En diciembre del año pasado, una pareja de espías fue detenida en Eslovenia luego de una extensa investigación y un fuerte operativo de contrainteligencia nunca antes visto en ese país. A los sospechosos les secuestraron en ese momento pasaportes argentinos. Sin embargo, luego de casi tres meses de investigación, la ministra de Relaciones Exteriores de Eslovenia, Tanja Fajon, confirmó lo que se sospechaba: Maria Rosa Mayer Muños y Ludwig Gisch no son argentinos, sino rusos.
El caso tiene una trama de película, digna de una serie televisiva.
El diario The Guardian reveló información sobre el matrimonio de espías rusos, que se hacían pasar por argentinos y llegaron a la capital Ljubljana en 2017 junto a sus supuestos dos pequeños hijos alegando que escapaban de la “insegura Argentina”.
Quienes trataron a la pareja durante su aventura eslovena aseguran que aparentaban ser un matrimonio “normal” y “agradable”. Hablaban español e inglés con la mayoría de sus contactos y se disculpaban porque todavía no podían dominar el esloveno; les resultaba complicado. Los niños también hablaban en español cuando jugaban en el jardín de la casa en la que residían
Pero en realidad, eran algo más que “un matrimonio normal y agradable”. El vocero de la policía eslovena, Drago Menegalija, indicó que los sospechosos son miembros de uno de los servicios de inteligencia ruso y utilizaron documentos de identidad extranjeros obtenidos ilegalmente para vivir y trabajar en Eslovenia con identidades falsas. La forma en que accedieron a esos pasaportes es motivo de investigación en Argentina.
Para ocultar que en realidad eran espías rusos de élite, Mayer Muños abrió una galería de arte en internet, mientras que Gisch dirigía una startup informática. Así camuflaron su verdadera identidad por algún tiempo hasta que el año pasado una fuente anónima alertó a las autoridades eslovenas sobre su presencia.
En sus redes sociales, Mayer Muños se encargaba de mostrar que viajaba con frecuencia para promocionar su galería de arte en línea. Lo que los investigadores tratan de determinar aún es si realmente se dirigía a círculos artísticos o si utilizaba eso como excusa para viajar y realizar otros trabajos vinculados a sus tareas de inteligencia ilegal.
Gisch era quien utilizaba el pasaporte argentino. Decía haber nacido en Namibia en 1984. Dirigía DSM&IT, una empresa que ofrecía software de seguridad. La presencia de compañía en redes sociales no es especialmente impresionante. Su perfil de Twitter tiene menos de una decena de seguidores, uno de los cuales es el propio Gisch y otro la cuenta de la galería de arte de su mujer.
Al igual que su esposa, Gisch también aprovechaba su trabajo para viajar. Sus perfiles en redes sociales sugieren que asistió a CloudFest 2022, una conferencia en Baden-Württemberg (Alemania) que se describe a sí misma como el “evento de infraestructura de Internet número 1 del mundo”.
Dos fuentes con conocimiento detallado del caso revelaron que Mayer Muños y Gisch trabajaban para el servicio de inteligencia exterior ruso SVR. A diferencia de los agentes de inteligencia rusos “legales”, estos miembros operan sin vínculos visibles con Moscú.
Los agentes “ilegales” son aquellos que no son informados por las embajadas, como es el caso de Mayer y Gisch, quienes operaban sin vínculos visibles para Moscú. Son entrenados durante años para hacerse pasar por extranjeros y luego son enviados a otros países para penetrar en diferentes estructuras. Ni sus propios hijos, usualmente, saben que sus padres son rusos.
Una trama similar a la que protagonizan Keri Russell y Matthews Rhys en la famosa serie televisiva The Americans. Pero en la vida real.
En abril de 2022, Eslovenia -miembro de la Unión Europea y de la OTAN- expulsó a 33 rusos que trabajaban en la embajada del país en Liubliana tras la invasión de Ucrania por Moscú. Otros países realizaron las mismas expulsiones de “diplomáticos” tras el sangriento ataque ordenado por Vladimir Putin.
¿Por qué Eslovenia?
Hay una teoría que analizan los investigadores. Creen que habían sido asignados a Eslovenia porque ése país cuenta con un entorno de contrainteligencia más débil que el de muchas otras naciones europeas. Además, está situado dentro de la zona de libre circulación Schengen, lo que lo hace una base perfecta para que la pareja pudiera viajar por la mayor parte de Europa sin controles fronterizos.
La paraja lleva tres meses detenida y no ha aportado ninguna información. La semana pasada, la ministra Fajon anticipó que las autoridades van a convocar al embajador de Rusia en Eslovenia para tratar el caso.
Si Mayer Muños y Gisch son realmente miembros del SVR, será el primer caso de este tipo que se hace público desde 2010, cuando el FBI detuvo a un grupo de 10 personas en los Estados Unidos tras recibir información de un topo dentro de la inteligencia rusa.
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