discrepancias entre los gobiernos.