Son números terribles que representan, primero y principal, un drama humano de gran escala que tiene -y tendrá- consecuencias políticas inevitables. El dato de pobreza que reveló ayer el INDEC dejó expuesto al mismo tiempo el riesgo que corre el peronismo de sufrir una derrota masiva incluso en el corazón de su poder: el conurbano bonaerense. Más que el PJ, la modulación que tuvo ese partido los últimos 20 años: el kirchnerismo.
El organismo estadístico confirmó que entre el primero y el segundo semestre del año pasado la Argentina sumó cerca de 1.400.000 personas pobres más. Fue un salto del 36,9% al 39,2% a nivel nacional y, en el caso de los partidos del gran Buenos Aires, pasó del 42% al 45%. Son 5.740.000 bonaerenses con ingresos insuficientes sólo en los municipios del AMBA.
Es un resultado estremecedor pero que todavía no registró lo peor del presente ni lo que se avecina para los próximos meses. A fines del año pasado se celebraba que la inflación había cedido algo y los productores agropecuarios todavía rezaban para que la lluvia no se demorara, sin imaginarse que se venía una seca sin precedentes.
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Son datos que, superpuestos al calendario electoral, le meten una presión extra al gobernador Axel Kicillof y, sobre todo, a Cristina Kirchner, la vicepresidenta que pese a todo -y a su palabra- no desalienta a los que la sueñan y la piden candidata. Principalmente para evitar una tragedia electoral irreversible.
Aunque las comparaciones sean odiosas, ni Aníbal Fernández, en el 2015, ni María Eugenia Vidal, en el 2019 -los dos últimos oficialistas derrotados en la provincia de Buenos Aires- esperaban sucumbir al rechazo que generaban las políticas nacionales. Error de cálculo: ambos fueron barridos por propuestas de cambio con porcentajes que no aparecían con nitidez en las encuestas ni sondeos de opinión. Sin segunda vuelta, les fue incluso peor que a los que encabezan la boleta en la categoría de Presidente.
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Las causas
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), donde revistan economistas que son escuchados con especial atención por Cristina Kirchner, menciona entre las causas del aumento de la pobreza factores que impactan en el humor social y, por lo tanto, en las chances electorales.
El trabajo subraya el aumento de los precios de alimentos, la caída del salario de los trabajadores no registrados y de los que perciben el salario mínimo vital y móvil (SMVM). También detecta un deterioro similar en los ingresos de los empleados registrados, de los jubilados de la mínima, y la capacidad de compra de los diversos planes sociales (la AUH y la Tarjeta Alimentar, entre otros).
En el repaso de los datos del segundo semestre de 2022, cuando la gestión de Sergio Massa buscó restablecer los equilibrios perdidos en medio de la feroz interna que terminó con Martín Guzmán fuera del Ministerio de Economía, la investigación señala caída de ingresos y de poder adquisitivo de entre y el 3% y el 10%.
El CEPA de Hernán Letcher y Julia Strada después de esa cruda descripción pone el dedo en la llaga: “Es menester mencionar que los impedimentos para realizar política fiscal resultantes del acuerdo con el FMI limitan sensiblemente la capacidad del Gobierno para realizar políticas de ingresos que combatan la pobreza”. ¿Más claro? Tenemos las manos atadas.
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Sobre llovido, la seca
A ese panorama, se le suma un factor que empeora aún más el presente inmediato, que es la sequía. Un informe de la Fundación Mediterránea lo explica con una crudeza alarmante:
“Lamentablemente los distintos escenarios productivos visualizados un mes atrás, incluso aquellos que en su momento eran considerados más pesimistas, fueron superados por una condición climática que resultó extremadamente dañina para la actividad agrícola argentina en el ciclo productivo 2022/23″.
El trabajo del IERAl agregó una estimación impactante: “la producción de los principales cultivos de verano se contraerá al menos entre un 35%-45% y que el valor total de los 7 cultivos principales del país (incluyendo tanto granos de verano como de invierno), a precios de mercado actuales y proyectados para próximos meses, se estará reduciendo en una cifra cercana a los USD 20,9 mil millones (-38%), un retroceso equivalente a 3,3 puntos del Producto Interno Bruto del país”.
Son datos que muestran la dimensión del daño económico y, por lo tanto, en la calidad de vida de la gente que se puede prever para los próximos meses. Esas previsiones explican por qué la necesidad de recurrir al Fondo Monetario y que Alberto Fernández le diga en el Salón Oval a Joe Biden que es su “aliado absoluto”.
Un clamor que no cede
El gobernador Kicillof sólo espera que finalmente el PJ bonaerense lo declare candidato a la reelección, una decisión que el líder de La Cámpora Máximo Kirchner deliberadamente demora. El remoloneo convive con el intento de un sector de los intendentes que quieren empujarlo a la batalla presidencial, como elegante ardid para sacarlo del Ejecutivo bonaerense.
En esa operación no están ajenos barones del conurbano y dirigentes del camporismo que entienden -sin mala intención- que la ausencia de Cristina Kirchner en la lista y una economía en caída puede provocar una derrota en la presidencial, conseguir menos diputados y senadores y perder incluso el sillón de La Plata.
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La bisectriz que aparece es que, efectivamente, el operativo clamor encuentre eco en la vicepresidenta y, sino para encabezar la boleta, que acepte competir para senadora. “No pierdo las esperanzas. Sé que Cristina fue clara y dijo que no iba a ser, pero todavía no está dicha la última palabra”, le confiesa a Infobae una dirigente que la conoce hace años y le tiene afecto.
Lo cierto es que CFK deja hacer y, con el argumento de la “proscripción” y las críticas a los jueces, moviliza a la militancia y evita tener que descargar munición gruesa sobre su gobierno, del que cada día quiere estar más lejos. Este viernes termina el ayuno del padre Paco Olveira y el 13 de abril se prepara otra marcha contra la Corte Suprema.
La urgencia de ordenar las candidaturas también se acrecienta con el inicio del ordenamiento que empieza a verse en Juntos por el Cambio. Mauricio Macri ya está afuera de la boleta, Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich quedaron con el camino despejado, Jorge Macri se encamina a ser el candidato a jefe de Gobierno y se iniciaron las negociaciones para achicar la superpoblación de precandidatos a gobernador bonaerense.
Mientras tanto, Javier Milei -que quiere demorar hasta mediados de junio la definición de sus candidatos a gobernador y a diputados y senadores por la provincia- sabe que el empeoramiento de la economía aumenta su potencial electoral y acelera su armado y recorridas de campaña. Suma kilómetros: irá en los próximos días a Tierra del Fuego y Tucumán, estará en un encuentro del círculo rojo en la Patagonia, mientras trabaja con su hermana Karina en la convocatoria de fiscales y en elegir quiénes podrían integrar las listas de diputados y senadores y las intendencias.
En los próximos días denunciará penalmente al presidente Alberto Fernández por haberlo comparado con Hitler, mientras niega de manera enfática cualquier reunión con caciques del peronismo, que igual lo ven como una alternativa para quitarle votos a Juntos por el Cambio. El gastado recurso de dividir al enemigo. Un náufrago se aferra a cualquier tabla.
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