“He decidido que el Ejército Argentino, a través de su Compañía de Ingenieros (sic), participe de la urbanización de barrios populares, acelerando tareas pendientes de ejecución”. Con estas palabras, el presidente Alberto Fernández completó una serie de anuncios relacionados con el involucramiento del Estado Nacional para contribuir a paliar la creciente ola de violencia narco en el gran Rosario. Lo hizo con un imprevisto mensaje televisivo grabado con anterioridad.
Si bien a pocos días del anuncio presidencial una “avanzada militar” se desplazó a la ciudad santafesina junto a funcionarios de otras dependencias nacionales y provinciales, la tarea consistió solamente en el relevamiento del terreno y la enunciación de trabajos a realizar. El personal militar regresó el mismo día a Buenos Aires.
En las últimas horas, Infobae consultó a distintas fuentes del área de Defensa y -con matices- todas coinciden en que hay serias complicaciones para llevar a la práctica la decisión presidencial.
“Tal vez el Presidente no recabó la suficiente información antes de hacer el anuncio, pero una cosa es la voluntad política e incluso la buena predisposición del personal y otra -muy distinta- es la factibilidad operacional táctica y por sobre todo logística. Para esta operación en particular sobre todo en el terreno logístico se presentan problemas por ahora insalvables”, sostuvo uno de los militares consultados por este medio.
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Si bien el Ejército tiene predisposición a aportar personal, equipamiento y transporte, lo exiguo del presupuesto militar obliga a la fuerza a requerir refuerzos de partidas dinerarias para solventar cuestiones relativas al alojamiento, racionamiento y -fundamentalmente- la provisión de los insumos necesarios para la ejecución del plan de urbanización. Por ahora, esos fondos no fueron provistos ni por la Nación, ni por la provincia de Santa Fe, ni por la municipalidad de Rosario.
Contrariamente a lo que supo ser la doctrina imperante en materia de operaciones militares en los últimos años, en esta oportunidad el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (FFAA) fue desplazado de la organización y eventual realización de la operación NN (así la han bautizado algunos críticos de la iniciativa presidencial ya que la misma no tiene nombre oficial aún).
Los especialistas consultados por este medio coinciden en sostener que los reparos puestos desde el EMCO al potencial envío de militares sin armamento de protección personal fueron determinantes a la hora de dejar el tema en manos de las autoridades del Ejercito Argentino, al mando del Teniente General Olegario Pereda.
La cuestión de la autoprotección de los militares ante eventuales ataques por parte de sicarios sigue siendo, por estas horas, un tema irresuelto.
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Todos los funcionarios (civiles y militares) consultados por Infobae son extremadamente cautelosos a la hora de elegir la palabra adecuada para expresar el estado de situación respecto al envío de la tropa prometida, pero concuerdan en que la demora puede extenderse al punto en el que finalmente pierda sentido llevar adelante la operación.
Tal vez la respuesta más concreta que obtuvo este medio a la pregunta sobre las posibilidades reales de concretar la llegada militar a Rosario la dio un reconocido analista militar en estos términos. “Todas las operaciones militares deben respetar el principio AFA ( Aptas, Factibles y Aceptables), podemos asumir que la tarea es aceptable para los militares involucrados pero estamos lejos de tener los medios aptos y la factibilidad de llevarla a cabo en la condiciones actuales es nula”, explicaron las fuentes consultadas.
Entusiasmo por el FONDEF
Al margen de la incertidumbre por el envío de tropas técnicas a Rosario, la comunidad militar presenció durante la tarde noche del pasado martes un hecho inédito en la actual coyuntura política nacional.
El ex ministro de Defensa y actual jefe de Gabinete, Agustín Rossi, flanqueado por el actual titular de la cartera Jorge Taiana y los antecesores de ambos Nilda Garré y Horacio Jaunarena presentaron el libro “FONDEF una política de Estado”, en las instalaciones de la Universidad de la Defensa .
El Fondo para la Defensa (FONDEF) surgió de una iniciativa del propio Rossi cuando integró la Cámara de Diputados de la Nación y cosechó el apoyo casi unánime de la oposición.
El FONDEF surge para sostener una fuente de financiamiento para el equipamiento militar que esté por fuera de las partidas presupuestarias que el sector militar recibe anualmente para gastos de funcionamiento (salarios, pago de servicios, mantenimiento edilicio y otros).
Tanto el ex ministro radical como los funcionarios oficialistas presentes coincidieron en la necesidad de afianzar el rol del FONDEF como garante de una política de estado en materia de defensa.
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En un hecho casi inédito, en Argentina hubo un reconocimiento expreso a la compra de patrulleros oceánicos para la Armada Argentina iniciada por Mauricio Macri y concluida por la actual gestión de Alberto Fernández.
“El enorme mérito del FONDEF es dar previsibilidad y sustento presupuestario al proceso de reestructuración de las Fuerzas Armadas” hay que cuidarlo para que su ejecución cumpla los objetivos que se propusieron cuando se votó”, sostuvo Jaunarena durante su alocución.
Rossi destacó al respecto la importancia que tuvo el fondo para “avanzar con un proceso de reequipamiento de las Fuerzas Armadas, de manera de que pudieran cumplir con su misión principal, que es garantizar la custodia de la soberanía en nuestro espacio aéreo, marítimo y terrestre”.
Por su parte, el ministro Taiana manifestó: “Además del FONDEF, hemos logrado hacer realidad la promesa de jerarquización salarial de los miembros de las Fuerzas Armadas y esos dos elementos favorecen el reconocimiento de nuestros hombres y mujeres de las Fuerzas y les otorga un mayor crecimiento en sus carreras”.
El Gobierno nacional reiteradamente anunció su intención de proceder a la modernización y reequipamiento militar, mucho se ha avanzado en materia de radarización y reapertura de bases y cuarteles en los extremos norte y sur del país. No obstante, la reciente visita de Alberto Fernández a su par estadounidense, Joe Biden, presupone un cambio radical de enfoque respecto a las intenciones de adquirir aviones de combate y otro tipo de sistemas de armas a China.
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