Sergio Moro, el ex juez que llevó a la cárcel a Luiz Inacio Lula Da Silva y actualmente se desempeña como senador, habló sobre el avance del populismo en Brasil, Argentina y el resto de la región, criticó la política económica del gobierno del PT y reconoció que hubo un retroceso en la lucha contra la corrupción.
El dirigente habló con Infobae en el marco de los actos organizados por la Fundación Libertad por su 35° aniversario. En la celebración central, que convocó a ex presidentes de América Latina y a cerca de un millar de invitados, el ex magistrado elogió a la titular del PRO, Patricia Bullrich, y recordó la época en que ambos fueron ministros en sus respectivos países. “Fue una luchadora contra los criminales y el crimen organizado”, afirmó Moro y recordó que su colega argentina llevaba adelante una política “de línea dura”.
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Más temprano, en un aparte del seminario que se realizó en la mañana del lunes en la Legislatura porteña, el actual legislador nacional habló con Infobae y reconoció que “una derrota del modelo populista en Argentina llevará aliento a Brasil”. A continuación, las respuestas salientes del diálogo con este medio:
- Usted es muy crítico sobre el avance del populismo en la región. ¿Por qué lo ve como una amenaza a la democracia?
El populismo está en crecimiento en América latina. Desgraciadamente se han utilizado de las vulnerabilidades de la democracia en la región, que cuenta con instituciones más frágiles. Esto ha provocado un deterioro económico en la región y trajo más sufrimiento para la población.
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Esto se ve cuando se produce un déficit fiscal que impide un crecimiento más robusto de la economía o cuando se producen ataques a la democracia basados en falsedades. En Brasil, el PT dice que Lula fue absuelto, cuando no lo fue. Son todos recursos del populismo que debilitan la democracia
- Algunos sectores políticos en la región vivieron la liberación de Lula y su llegada a la Presidencia de Brasil como un retroceso de la lucha contra la corrupción.
Exactamente.
- ¿Qué consideración hace sobre lo que pasó en Brasil y si cree que, efectivamente, hubo un retroceso?
Fue un gran retroceso. La operación Lava Jato que terminó teniendo repercusiones en toda América Latina, con el caso Odebrecht, fue un gran avance del combate contra la corrupción.
Por primera vez, la gente vio a altos jerarcas de la política yendo presos en Brasil, pero también en otros países. Hay notables ejemplos en Perú, pero también Ecuador. Todos los países vieron las consecuencias de esta investigación. Desgraciadamente, ahora hay una reacción política muy fuerte en Brasil y un intento por debilitar la legislación que promueve el combate de la corrupción. Esa acción está dentro del programa del PT, el partido del gobierno brasileño.
- ¿Qué piensa del lawfare, esta idea de que a los líderes populares se los persigue porque benefician a la gente pobre?
Veo el caso claro de Brasil. En el escándalo de Petrobras, la corrupción es innegable. Petrobras oficialmente declaró que recuperó seis billones de reales por cuenta de las derivaciones del Lava Jato. Entonces los hechos son innegables. Muchas veces el lawfare es utilizado para esconder las responsabilidades.
Repito, el presidente Lula no fue declarado inocente por los tribunales, la verdad que es que fue beneficiado por una decisión que anuló la condena, con base en un supuesto error formal, que lo invalidó. En el fondo, lo que hay de hecho es una relación del regreso de la impunidad ante un hecho de corrupción.
- Planteó recién que esperaba que el resultado de Argentina en las elecciones sea como el principio de algo diferente para toda la región. ¿Por qué cree que Argentina puede ser el principio de un cambio?
Estamos asistiendo a las elecciones de Argentina con preocupación. Claro que cada país tiene su autonomía, su libertad para hacer todas sus cosas, pero el presidente Fernández tomó una serie de pasos que derivaron en un desastre económico, que da una inflación de más del 100 por ciento al año.
Con un discurso populista, muy similar al discurso del PT en Brasil. Tememos que Brasil desgraciadamente después de cuatro años de gobierno de Lula pueda seguir un camino similar. Con un resultado electoral que derrote ese modelo populista y ese fracaso económico ciertamente Brasil mostrará un aliento.
- ¿Qué piensa del juicio político a la Corte Suprema que está impulsando el kirchnerismo a toda la Corte, que el partido de gobierno quiera destituir a toda la Corte?
No estoy tan familiarizado con esa situación. Las causas necesitan garantías constitucionales. Preocupa mucho que un gobierno al final de su mandato quiera de alguna manera presionar a la Corte Suprema de Argentina.
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Antes de ese contacto con Infobae, Moro participó de un panel del seminario organizado por el presidente de la fundación, Gerardo Bongiovanni, donde expusieron el diputado nacional Ricardo López Murphy, el secretario de la Presidencia de Uruguay, Álvaro Delgado, y Daniel Córdova, del Instituto Atlántico de Gobierno, que ofició de moderador.
En esa exposición, resaltó el ex juez: “Nunca he visto un político procesado que no alegue en su defensa que sufre una persecución judicial”, y recordó todo el derrotero de la causa de Lava Jato, que tuvo una condena y el arresto efectivo de Lula preso, pero terminó con el líder del PT liberado, compitiendo por un nuevo mandato y venciendo a Jair Bolsonaro el año pasado.
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“El Tribunal Supremo Federal brasileño no anuló la condena por absolverlo, por declararlo a Lula inocente. El mismo tribunal que autorizó la prisión, primero lo liberó y luego anuló la condena, en marzo de 2021, por formalismos y tecnicismos. Esto abrió la posibilidad de que Lula pudiera volver a competir para presidente. Por supuesto que respeto la decisión del supremo tribunal brasileño, pero es una decisión con la que tengo absoluto desacuerdo y lamento que hayamos dado pasos atrás en el combate a la corrupción”, afirmó.
Según explicó el ex juez y actual senador, ahora enfrenta desde la política al PT, que “regresó para volver a aplicar políticas populistas”. Pero Moro advirtió la necesidad de separar dos cosas: los “pecados” del pasado, vinculados a la corrupción investigada durante la gestión del PT, y por otro lado “las cuestiones relativas a una conducción extremadamente infeliz y populista de la política económica de Brasil, que va a llevar a una situación difícil”.
En ese contexto recordó un chiste que había en los 90, que hablaba de que “Argentina era el Brasil de mañana” y que ese recuerdo reapareció ahora, cuando fue electo Alberto Fernández, en 2019. “Estamos observando con atención lo que ocurrirá este año y esperamos que haya un resultado positivo”.
Finalmente, el ex juez que condenó a Lula subrayó que en la región Brasil y Argentina no están solos, sino que forman parte de un grupo de países que tienen “gobiernos populistas” en América Latina que no siguen la receta de apertura económica, respeto a la iniciativa y la inversión privadas, el respeto por la seguridad jurídica y la atención del desarrollo y el crecimiento como factores centrales para la reducción de las desigualdades y la atención de los sectores más desprotegidos.
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