Vuelve Hugo Moyano. Cuando nadie lo esperaba, el líder de Camioneros salió de su virtual aislamiento y decidió organizar un acto sindical que busca ser multitudinario para el lunes 1° de mayo, el Día del Trabajo, en un lugar que aún no está decidido, para marcar algunas críticas al Gobierno y, además, para demostrar que existen “algunos gremios que no perdieron la calle” en manos de los movimientos sociales y que “defenderán el trabajo con derechos”.
El dato político importante, además, es que por ahora Hugo no tiene previsto invitar al acto a su hijo Pablo, con el que mantiene una fuerte pelea por su alineamiento con el kirchnerismo y por la crisis de la obra social camionera. En cambio, el jefe sindical convocará al sector que maneja la CGT (”Gordos”, independientes y barrionuevistas) para que se sume al encuentro, con el que busca salir del aislamiento en el que quedó a partir de la pandemia y recuperar su protagonismo.
Su aliado principal en esta reaparición es Facundo Moyano, el secretario adjunto del Sindicato de Peajes, quien también está distanciado de su hermano Pablo luego de sus críticas en una entrevista con Infobae: “Con la historia de lucha que tienen Hugo (Moyano) y Camioneros, es una lástima que vaya atrás de las ambiciones políticas y electorales de La Cámpora y que los quieran utilizar como fuerza de choque”, dijo el ex diputado al cuestionar al cotitular cegetista.
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Hugo y Facundo Moyano se acercaron en las últimas semanas a una de las 3 fracciones en que se dividió las 62 Organizaciones, el tradicional brazo político del sindicalismo peronista: se trata del sector que pilotea el taxista José Ibarra, identificado con el fallecido Gerónimo “Momo” Venegas, un peronista que se convirtió en el principal aliado sindical de Mauricio Macri.
”No queremos sólo criticar al Gobierno sino decir estamos acá, no perdimos la calle, seguimos defendiendo el trabajo con derechos y vamos a enfrentar el cambio tecnológico”, confió a Infobae uno de los más estrechos allegados al líder de Camioneros al explicar los ejes del acto del 1° de mayo.
La misma fuente admitió: “La ausencia de liderazgo está reduciendo al sindicalismo a la menor expresión; algo tenemos que hacer”. Por eso Hugo Moyano decidió tomar la iniciativa en un momento complejo para el sector: el jefe camionero cree que los dirigentes gremiales están a la defensiva, replegados, y que los que siguen avanzando son los movimientos sociales, que ganaron la calle, lograrán más lugares en las listas electorales y mantendrán sus cajas en el aparato gubernamental.
“Va a ser el primer acto del sindicalismo con contenido”, prometió el integrante del entorno moyanista. Habrá que ver si esta definición no distancia al líder de Camioneros de los dirigentes de la CGT, que, por separado, tratan de salir de un extenso período de inactividad: sus integrantes no se reunieron nunca desde que comenzó 2023, mientras que el año pasado el Consejo Directivo cegetista sólo se reunió 5 veces, en un récord de inacción sin antecedentes desde 1983.
Ahora, como anticipó Infobae, la alianza que controla la CGT resolvió este martes convocar a una reunión ampliada de su mesa chica para la semana próxima y, aún sin fecha, a un encuentro del Consejo Directivo. El objetivo final no es fácil: desde su última elección de autoridades, en noviembre de 2021, la conducción nacional de la central obrera tiene 49 miembros. Es casi imposible reunir a todos no sólo por su cantidad sino por las fuertes divisiones internas que la paralizan.
En un rincón de la CGT está el sector mayoritario, distanciado del kirchnerismo, liderado por Héctor Daer (Sanidad) y Armando Cavalieri (Comercio), de “los Gordos”; Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), de los independientes, y Carlos Acuña (estaciones de servicio), del barrionuevismo, más aliados como Jorge Sola (seguro), Sergio Romero (UDA) y Daniel Vila (Carga y descarga). En la vereda de enfrente se ubica el gremialismo K, donde se apelotonan Pablo Moyano y sus socios del Frente Sindical para el Modelo Nacional (Fresimona), como Mario Manrique (SMATA) y Omar Plaini (canillitas); la Corriente Federal de Trabajadores, con Sergio Palazzo (bancarios), Vanesa Siley (judiciales) y Walter Correa (curtidores y ministro de Trabajo bonaerense), y el jefe de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán.
Además de esta virtual ruptura, el sindicalismo sumó en las últimas semanas la que se produjo en las 62 Organizaciones, la tradicional sigla que lideró el cacique metalúrgico Lorenzo Miguel y que desde hace décadas no logra incidencia en el armado político del peronismo. Ya existían dos versiones de las 62: la que encabeza Ibarra, que cuenta con el reconocimiento oficial de la Inspección General de Justicia, y la que dirige el textil Hugo Benítez, identificada con la conducción de la CGT. Pero el hijo mayor de Moyano agravó la fractura con la creación de una tercera variante de las 62, presidida por Marcelo Pariente, del sindicato de motoqueros, secundado por Karina Moyano, su hermana, y a la que se sumaron algunos de sus aliados incondicionales como Jorge García (peones de taxis), Juan Pablo Brey (Asociación Argentina de Aeronavegantes, Alejandro Salcedo (docentes bonaerenses de UDOCBA) José Luis Clemente (SOMU), Horacio Valdez (Vidrio) y Graciela Aleñá (viales).
Ahora, Hugo y Facundo Moyano reforzaron su sociedad con las 62 Organizaciones de Ibarra y convocarán a casi todos los sindicalistas, menos a Pablo, a un acto para el 1° de mayo. La pelea familiar, de esta forma, puede contagiar al resto del gremialismo peronista en medio de un escenario explosivo: inflación en alza, pelea por la recuperación salarial, presiones por la candidatura presidencial y las listas del Frente de Todos y aroma a derrota electoral para el oficialismo.
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